Gastos sin justificar y viajes que nadie recuerda: comienza el juicio a los exresponsables de Asaja acusados de despilfarrar subvenciones
La Fiscalía pide para los antiguos dirigentes de la organización agraria en Valladolid 26 años de prisión y cuatro millones de indemnización
“No me consta, no recuerdo”, fue el miércoles una de las respuestas que más repitió Lino Rodríguez, expresidente de Asaja Valladolid al que se juzga por apropiación indebida de fondos y despilfarro de subvenciones millonarias. Rodríguez se mostró impreciso para explicar la mayoría de gastos realizados con tarjetas de débito y crédito. A preguntas del fiscal sobre los gastos en clínicas estéticas, en sexshops y en zoológicos, el acusado se mostró incapaz de recordar hechos “de hace tanto tiempo”. Rodríguez tampoco recordó gastos en viajes a París, Milán o Nueva York.
La Audiencia Provincial de Valladolid juzga desde este miércoles a la antigua cúpula provincial del sindicato agrario Asaja (Asociación de Jóvenes Agricultores). La Fiscalía reclama para los responsables de la Operación Cebada una pena de 26 años de prisión y el pago de una indemnización de casi cuatro millones de euros a Rodríguez; a su esposa, Ana de la Fuente; al exsecretario Fernando Redondo; y a Gerardo Rico, estrecho colaborador del dirigente.
El juicio ha comenzado con las defensas alegando distintas vulneraciones de los derechos de los acusados para pedir la nulidad de la causa y de las actuaciones por indefensión. El tribunal ha rechazado ambas peticiones. Lino Rodríguez, lacónico y que ha caído en constantes contradicciones, ha copado la primera vista oral. El exdirectivo ha defendido que todos los movimientos bancarios entre Asaja y las distintas sectoriales de la organización eran “absolutamente autónomas”. Y que los gastos con tarjetas expedidas por dos de estas últimas están “perfectamente justificados”. Sobre las numerosas transferencias a su cuenta, ha señalado que “seguramente” serían nóminas que le debían. Para justificar los numerosos cheques que ha cobrado (de hasta 136.000 euros), Rodríguez ha apuntado que “probablemente” son pagos relacionados con Asaja y no para lucro personal.
La investigación de lo ocurrido parte de 2013, cuando el tesorero de Asaja Valladolid, Alberto Cano, denunció a Rodríguez para aclarar el uso de una partida europea, habilitada para la formación de agricultores y ganaderos pero que jamás se tradujo en cursos. El instituto Ifycar, presidido por Lino Rodríguez y fundado para “formación y capacitación agro-rural”, obtuvo más de un millón de euros públicos entre 1995 y 2004, pero nunca operó. Dicho organismo también recibió casi dos millones desde transferencias, obtenidas mediante subvenciones, de otras sectoriales vinculadas a Asaja.
La Fiscalía sostiene que Lino Rodríguez, presidente de la organización entre 1995 y 2015, movió “sin justificación” grandes sumas entre las cuentas, incluyendo subvenciones. El ministerio público expone que el acusado percibió de Asaja y sus empresas sectoriales casi un millón de euros “sin justificación alguna” entre 1999 y 2009. El exjefe de Asaja se enfrenta a una condena de 13 años y medio de prisión, que se sumaría a una pena que cumple actualmente de dos años y ocho meses por falsedad documental y fraude en el cobro de prestaciones de la Junta de Castilla y León.
El principal acusado, que hasta 1994 ejerció un papel representativo en Asaja, ha asegurado que los directivos del grupo le ofrecieron un contrato laboral diez años después, que se formalizó con Derco. En él se especifica la categoría profesional de ingeniero técnico agrícola, pese a reconocer Rodríguez que carece de la misma. El acusado insiste en que no firmó el contrato como trabajador, y que tampoco sabe quién lo hizo, pero igualmente lo aceptó. Rodríguez, que percibía un salario superior al regulado por el convenio, ha justificado los casi 3.000 euros mensuales que percibía, una cuantía que ni siquiera se vio afectada por el recorte aplicado a partir de 2009 a todos los trabajadores de las oficinas de Asaja en Valladolid: “Se duplica el salario porque se duplica el trabajo”.
Rodríguez también ha justificado la contratación de la sociedad Sodeprín, de la que eran socios tanto él como su mujer, para tramitar todo lo relacionado con los contratos de los trabajadores ante la Seguridad Social. Asimismo, se ha desmarcado de los cobros que recibía desde Derco, otra de las entidades paralelas.
Las tarjetas bancarias
En este sentido, ha justificado las partidas en perfumería como “un detalle con conferenciantes, colaboradores, y mujeres de los directivos”, al igual que los gastos en joyerías, restaurantes y salas de cine. “Era algo asumido por todos y que se podía hacer al tratarse de una sociedad privada” ha declarado el expresidente de Asaja. En cuanto a los gastos en restaurantes en días festivos, incluso un banquete por 1.850 euros, Rodríguez ha alegado que también eran por trabajo, aunque curiosamente coincidía con la comunión de su hijo.
En la sesión de tarde, la mujer de Lino Rodríguez, Ana De la Fuente, a la que Fiscalía reclama dos años de prisión, ha sostenido que desempeñó funciones desde su asesoría para Asaja y las organizaciones sectoriales Campo Abierto y Derco con el fin de llevar cuestiones vinculadas con el impuesto de sociedades. De la Fuente se ha acogido a su derecho a no declarar cuando el fiscal le ha pedido explicaciones sobre la celebración de la comunión de su hijo y diversos pagos de viajes al extranjero con su marido.
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