Ayudar a las empresas
Llevamos ya once meses de pandemia y sectores como el turismo siguen en depresión profunda
La pandemia comenzó hace más de un año en Asia y la crisis económica provocada está teniendo efectos devastadores sobre la solvencia de una parte importante del parque empresarial. A veces hacemos demasiado compleja la economía, pero basta el concepto de partida doble desarrollado por Luca Pacioli en el siglo XV para comprender este fenómeno.
La pandemia colapsó los sistemas de salud y obligó a los gobiernos a decretar confinamientos forzosos para minimizar el número de fallecidos. Muchos sectores del sector servicios; especialmente el turismo, el ocio, la cultura y la restauración son sectores que en España tienen un peso mayor en nuestro PIB y sobre todo en nuestro empleo. Por ambas razones España ha tenido una de las mayores caídas del PIB del mundo.
El diagnóstico para diseñar el plan de política económica en marzo del pasado año fue que nos enfrentábamos a una crisis transitoria que duraría pocos meses y que tendría una recuperación rápida. Los dos pilares de actuación fueron los ERTE y los avales de créditos para empresas del ICO. La realidad es que llevamos ya once meses y esos sectores siguen en depresión profunda. Y aunque las vacunas permiten ver la luz al final del túnel tardarán muchos meses más en volver a sus niveles de actividad previos a la pandemia.
Las empresas de estos sectores han tenido caídas de ingresos que en muchos casos superan el 50%. Con los ERTE el estado alivia los costes salarios, pero tienen que seguir pagando las cotizaciones a la Seguridad Social que son aproximadamente un 30% del total de sus costes salariales. Y tienen que pagar alquileres y otros costes. La empresa entra en pérdidas, consume su liquidez y su capital y están en una crisis de solvencia.
Hacienda conoce las ventas de las empresas de 2019 por sus declaraciones de IVA. Y puede medir con precisión el impacto de la crisis. Las empresas que cotizan por módulos, un anacronismo del pasado milenio, y las que viven en la doble realidad de la economía sumergida tendrán más problemas. Habrá empresas que ya tenían problemas de solvencia en 2019 y difícilmente podrán sobrevivir a una crisis de esta magnitud.
El resto necesitan una reestructuración de sus deudas para aliviar la cuota mensual que les consume liquidez y les aumenta el problema de insolvencia. Pero además necesitan ayudas directas para dejar de tener pérdidas hasta que sus ventas se recuperen gradualmente a partir de esta primavera. Deberían poder ajustar plantillas, dentro del plan de viabilidad, sin tener que devolver las ayudas o la empresa se declarará en quiebra, todos los trabajadores irán al desempleo y el estado tendrá que asumir el coste de despido. Y además necesitarán financiación de circulante para poder aumentar sus ventas y financiar el periodo de cobro de sus facturas.
Y además hay que potenciar las pymes innovadoras con alto potencial de creación de empleo con capital expansión y potenciándolas en los fondos europeos para que crezcan en ventas. Hay vida después de las crisis, de esta también.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.