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Canarias y Baleares, donde más puestos se perdieron por la covid-19

El golpe al turismo castiga a las comunidades más dependientes de este sector, que alcanzan la cotas más altas de destrucción laboral respecto a 2019

Gorka R. Pérez
Una turista en la terraza de un hotel de Palma el pasado 24 de agosto.
Una turista en la terraza de un hotel de Palma el pasado 24 de agosto.Atienza (EFE)

El mayúsculo golpe que la pandemia ha asestado al turismo y a la hostelería ha castigado a las comunidades con más peso en este sector, como es el caso de las Islas Baleares y Canarias, donde representa más de un tercio de su PIB. Estos territorios fueron los que más empleo destruyeron, según los datos de la encuesta de población activa (EPA) publicados este jueves. Mientras que en Baleares el porcentaje de desempleados creció un 75% con respecto a 2019 tras sumar 47.000 parados, Canarias alcanzó la segunda mayor tasa de paro del país (25,2%), después de destruir más de 100.000 puestos de trabajo.

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Las caras del golpe de la covid al mercado laboral

Las restricciones impuestas por las autoridades para tratar de frenar la expansión de la covid ha supuesto un lastre para la economía. Los territorios con más actividad turística han sido los más golpeados. Canarias y Baleares, las dos joyas turísticas españolas, han sufrido especialmente el impacto de la pandemia por las limitaciones de movimientos que ha supuesto un obstáculo casi infranqueable para el turismo, según confirman los datos de la encuesta de población activa (EPA) correspondientes al cuarto trimestre de 2020, y que permiten hacer un balance de la evolución del empleo en el año de la covid. La ocupación en Canarias se redujo un 12% durante el año pasado y Baleares perdió el 8,12% de sus puestos de trabajo.

El caso de Canarias es paradigmático. La temporada turística del archipiélago empieza en otoño y se prolonga durante el invierno, justo cuando la segunda ola empezó a despegar. Las autoridades canarias intentaron crear un corredor seguro para evitar cortar el flujo de turistas, y durante algunas semanas, lograron controlar la epidemia reduciéndola a brotes aislados. Pero la dureza de la situación en otros países europeos —Reino Unido, Francia y Alemania decidieron restringir los vuelos— y la dificultad para controlar el virus han terminado de trastocar los planes y dejado los hoteles canarios semivacíos en una época en que otros años estaban repletos de ingleses, franceses y alemanes.

Para dar una idea de la sangría laboral en el archipiélago, en Canarias se perdieron 112.800 puestos de trabajo durante el año pasado, más que en Madrid y algo menos que en Cataluña teniendo mucha menos población.

Baleares, el otro gran destino turístico español para los visitantes extranjeros, también ha sufrido la sacudida del virus. La verdadera dimensión de la hemorragia laboral se avista en el número de parados que presenta el territorio, 47.200 desempleados más en el año o lo que es lo mismo un aumento del 75% respecto al final de 2019, y tres veces más de los que se contabilizaron en el tercer trimestre del año pasado. La cifra de paro de las islas mediterráneas se situó en el 17,3% a cierre del año, por encima de la media nacional cuando antes de esta crisis era una de las comunidades más dinámicas. De hecho, las cifras reflejan que Baleares es el territorio donde más ha crecido la tasa de paro, 7,4 puntos porcentuales en solo un año.

Cuatro excepciones

Las cifras del INE reflejan las imágenes de los hoteles cerrados y los aeropuertos vacíos que se acumularon principalmente durante los meses de verano, y que a pesar del relajamiento de las restricciones impuestas a la movilidad por muchos de los países emisores —Reino Unido, Alemania y Francia—, no ha sido suficiente para revertir la situación.

Hay comunidades donde sorprendentemente se ha creado empleo durante el año de la pandemia. Son Extremadura, Murcia y La Rioja. En ellas, además, se ha reducido la tasa de paro. La explicación estadística a este fenómeno en plena crisis se debe al aumento de las contrataciones de trabajadores públicos para tareas sanitarias y educativas. La mayoría de las autonomías han aumentado el número de empleados públicos para tratar de reforzar hospitales, centros de salud y agilizar la educación a distancia. Pero solo en estas pocas regiones el aumento de los empleados públicos ha sido mayor que la destrucción de empleo privado.

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Sobre la firma

Gorka R. Pérez
Es redactor de la sección de Economía y está especializado en temas laborales. Ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EL PAÍS. Antes trabajó en Cadena Ser. Es licenciado en Periodismo por la Universidad del País Vasco y Máster en Información Económica de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo.

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