El FMI alerta de daños duraderos de la crisis del virus sobre empresas, familias y Estados
“Los riesgos a la estabilidad financiera se han mantenido por ahora bajo control. Pero nada asegura que esto vaya a seguir siendo así”, aseguran los economistas del organismo
Rebajas de calificación crediticia a las empresas más endeudadas, quiebras de los gigantes estatales chinos, presiones sobre las familias vulnerables si se les retiran las ayudas antes de tiempo, una bola creciente de préstamos impagados a los que la banca deberá hacer frente y un mar de deuda en la que van a nadar los Estados… El Fondo Monetario Internacional (FMI) alerta en su última actualización del informe sobre estabilidad financiera de los previsibles daños que la pandemia amenaza con infligir a empresas (tanto bancos como no financieras), hogares y países.
Basta echar un rápido vistazo a las grandes cifras globales de los últimos 12 meses para deprimir al más animado. La deuda global ―la que arrastran tanto los entes privados como los Estados―, escaló a finales del año pasado hasta los 277 billones de dólares (unos 230 billones de euros), según calculó el Instituto de Finanzas Internacionales. O, lo que es lo mismo, el 365% del PIB global. Además, está previsto que en torno a 90 millones de personas caigan en la pobreza extrema a lo largo de 2020, el año aciago del coronavirus, y 2021. Y la posición fiscal de la mayoría de Haciendas Públicas del planeta se ha vuelto mucho más precaria tras inyectar billones y billones en la economía para luchar contra la pandemia. Pero las cosas pueden no quedarse ahí. E ir a peor.
“Los riesgos a la estabilidad financiera se han mantenido por ahora bajo control. Pero nada asegura que esto vaya a seguir siendo así”, escriben en el blog del FMI Tobias Adrian y Fabio Natalucci, responsables del departamento de Mercados Monetarios y de Capital.
El FMI insiste en que el despliegue de las vacunas ―que será muy desigual entre regiones del mundo― permite un subidón de optimismo en este año que acaba de empezar. Pero eso no quiere decir que el panorama esté despejado de riesgos, que, como señala el documento publicado este miércoles, “amenazan la estabilidad financiera en algunos sectores y países”. Los técnicos del Fondo también alertan de una posible corrección en el precio de los activos si los inversores empezaran a apostar por un crecimiento desigual entre países y sectores.
Pero lo más interesante del documento presentado este martes no son las grandes cifras macroeconómicas, sino las referencias a agentes concretos como familias y empresas. “Pese a que los problemas de solvencia se han visto por ahora limitados, sigue habiendo riesgo en las empresas no financieras”, asegura el Fondo. Sus economistas alertan sobre los llamados ángeles caídos ―compañías cuyos bonos pierden el grado de inversión y se convierten en especulativos, los famosos bonos basura―, cuyo número se ha triplicado desde la irrupción de la pandemia. “Su potencial para crecer es elevado en regiones como la UE y EE UU”, añade el documento. Sobre China, el FMI alerta del delicado equilibrio financiero de sus grandes conglomerados estatales. En el último año, en el último año han suspendido el pago de su deuda al menos 11 grupos, un claro aviso sobre las debilidades del sistema financiero del gigante asiático.
En definitiva, el organismo que encabeza Kristalina Georgieva concluye que la salud del tejido empresarial global depende de la evolución y duración de la pandemia. “En el caso de que los inversores reevaluaran las perspectivas de crecimiento, las presiones de liquidez y el riesgo de que estas se transformen en insolvencias podrían resurgir”, asegura.
No tienen un panorama más despejado las familias de medio mundo. Hasta ahora, los problemas de los hogares más castigados por la pandemia se han visto amortiguados por el apoyo de los Estados, así como por los bajos tipos de interés que hacen menos pesada la carga de su deuda. “Pero las familias más pobres se han visto más afectadas que el resto. Esto hace pensar que los problemas financieros aumentarán si se retiran las ayudas públicas demasiado pronto o hay una recuperación económica incompleta”, continúa.
Los bancos, por último, son otra fuente de preocupación, pese a que por ahora la crisis sanitaria no haya mutado hacia una financiera. “Los retos que afrontan para mantener la rentabilidad, especialmente en un escenario de bajos tipos de interés, siembran la duda sobre su capacidad o voluntad para seguir prestando en los próximos trimestres”, dicen los expertos del Fondo, que temen que las entidades empiecen a restringir el crédito por el aumento de fallidos que se les viene encima.
Como ya han repetido en otras ocasiones, los responsables del FMI insisten en que sigue siendo necesario el apoyo de Gobiernos y bancos centrales a la estabilización de la economía hasta que se divise una recuperación sólida. “Hace falta construir un puente que permita llegar al momento en el que las vacunas estén ya disponibles para todos, y esto implica asegurar la liquidez a familias y empresas, y mantener bajo control los riesgos financieros”, concluyen.
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