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Bizum pone contra las cuerdas al dinero en efectivo

La ‘start-up’ de la banca española espera alcanzar los 20 millones de usuarios y llegar a 18.000 comercios este año

Un usuario utiliza la aplicación de Bizum para comprar en un comercio electrónico.
Un usuario utiliza la aplicación de Bizum para comprar en un comercio electrónico.Santi Burgos

Con cuatro años de funcionamiento ha conseguido calar en el lenguaje cotidiano: “Hacer un bizum, enviar un bizum”. Esta plataforma de pagos entre particulares y de comercio electrónico a través del teléfono móvil cuenta ya en España con 13,6 millones de usuarios y en 2020 ha crecido a un ritmo de 20.000 altas al día, con un volumen de transacciones desde que comenzó a operar de 14.000 millones de euros (10.200 millones solo en el año pasado). Una auténtica revolución para competir con el dinero en efectivo en numerosas transacciones diarias.

La palabra Bizum salió de un laboratorio de marketing para unir dos conceptos: el prefijo bi en referencia a dos, a la interacción de unos con otros, y zum por su rapidez. Se trata de hacer transferencias inmediatas entre particulares o en comercios electrónicos con el uso de un teléfono inteligente asociado a una cuenta bancaria. Pero no es necesario saber la cuenta; el número de teléfono es suficiente.

La inmediatez y el uso del teléfono lo diferencian de las más tradicionales transferencias bancarias, además de algunas limitaciones de cantidades. El importe medio en las transacciones de Bizum ronda los 48 euros, frente a los 1.200 euros en las transferencias. Actualmente, entre particulares, permite operaciones desde 0,50 hasta 1.000 euros, mientras que no existe límite si se está comprando en un comercio electrónico. Ya son más de 8.000 los establecimientos que permiten cobrar a través de este sistema.

Su actividad empezó en octubre de 2016 y su gestación carece del glamour de muchas start-ups. El Banco Central Europeo (BCE) y el Banco de España instaron en 2015 a la banca española a “lanzar un sistema de transferencias inmediatas lo más amigable y cercana posible, y de ahí nació un año más tarde Bizum”, explica Ángel Nigorra, director general de la compañía. “Su gran ventaja es la universalidad, ya que el 98% de los bancos españoles tienen este servicio disponible para sus clientes. Han sido realmente los usuarios los que han vendido el servicio a otras personas en un crecimiento exponencial desde su implantación”.

Los jóvenes forman el grueso de usuarios. Los más numerosos (28%) se encuentran en edades comprendidas entre los 25 y los 34 años, seguidos por los de 35 a 44 años, con el 25%, y los de 18 a 24 años, con un 20%. El resto son mayores de 45 años.

Con la práctica totalidad de la banca española de accionista, el sistema es bastante singular. En su modelo de negocio, los usuarios no pagan nada y es Bizum que cobra una tarifa a los 26 bancos propietarios. “Nuestro principal objetivo no es el beneficio, sino dar un buen servicio sostenible a los bancos y proponer nuevas iniciativas. Tenemos previsto dar beneficio en 2021, ajustándonos al plan trazado previamente”, argumenta Ángel Nigorra.

Tampoco cuentan con un presupuesto de inversiones porque Bizum se sirve de la tecnología, de las plataformas y de las infraestructuras interbancarias de sus creadores. Así, en la compañía trabajan únicamente seis personas cuya principal misión es la de coordinar los equipos de las distintas entidades financieras para que todo funcione correctamente.

La originalidad de Bizum respecto a otros sistemas de pago por móvil se encuentra en unir el teléfono móvil a la cuenta corriente, frente a la mayor parte de sistemas que lo vinculan a las tarjetas de crédito. A su director general también le parece un hito este proyecto de colaboración e innovación dentro de la banca española que ha merecido varios premios del mundo fintech (finanzas y tecnología). “Con la excepción de los países nórdicos, en los que apenas se maneja dinero en efectivo, Bizum se ha convertido en el caso de éxito más significativo en el resto de Europa”, explica Nigorra.

Un éxito que también ha venido de la mano de las donaciones realizadas por los usuarios. La pandemia las ha disparado hasta las 285.000, con un volumen total de 10,8 millones.

Competidores

Las previsiones de Bizum para este año son muy ambiciosas: espera alcanzar los 20 millones de usuarios, 22.000 millones en transacciones y 18.000 comercios online. El director general de la compañía explica sus proyectos para 2021: “En 2020 hemos empezado con el pago presencial en Loterías, por lo que el usuario puede acudir a su administración tanto para pagar apuestas como para cobrar premios de forma inmediata. El otro gran proyecto “es el de los pagos entre empresas y particulares a través de Bizum”.

Una de las preocupaciones ante los competidores viene de la legislación europea, que permite a un tercero realizar pagos contra su cuenta bancaria. Una apertura que, sin embargo, no es recíproca en casos como los sistemas de pagos de los teléfonos de Apple o de Samsung, entre otros. Por eso piden unas reglas de juego homogéneas para poder competir en igualdad de condiciones. Tal vez, la mayor amenaza para Bizum sea WhatsApp Pay, un sistema de pagos a través de esta aplicación que fue cerrado en Brasil tras una semana de funcionamiento y que ha estado en pruebas en la India. Se estima que podría desembarcar en España este año.

Tarjetas sin números

Los sistemas de pagos en el mundo están en plena revolución y la covid-19 no ha hecho sino acelerar esos procesos que se esperaban más pausados. Un reciente análisis de la firma Ingenico apunta cuatro nuevas tendencias que cobrarán fuerza este año. En la primera destacan el uso cada vez mayor del móvil para el pago. Además, se harán más habituales las tarjetas bancarias sin números, que serán sustituidas por tokens (unidad de valor emitida por una entidad privada). También se impulsarán los llamados "pagos invisibles", donde no se necesita ningún tipo de interacción para realizar la transacción, ya que a través de distintos dispositivos se van sumando los costes de las compras para cargarlos en la cuenta. Por último están los sistemas biométricos sin contacto, a través de la huella dactilar o por medio de reconocimiento facial.

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