Mochilas para el cambio
Hemper produce y vende bolsos y otros accesorios hechos de fibra de cáñamo en Nepal
Hemper nació en 2016 con muchas ganas y valores y, como dice Alex Pastrana, uno de sus fundadores, poco dinero y ninguna experiencia. Al principio solo tenían una idea y 1.000 euros. Ahora, los responsables de esta marca de mochilas hechas de fibra de cáñamo en Nepal se esfuerzan para que la empresa crezca, a la vez que promueven el desarrollo socioeconómico del lugar, defienden el medio ambiente e impulsan la moda sostenible. En 2019 facturaron cerca de 400.000 euros y acaban de captar 350.000 euros en su primera ronda de financiación.
Hemper es una empresa joven, fundada por jóvenes y marcada por dos hitos. El primero fue la amistad entre Pastrana y Carlos Sandoval, otro de los fundadores. Sandoval cursaba el grado de Liderazgo Empresarial e Innovación de la Universidad de Mondragón, y Pastrana, que estudiaba Bioingeniería, estaba muy interesado en las clases de su amigo. “Desde el principio me quise vincular a todo lo que él hacía”, cuenta en la sede de la empresa en Madrid.
El segundo fue su viaje a Nepal durante el verano de 2015. En ese primer viaje, y acompañado de su amigo Gonzalo Martín, que también se involucró en el proyecto, descubrió las mochilas de fibra de cáñamo. Ya de vuelta, le contó a Sandoval que una manera de materializar el compromiso que había adquirido con el país era traer el producto y comercializarlo. Dos amigos más se sumaron a la aventura: Gloria Gubianas, que también había estado en Nepal, y Manu Sierra. “Nosotros en vez de elegir una ONG, elegimos la empresa como vehículo para generar impacto a largo plazo”, cuenta Pastrana.
Obtienen la fibra de cáñamo de proveedores grandes de comercio justo, y pequeños a los que acompañan en su formación empresarial y trabajan con manufactureros locales. “Nuestra misión no es hacernos ricos, es contribuir al desarrollo social y económico de Nepal al mismo tiempo que impulsamos la moda sostenible”, afirma Pastrana.
Sus inicios fueron complicados y lamenta la escasa ayuda que reciben los emprendedores, sobre todo, aquellos de impacto social. En su caso, encontraron un aliado en el entorno digital, que sigue siendo su principal punto de venta, aunque cuentan con una pequeña tienda en Madrid. “Cuando nosotros llegamos casi ninguna empresa ponía sus anuncios en Facebook e Instagram. Esto es lo que hizo que Hemper creciera los primeros años”, dice el joven.
Aún están en números negativos, pero prevén entrar en beneficios entre este ejercicio y el próximo. Eso sí, no quieren adelantar ese punto sacrificando su filosofía empresarial. “El modelo que nos gusta es el integral de impacto. Es decir, generamos impacto en toda la cadena de valor, desde que nace la planta de cáñamo hasta que el consumidor tiene su producto”, relata Pastrana. En su horizonte más cercano está el lanzamiento de una colaboración con la marca de moda Springfield.
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