Casi el 60% de los coches de segunda mano que se venden en España tienen más de 10 años
El mercado de segunda mano agrava el envejecimiento del parque, lo que dificulta la reducción de la contaminación
El 57% de los coches de segunda mano que se venden en España tienen más de diez años de antigüedad. Ese protagonismo, sumado a la caída del mercado de vehículos nuevos, está agravando el envejecimiento del parque de automóviles que, en 2018, según los datos de la patronal europea de fabricantes (ACEA, por sus siglas en inglés), se situó en los 12,4 años. Los vendedores ven en ese dato un punto en contra para rebajar la contaminación y llevan años reclamando incentivos para renovar la flota y enviar los coches más viejos a achatarrar.
Impactada por la crisis y la caída de capacidad adquisitiva, la edad media de los vehículos en la Unión Europea (UE) ha crecido en los últimos años. Pero España está lejos de los 10,4 años de antigüedad promedio con que cuenta el conjunto de la UE y se sitúa en ratios más próximos a los países periféricos que a Alemania y Francia, con medias inferiores a los diez años. Para conseguir esas edades promedio se ayudan de potentes mercados de vehículos de segunda mano, que tienen mucho más peso que el español, donde en 2019 por cada coche nuevo que se matriculaba, se transferían 1,7 de segunda mano. En Alemania, ese multiplicador era de 2,2 y en Reino Unido (ocho años de media), era de 3,5.
Otro punto diferencial es la antigüedad de los turismos que salen al mercado de segunda mano cada año. De los 2,2 millones que se transfirieron el año pasado, un 26% tenían entre 10 y 15 años y otro 31%, más de 15. Representan más del doble que el segmento de hasta tres años (21,6%) pese a que son coches que pierden el aval de las financieras de automóviles, que dejan de sustentar su venta con créditos, pero cuyo mercado resiste por los acuerdos entre particulares, muchas veces apoyados por anuncios en Internet.
“El coche tiene tres mercados distintos: el del comprador que quiere uno nuevo, el que busca un seminuevo (hasta 48 meses de antigüedad) y el del mileurista”, afirma Manuel Berrocal, un empresario dedicado a la compraventa de vehículos de segunda mano que opera en Andalucía y Extremadura, quejoso por el daño que ese mercado “no profesionalizado” está haciendo a las compañías especializadas. Los coches de más de 15 años fueron los que registraron en 2019 el mayor volumen de ventas y uno de los que más creció (un 6,9%). Solo le superó la franja de 3 a 5 años: un 15,6% más, pero con la mitad de volumen.
“El porcentaje de coches de más de diez años es excesivamente alto, pero tenemos que fijarnos en el tipo de cliente. Está directamente relacionado con el poder adquisitivo”, explica Antonio García, responsable de DasWeltAuto, la marca que utiliza Grupo Volkswagen en el mercado de la segunda mano. Coincide con él Gerardo Pérez, el presidente de la patronal de concesionarios, Faconauto. “Aquí tenemos dos problemas. Uno es una renta per cápita baja, de unos 24.000 euros, que lleva a prolongar el tiempo de tenencia del mismo coche, y el otro que no tenemos las condiciones necesarias para que los vehículos más viejos, en vez de que vuelvan al mercado, acaben achatarrados”, dice.
Su reivindicación no es nueva. El sector del automóvil lleva años demandando al Gobierno incentivos para desballestar los vehículos más antiguos. Aseguran que las experiencias en País Vasco y Galicia han dado resultados y que, si se pretende reducir las emisiones contaminantes, la renovación del parque es la vía. El último plan estatal que preveía esa opción es de 2016. Pero el sector insistirá en su recuperación en la propuesta que prevé plantear en los próximos días al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. Es uno de sus principales caballos de batalla para potenciar el mercado de vehículos del segundo mayor fabricante europeo.
Raúl Palacios, presidente de Ganvam, la asociación que aglutina talleres y vendedores, considera que en España ha cambiado la imagen acerca de la adquisición de vehículos de segunda mano, pese a que cuenta con un sector “menos profesionalizado” y en el que “el coche usado era el patito feo de los concesionarios oficiales”. “Ha habido un cambio de percepción, porque antes adquirir un coche de segunda mano era una cuestión forzosa y ahora está convirtiéndose en símbolo de compra inteligente e, incluso, de componente aspiracional. Permite acceder a vehículos que proyectan una mejor imagen”, apunta.
En el sector hay optimismo sobre la evolución de las ventas de coches usados. Aunque algunos, más allá de la mejora de imagen, la vinculan al mal momento que atraviesan las ventas de vehículos nuevos, que el año pasado cayeron un 4,8% en España. La necesidad de no alejarse de los objetivos del ejercicio obliga a marcas y concesionarios a realizar automatriculaciones para quitarse de encima existencias, un producto que va directamente al concesionario de segunda mano. “El 25% de nuestros vehículos son de kilómetro 0 —los que acostumbran a autocomprarse los concesionarios— y, en los últimos meses, incluso un porcentaje superior”, afirma Berrocal.
Gerardo Pérez sostiene que el crecimiento del mercado va a llegar también por el desarrollo en los últimos años de los vehículos contratados a través de métodos como el leasing, lo que provoca la renovación de vehículos y la posterior entrada en el mercado de segunda mano. “Nunca habíamos podido entrar porque no había apenas oferta, pero ahora va a rejuvenecer el mercado del coche usado”, apunta. Desde Ganvam, Palacios asegura que un fenómeno similar va a ocurrir con los coches eléctricos de segunda mano, que van a llegar al mercado de segunda mano cuando se empiecen a renovar las flotas del coche compartido. En el primer día de enero ya se dio ese fenómeno, al crecer la oferta un 63%.
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