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El millonario negocio de las despedidas de soltero

España se ha convertido en una potencia en la celebración de eventos previos a la boda, una actividad que mueve más de 300 millones de euros

Despedida de soltera en un autobús.
Despedida de soltera en un autobús. Felipe Hernández

Decir adiós a la soltería se ha convertido en España en un pujante negocio, no exento de polémica, que está arrojando cifras millonarias y no para de crecer. Fuentes del sector de la hostelería y la restauración aseguran que mueve más de 300 millones de euros, lo que es el equivalente a la facturación en nuestro país de compañías como Burger King o la farmacéutica Merck. España se ha convertido así en el paraíso de las más de 300.000 despedidas de soltero que se celebran cada año, un destino que, según la Federación de Asociaciones de Ocio Nocturno de España, es la primera potencia mundial en ocio y espectáculos.

Al calor de esta diversión, se ha multiplicado la creación de agencias de viaje y páginas web que ofrecen este producto en cualquier comunidad autónoma. Y es que el pastel a repartir es muy atractivo. Con las 167.613 bodas, que según el INE se celebraron en España en 2018, el sector asegura una clientela cercana a los 300.000 usuarios, dispuestos a desembolsar más de 100 euros por una jornada inolvidable apuntalada, eso sí, por miles de likes en tiempo real en las diferentes redes sociales. Los componentes de los grupos que celebran el paso de la soltería al matrimonio de un amigo oscilan entre las 8 y las 14 personas.

Un presupuesto que, si incluye alojamiento, puede alcanzar hasta los 200 euros por persona, “algo muy normal cuando las despedidas son en ciudades donde vienen invitados de diferentes provincias”, como apunta Davinia Rosales, de Eventos Málaga. “En estos casos no es extraño que celebren tres despedidas: una por cada novio y otra conjunta de preboda, para que se conozcan los invitados”, añade Rosales. Los destinos más demandados para estos eventos son Granada, Valladolid, Benidorm, Valencia, Madrid, Málaga, Salamanca, Barcelona y Mallorca.

El fundador de Big Eventos, una de las agencias de referencia de este negocio en Madrid, Javier García, apunta que se trata de un negocio muy repartido y de pequeños márgenes para todos. “De marzo a octubre realizamos cerca de 2.000 despedidas, con grupos de 10 personas, que nos arrojan un margen de beneficios del 15% sobre los ingresos”. Un café para todos en el que ganan también los bares, por ejemplo, del centro de Madrid, “que están encantados de llenar el local en tramos horarios como las seis de la tarde, en los que la clientela es más floja si no es por este tipo de clientes”, explica García.

Y es que ir de bares o realizar actividades que van del sumo al paintball son algunas de las casi infinitas opciones de una despedida, que en la actualidad se han convertido en propuestas abiertas hasta el amanecer. Si ponemos en marcha el contador del gasto, nos saldría el siguiente retrato robot de una despedida al uso: la jornada suele empezar con una fiesta de la belleza o beauty party con un coste medio de 39 euros, o en su defecto una combinación de spa más masaje por 28 euros; la fiesta puede continuar con un paseo en limusina previo pago de 10 euros por persona; una yincana de cañas por 13 o una actividad de escape room valorada en 20 euros; más tarde llegaría la cena con espectáculo (50 euros de media). Los espectáculos eróticos están siendo desplazados por las experiencias multiaventura, pero para quien aún elija esta opción, el coste de una stripper o boy por una actuación de entre 10 y 15 minutos es de entre 150 y 200 euros.

Para el profesor de IE Business School Gildo Seisdedos, el crecimiento de la industria del ocio y eventos es imparable en España, con formatos de este tipo como respuesta al ocio digital adictivo. “La gente joven sale mucho menos porque quedan para jugar desde casa con las propuestas de e-gaming. Y cuando lo hace, por la necesidad de interactuar, invierte más recursos, buscando alternativas muy icónicas que después colgará en sus redes sociales”, explica.

Si el evento prenupcial se celebra en una ciudad diferente, habrá que añadir los gastos de autobús, tren o avión, más la estancia en apartamentos. En ciudades como Benidorm, la estancia puede llegar a ser de varios días, según Toni Mayor, presidente de la patronal hotelera de la Comunidad Valenciana: “Recibimos casi todas las semanas grupos de británicos, españoles, belgas, franceses y portugueses que solo pueden alquilar apartamentos por decisión estratégica del sector hotelero. Las despedidas suponen un gasto medio de 200 o 250 euros”, agrega.

Benidorm se ha convertido en lo que el presidente de la patronal hotelera califica como “el paraíso de las despedidas”, donde los jóvenes solo buscan pasarlo bien. “Es un turismo que deja ingresos, que repetirá como turista en un futuro y que no da grandes problemas”, sostiene Mayor. Aunque indica que, en ese caso, “ahí están las ordenanzas, las multas y la policía”.

Quejas vecinales

Es el caso de ciudades como Logroño o Granada, cuyos vecinos se quejan del ruido excesivo, disfraces de mal gusto o borracheras a destajo. Para Antonio García, secretario general de la Federación Provincial de Empresas de Hostelería y Turismo de Granada, la solución pasa “por permitir aquellas que estén profesionalmente organizadas y en espacios reglados”, ya que reconoce que es un turismo que deja dinero y que en su ciudad, con alrededor de 100 despedidas anuales, suponen una fuente de ingresos importante.

Otra de las soluciones, y que no hace sino engordar este negocio, es el alquiler de fincas o complejos a las afueras de las ciudades. Son despedidas, cuentan desde Big, “de un día completo multiaventura (paintball, fiestas en barco, cenas temáticas, discoteca…) a un coste entre 80 y 125 euros, porque el usuario medio (de 26 a 35 años) busca, sobre todo, diversión en grupo”. A la caja de las despedidas de solteros se suman ahora las despedidas de casados, clientes que apuestan por contratar en grupo, cena y espectáculo (50 euros), para dar la bienvenida al divorcio.

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