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MásMóvil y Digi ganan 700.000 líneas a costa de Movistar y Orange en 2020

Casi nueve millones de clientes cambiaron de compañía de móvil e Internet

Una usuaria de telefonía comprueba las tarifas de MásMovil en Madrid.
Una usuaria de telefonía comprueba las tarifas de MásMovil en Madrid.VICTOR SAINZ (EL PAÍS)
Ramón Muñoz

Ni siquiera la pandemia del coronavirus ha impedido que las compañías de telecomunicaciones hayan seguido manteniendo una guerra encarnizada por hacerse con los clientes de los rivales en 2020. Gracias a la portabilidad, el procedimiento regulado que permite pasarse a otro operador de forma gratuita y conservando el número, casi 9 millones de clientes cambiaron de compañía telefónica. El ganador absoluto de esa guerra comercial fue, una vez más, MásMóvil, que logró arrebatar a sus rivales 263.000 líneas de móvil y 204.000 de fijo y banda ancha (ADSL y fibra óptica). Pero ya pisándole los talones, se lleva la plata Digi, el operador móvil rumano que, pese a no tener red propia, captó 198.000 abonados de móvil y 37.500 de fibra, según cifras provisionales del sector a las que ha tenido acceso EL PAÍS. En el lado de los perdedores, Orange y Movistar perdieron conjuntamente más de un millón de línea en el año.

Con todo, la crisis sanitaria tuvo una incidencia importante en los cambios de compañía, después de que el Gobierno prohibiera todas las portabilidades en el decreto en el que declaró el estado de alarma el pasado 14 de marzo, con el fin de evitar desplazamientos de técnicos a los domicilios. A comienzos de abril, se corrigió parcialmente esta medida levantando la prohibición a las portabilidades móviles, que se realizan informáticamente, y restringiéndola solo a las fijas, en las que sí se necesita una instalación en los hogares u oficinas. No sería hasta el 26 de mayo cuando se normalizaron los cambios de compañía, eliminando todas las prohibiciones.

Como consecuencia, en 2020 se portaron a otra compañía 6,6 millones de líneas móviles y 2,1 millones de fijo y banda ancha por este procedimiento, ligeramente por debajo de los 9,6 millones (7,3 millones de móvil y 2,3 millones de fijo) que lo hicieron en 2019.

La prueba de la importancia de la portabilidad en el panorama de las telecomunicaciones es que cada año se cambian de compañía cerca del 10% del total de líneas, un fenómeno inédito en otros sectores de servicios como banca, seguros o energía. En total, en España hay 54,9 millones de líneas móviles, lo que supone un 1,5% más que hace un año. En banda ancha fija hay un parque de 15,65 millones, de las que más de 11 millones son de fibra óptica, según las últimas cifras de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC).

MásMóvil y Digi tienen varias cosas en común frente a sus tres rivales históricos (Movistar, Orange y Vodafone). Basan su éxito en planes de tarifas sencillas y asequibles, no suelen recurrir a ofertas y promociones que luego no se mantienen en el tiempo y, sobre todo, no tienen una oferta televisiva propia. Con esas armas, han basado su crecimiento explosivo en los últimos años precisamente en arrebatar clientes a sus rivales porque, en un mercado maduro como el español el número de nuevos hogares es reducido, por lo que la batalla comercial se centra en el “robo” de los abonados ajenos.

El grupo MásMóvil, que opera a través de varias marcas (Yoigo, Pepephone, Lebara, LlamaYa y la propia MásMóvil), culminó en 2020 su ascenso a costa de los tres grandes operadores, aunque a un ritmo de crecimiento inferior al de 2019, en el que consiguió restar a sus competidores 427.000 líneas de móvil y 255.000 de fibra, 170.000 más que las logradas este año. El operador amarillo abandonó la Bolsa española el pasado mes de noviembre, tras ocho años de cotización, al triunfar la opa lanzada por los fondos de capital riesgo KKR, Cinven y Providence, que le otorgan una valoración de 3.000 millones de euros.

Un coche de instalación de Digi.
Un coche de instalación de Digi.Ramón Muñoz Moya (EL PAÍS)

El año de Digi

No obstante, 2020 fue el año de Digi, el operador rumano que, gracias a la capilaridad de las miles de pequeñas tiendas de barrio y locutorios que comercializan su marca, unas tarifas agresivas y una atención al cliente personalizada, ha sabido ganarse la confianza no solo del mercado inmigrante sino del cliente nacional. Ya ha superado los 2,2 millones de líneas de móvil y los 168.000 de fibra, aunque su oferta no cubre todo el territorio nacional y opera con la red de Telefónica.

La práctica totalidad de los clientes que ganaron MásMóvil y Digi, los cedieron Orange, que perdió 412.500 líneas de móvil y 35.100 de banda ancha; y Movistar, que restó 266.500 líneas móviles y 350.400 de fijo. La apuesta por el cliente de valor con paquetes que incluyen el fútbol no ha dado resultados, al menos en ganancia de clientes que se fugan buscando tarifas más asequibles.

El brusco giro en la estrategia comercial de Vodafone ha dado sus frutos pasando de ser la compañía que más clientes perdía a manos de sus otros rivales en 2019, a estar casi en positivo en 2020. En este año, la compañía británica solo cedió 15.800 líneas móviles y 2.300 de fijo. Las fuertes promociones de Vodafone bajo el paraguas de los datos ilimitados y la apuesta por las series y, sobre todo, la buena acogida de Lowi, su marca low cost han permitido a la operadora de la coma blanca frenar en seco la sangría de clientes sufrida desde que decidió renunciar a ofrecer el fútbol por su baja rentabilidad, dejando en solitario a Movistar y Orange con el pago de los derechos.

Euskaltel no ha tenido la misma suerte. El operador de cable vasco -propietario también de la gallega R y la asturiana Telecable- pese a lanzarse a todo el territorio nacional con una agresiva campaña de marketing para publicitar su marca Virgin, solo consigue ganar 47.700 líneas móviles y 2.500 de fibra en todo el año.

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Sobre la firma

Ramón Muñoz
Es periodista de la sección de Economía, especializado en Telecomunicaciones y Transporte. Ha desarrollado su carrera en varios medios como Europa Press, El Mundo y ahora EL PAÍS. Es también autor del libro 'España, destino Tercer Mundo'.

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