La presión fiscal en la OCDE se redujo antes de la pandemia por primera vez en una década
El organismo alerta de que la ratio bajará con más intensidad este año por el impacto de la covid-19
La pandemia del coronavirus ha resaltado la importancia de lo público: a más músculo de los Estados, más ayuda se ha brindado a la sociedad tanto en términos sanitarios como de apoyo a rentas y empresas. Y eso que antes de la llegada del virus la presión fiscal promedio de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) descendió por primera vez en una década, aunque levemente: en 2019, tras 10 años de alzas constantes, los ingresos tributarios promedio del club se situaron en el 33,8% del PIB, una décima menos que en 2018. El organismo con sede en París alerta de que esta ratio seguirá bajando con más intensidad este año, debido a la dureza con la que la crisis sanitaria se ha convertido en recesión económica.
“Esperamos ver disminuciones mucho más pronunciadas el próximo año, cuando el impacto de la covid-19 sea más evidente. En algún momento, cuando la crisis sanitaria haya pasado y la recuperación económica esté en marcha, los Gobiernos deberán reconsiderar si sus sistemas fiscales están a la altura de los desafíos del entorno pospandémico“, ha señalado Pascal Saint-Amans, director del Centro de Política y Administración Fiscal del club de las economías avanzadas.
El descenso registrado en 2019 se debe a que 15 países de los 35 de los que se tiene información actualizada redujeron la presión fiscal de forma más pronunciada que las subidas experimentadas en el resto de países, según los datos provisionales que publica este jueves la OCDE. En el grueso de los casos, se debió a que los ingresos crecieron menos que el PIB nominal.
Los mayores retrocesos se registraron en Hungría, con una caída de la presión fiscal de 1,7 puntos porcentuales, Islandia (1,1 puntos) Bélgica y Suecia (un punto). Entre los países que han registrado incrementos, el mayor ha sido en Dinamarca (dos puntos) por una recaudación más elevada de lo esperado de los impuestos sobre la renta; en los demás las subidas han sido tímidas, por debajo del punto porcentual. En España, la ratio se ha mantenido en el 34,6%, por encima de la media de la OCDE pero inferior a la eurozona.
Si la perspectiva temporal se amplía, hasta 31 países de la OCDE registraron en 2019 una presión fiscal superior a la que tenían en 2009, con Grecia, Japón y Eslovaquia liderando los incrementos, aunque Dinamarca es el país con la ratio más elevada (46,3%). En los otros seis países de los 37 que conforman el organismo, las reducciones más relevantes se dieron en Irlanda, con cinco puntos, y más de tres en Hungría.
En 2018, el último año con datos disponibles para todos los países miembros, las cotizaciones sociales tuvieron el mayor peso en el conjunto del sistema (25,7% de media), seguidas por los impuestos sobre la renta (23,5%) y el IVA (20,4%). El impuesto sobre sociedades supuso un 10%, tras registrar crecimiento paulatinos desde 2014, pero sigue todavía lejos del máximo alcanzado en 2007, antes de la crisis financiera, cuando se situó en el 11,5% del total de los ingresos.
Impacto de la pandemia en el consumo
Una parte del informe está dedicada a examinar los efectos que la pandemia está provocando sobre los impuestos que afectan al consumo, comparándolos con los registrados durante la crisis de 2008. El estudio concluye que el IVA, el tributo más relevante de esta categoría, es más vulnerable a los shocks económicos, sobre todo si se produce un duro golpe en el consumo privado como está ocurriendo con esta crisis.
Entre 2017 y 2020, el tipo general nominal de IVA en la OCDE se mantuvo estable, del 19,3% en promedio. En 2019, solo Japón lo aumentó del 8% al 10%. Con el estallido de la pandemia, sin embargo, hubo países que empezaron a revisarlo a la baja para estimular la actividad. Es el caso de Alemania e Irlanda (lo bajaron de 19% al 16% y del 23% al 21%, respectivamente). Otros países también introdujeron medidas provisionales que afectan a este tributo, como aplazamientos en las liquidaciones o acelerando las devoluciones.
“La crisis de la covid-19 tendrá previsiblemente un impacto aún mayor sobre los ingresos de los impuestos que gravan el consumo que la crisis financiera, debido a que la crisis actual ha afectado al consumo directamente y en una medida mucho mayor como efecto de los confinamientos, incluido el cierre forzado de actividades en ciertos sectores”, señala el informe. Durante los confinamientos estrictos, con la clausura de hostelería y comercio, el gasto de los hogares en los países de la OCDE se estima que ha caído en hasta un tercio.
El informe recuerda que la crisis causada por la covid-19 también provocará un aumento en las quiebras empresariales que reducirá aún más los ingresos tributarios. Además, a diferencia de la Gran Recesión, también caerá la recaudación por los impuestos especiales, como los que gravan los carburantes, por las limitaciones a la movilidad. La reapertura de la actividad este año, aunque haya ha revertido en parte la situación con aumentos en el consumo privado sobre todo en bienes duraderos, no ha sido suficiente para compensar la caída. Y sobre todo en sectores particularmente afectados como el turismo, el gasto seguirá deprimido.
“A lo largo de 2020, se prevé que el nivel de gasto de los consumidores en los países de la OCDE sea, de media, alrededor de un 8,5% inferior que el año anterior”, señala el informe. “Sin embargo, en el caso de un rebrote de virus, la incertidumbre se intensificaría aún más y por un período prolongado, con más ahorro preventivo, menor gasto de los hogares y perspectivas de inversión sustancialmente más débiles”.
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