Aliados para surcar el mundo
La firma barcelonesa GüipUp facilita la presencia internacional a empresas y factura 190.000 euros
Después de viajar por el mundo y abrir mercados internacionales, “comprobamos que las empresas siempre se enfrentan a los mismos problemas a la hora de vender fuera. Se necesita un distribuidor para llegar al consumidor, un bróker o un consejero, todos muy difíciles de controlar”, explica Lourdes Cuevas, fundadora de GüipUp junto con Pilar Macchiavello. Ambas invirtieron hace 30 meses poco más de 3.000 euros para lanzar una consultora que promete hacer las cosas diferentes. Cuevas lo llama uberización de las ventas.
Con sede en Barcelona, la start-up ha creado un modelo “que ha funcionado muy bien” y se basa en “dar visibilidad al cliente” y actuar de forma ágil y rápida. A la empresa que pone en las manos de GüipUp su expansión internacional, le da acceso a un CRM propio donde puede ver todas las gestiones y hacer seguimiento. Una de las diferencias que les separan del resto de intermediarios, según Cuevas, que destaca además su fórmula de pago: “Solo cobramos dos años de fee, mientras que muchos comisionistas cobran a la empresa internacionalizada toda la vida, en tanto surjan órdenes de compra”, asegura. Ese fee es equiparable, dice, al sueldo medio que percibiría un directivo por desarrollar la expansión internacional de una compañía, “solo que nosotros le ofrecemos un equipo completo”.
En GüipUp trabajan 10 personas, de las que ocho son mujeres, pues la firma presume de ayudar a profesionales que habían abandonado su carrera a retomarla. Su asesoramiento parte de una evaluación de la sociedad que quiere hacer las maletas, a la que sigue la búsqueda de mercados más propicios de acuerdo al producto que comercialice, diseñar un plan de marketing y, con sus resultados en mano, trazar la estrategia a seguir. “La herramienta más importante que ofrecemos es el seguimiento”, señala la emprendedora. Así es cómo GüipUp ha generado ingresos por valor de 10 millones de euros para sus clientes. La firma facturó 190.000 euros en 2019, que este año prevé llevar a cerca de 300.000, pese a que “al inicio de la pandemia se nos cayeron proyectos, pero seguimos trabajando aunque el cliente no pudiera pagarnos. Y así fue cómo dimos un giro, de una plantilla de cinco personas hemos pasado a 10”. El año pasado recogieron sus primeros beneficios, que prevé se acerquen a 40.000 euros este y se reinviertan en digitalización, “nuestra prioridad”.
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