El millonario discreto que está detrás del éxito de Mayoral
Rafael Domínguez de Gor, una de las personas más ricas de España, cobrará 240 millones en la opa de MásMóvil y será pieza clave en el futuro de Unicaja
Brillante, sencillo, buen negociador, es un ávido lector y piloto de aviones. Domina cinco idiomas. Es tan apasionado del tenis que hizo construir una pista en la terraza de su empresa para practicar a diario. Así es el ingeniero Rafael Domínguez de Gor (Málaga, 1937). Quizá su nombre no sea muy conocido, tampoco el de su empresa, Indumenta Pueri. Pero probablemente sí el de su marca comercial, Mayoral, compañía textil que, en sus manos, ha pasado de ser una pequeña empresa familiar a tener 365 millones de euros de facturación y 78 millones de beneficios en 2019, al tiempo que acumula un patrimonio neto superior a los 900 millones. Domínguez de Gor ocupa el puesto 50º entre las grandes fortunas españolas, según Forbes.
La compañía también tiene intereses en varias empresas cotizadas, siendo pieza clave en algunas de las principales operaciones corporativas que se han dado este año en el mercado español. En las últimas semanas, en plenas conversaciones de fusión entre Liberbank y Unicaja, ha duplicado su participación en esta última entidad —hasta el 8% del capital, según fuentes cercanas—, para convertirse en el segundo accionista con más presencia en el banco andaluz, solo por detrás de la propia Fundación Unicaja y por delante incluso de Tomás Olivo. También ha adquirido 120.000 nuevas acciones del fabricante de material ferroviario CAF, del que ya posee el 5%. Estos movimientos se producen después de que el dueño de Mayoral decidiera acudir, tras un largo tira y afloja, a la opa de los grupos de capital riesgo KKR, Cinven y Providence por MásMóvil. Tenían el 8,25% del capital de la operadora, paquete por el que recibirán algo más de 240 millones de euros.
Igualmente, la familia cuenta con participaciones en otras firmas que cotizan en Bolsa, como Adolfo Domínguez, los laboratorios farmacéuticos Rovi, Global Dominion, Azkoyen y Miquel y Costas, entre otras.
Fábrica de calcetines
Las enormes cifras e inversiones contrastan con el poco capital con el que arrancó Mayoral hace ocho décadas. Apenas las 7.000 pesetas —42 euros— que su abuela había ahorrado y que le ofreció a su padre cuando se fue de Yunquera (2.864 habitantes) a Málaga para buscarse la vida. El abuelo de Domínguez de Gor tenía una fábrica de calcetines en el pueblo y en 1941, tras la Guerra Civil, fue su padre el que continuó con el negocio en la capital malagueña. Lo hizo hasta el 1 de enero de 1966, cuando Rafael —que estudió Ingeniería Industrial Textil en Barcelona— dejó su trabajo en otra empresa local del sector, Intelhorce, y se hizo cargo de la firma. Entonces facturaba nueve millones de pesetas y no daba beneficios, pero sí tenía clientes.
Las exportaciones fueron su obsesión: en los años setenta, el joven empresario abrió su maleta, la llenó de muestrarios de ropa infantil y se recorrió toda Alemania buscando nuevos compradores sin hablar el idioma. Desde entonces ha viajado por todo el mundo para vender. En alguna ocasión, eso sí, eran otros los que querían hacer negocios con él: en el diario Málaga Hoy recordaba incluso cómo una vez, en Colombia, un narcotraficante quería que le vendiera pistolas de España a cambio de marihuana.
Domínguez de Gor tiene una glorieta con su nombre en Málaga, patrocinó al club de baloncesto Mayoral Maristas y ha sido presidente de la Fundación Málaga —organización privada sin ánimo de lucro— durante años. No le importa que comparen su empresa con Mercadona, y cree que la clave del crecimiento es ir poco a poco, pero sin descanso. Bajó el ritmo en 2018, cuando decidió dar un paso atrás. “He cumplido 80 años y hay que ir delegando”, decía en marzo de aquel año en un desayuno informativo del Grupo Joly. Ya tenía entonces solo el 11% de Mayoral, que cuenta con una veintena de accionistas de su familia, entre ellos su esposa, María Antonia de la Maza, y sus seis hijos. Uno de ellos, Manuel, ejerce de director general desde 1993, tras su paso por Pepsi como director de la multinacional en España. Su hermano Rafael es su mano derecha.
La base exterior
Ambos han dado un segundo impulso internacional a la firma textil. Hoy el negocio exterior supone casi las tres cuartas partes de su facturación y es la base sobre la que pivota su futuro. La receta parece simple: “Vendedores locales, idioma local y moneda local”, según explicaba Domínguez de Gor en la revista Vida Económica en 2012. La firma tiene presencia en un centenar de países y también ha globalizado sus procesos de producción. Su diseño es malagueño, pero la ropa se fabrica en diversas zonas del mundo, especialmente en el Magreb y Asia. Cuenta con una red de inspectores que se aseguran de controlar la calidad en origen. A su mayor competencia, China, la ha desafiado con una línea de fabricación exclusiva para aquel país.
Según los datos de la propia empresa, su plantilla supera actualmente los 1.500 empleados. Tiene 260 tiendas propias —otra de sus estrategias a futuro— y más de 10.000 puntos de venta en el mundo. Acumula más de 30 millones de prendas vendidas cada año y la reinvención es una constante: en 2019 Mayoral abrió nuevo centro de distribución en Málaga tras 70 millones de inversión y lanzó su marca premium, Abel & Lula, que se une a todas sus colecciones de ropa y calzado para niños y niñas de entre 0 y 16 años. Mayoral, casi 80 años después, sigue haciendo amigos.
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