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¿Qué hacemos con el ‘Plan Marshall’?

Bruselas exige que, para obtener dinero del fondo de reconstrucción, los proyectos concretos sean de alta calidad y cumplan todos los requisitos pactados

Xavier Vidal-Folch
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von Der Leyen, durante una rueda de prensa en Bruselas.
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von Der Leyen, durante una rueda de prensa en Bruselas.DPA vía Europa Press (Europa Press)

Los últimos papeles-guía de Bruselas sobre la aplicación del plan de recuperación económica (como la comunicación sobre la Estrategia anual 2021 de crecimiento sostenible y sus anexos) son abrumadores. Abarcan mucho: un “amplio concepto de inversiones”: fijas, naturales, humanas. Y priman siete áreas muy distintas, de la rehabilitación energética de edificios y administraciones a la tecnología digital más sofisticada, la 5G y la inteligencia artificial.

Pero al tiempo, la NextGeneration UE ata corto: Bruselas exige que para pasar su examen, los proyectos concretos sean de alta calidad y cumplan todos los requisitos pactados. Y que todo plan nacional dedique a inversiones verdes el 37% del total, y a digitales, un 20%. Como los 27 ultiman muchos proyectos, en la práctica solo los mejores prosperarán. España no puede permitirse la mediocridad.

Una parte de ellos corresponde a las Administraciones: sobre todo para rescatar empresas, sectores y servicios sociales arruinados o estresados por la pandemia: del turismo a los ERTE. Pero a los privados les corresponde proponer proyectos empresariales, más que reparadores del pasado, portadores de futuro, y con expectativa de rentabilidad a largo plazo.

Esta es la filosofía que inspira a un “grupo dinamizador” de una quincena de economistas, empresarios y profesores relevantes empeñados desde hace semanas en generar o identificar nuevos proyectos aptos para modernizar la economía y absorber parte de los apoyos europeos. Su banderín de enganche programático es el artículo del profesor Andreu Mas-Colell y el empresario Emiliano López Atxurra La oportunidad de una apuesta industrial (EL PAIS, 15/7/2020).

Su ideario lo completa con tres ideas notables desarrolladas en otros documentos de trabajo del grupo: consorciar planes nacionales y proyectos empresariales con Francia y Alemania “porque la economía española forma parte de una plataforma tecno-industrial europea” y París y Berlín son decisivos en orientar todo el plan europeo; suscitar la complicidad, más que de “los agentes industriales existentes” enfrascados en “los problemas del pasado”, de las “palancas capaces de transformar el modelo productivo”; y generar liderazgos compartidos entre pequeñas y grandes compañías e instituciones científicas y tecnológicas, tratando de completar sus eventuales carencias .

El “grupo dinamizador” —del que forman parte también, entre otros, Alfredo Pastor, Miquel Puig, Pedro Luis Uriarte o Joaquim Coello— ha examinado ya más de una veintena de proyectos. De robotización hospitalaria, vehículos autónomos, diseño de chips, biotecnología, gestión del agua e industria alimentaria… Tras la identificación de proyectos, ayuda a los agentes económicos a darles forma para viabilizar su inclusión en el plan nacional y los dirige a equipos de consultores que faciliten su trayecto en el procedimiento europeo.

Su punto de partida es un reencuentro con el industrialismo como eje más sólido de la actividad económica, desde el que consideran que el actual Plan Marshall no es solo un paliativo sino sobre todo “una oportunidad única”: la de que este país se transforme en una economía más eficiente y ahuyente el estigma de la baja productividad.

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