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El BCE mantendrá su artillería contra la crisis hasta que termine la emergencia por el coronavirus

El instituto emisor presidido por Christine Lagarde mejora la previsión para este año y contempla una caída del PIB del 8%

Christine Lagarde, presidenta del BCE
Christine Lagarde, presidenta del BCEKai Pfaffenbach (REUTERS)
Lluís Pellicer

Compás de espera en Fráncfort. El Banco Central Europeo (BCE) decidió este jueves dejar sin cambios su política monetaria, a la espera de ver hacia dónde soplan los vientos que todavía llegan de “cara” a la zona euro. La presidenta de la institución, Christine Lagarde, sigue con la intención de mantener toda la munición necesaria hasta que Europa cierre el capítulo de la crisis derivada de la pandemia, como pronto en junio de 2021. Incluso avanzó que probablemente agotará los 1,35 billones de euros del programa de compra de activos que lanzó para hacer frente a la pandemia, aunque dijo que todavía no se ha discutido una ampliación.

Europa acaba de atravesar su más profunda recesión desde la Segunda Guerra Mundial. La economía de la zona euro se hundió un 11,8% y entró el pasado mes de agosto en el terreno de la deflación. Lagarde ayer sostuvo que la zona euro estaría ya experimentando un “fuerte rebote”, a pesar de que la actividad económica sigue “por debajo” de los niveles de antes de que estallara la pandemia. Berlín vuelve a marcar el paso una vez que la industria ha recuperado el pulso antes que el resto de los sectores. Y el BCE mejoró las perspectivas para este año al prever un desplome del 8% en lugar del 8,7% y rebajó ligeramente las de 2021 del 5,2% al 5% y las de 2022, del 3,3% al 3,2%. La presidenta del BCE consideró, además, que el riesgo de entrar en una espiral deflacionista pasó el pasado mes de julio y que este año la inflación se situará en el 0,3% y el año que viene, en el 1%.

Las principales amenazas para la recuperación son ahora una posible segunda oleada de contagios, un Brexit sin acuerdo o la fortaleza del euro frente al dólar. La apreciación de la moneda única, del 13% desde el pasado mes de marzo, a causa de los estímulos lanzados por la Reserva Federal y la aprobación de los planes de reactivación económica en la Unión Europea pone en jaque la recuperación de las exportaciones. Lagarde admitió que el consejo de gobierno abordó la escalada del euro. “Claramente en la medida que la apreciación del euro ejerce una presión negativa sobre los precios tenemos que vigilar cuidadosamente este asunto”, afirmó a preguntas de los periodistas Lagarde, quien aun así recordó que el mandato del BCE es la estabilidad de precios y no el tipo de cambio.

La aprobación de los paquetes para garantizar la liquidez en la zona euro a corto plazo, de 540.000 millones de euros, y del fondo de recuperación, de 750.000 millones, por parte de los Veintisiete también ha quitado presión a la banquera central. Esta aplaudió ambos acuerdos, que a su juicio deben servir también para corregir las divergencias de crecimiento económico que pueda provocar el desigual impacto de la pandemia en Europa. De cualquier forma, Lagarde decidió continuar con los planes que ha ido lanzando desde el mes de marzo. “En este contexto, sigue siendo necesario un amplio estímulo monetario para apoyar la recuperación económica y proteger la estabilidad de precios a medio plazo”, sostuvo Lagarde en su comparecencia tras el consejo.

Revisión estratégica de Estados Unidos

De momento, el actual programa de compra de activos contra la pandemia (PEPP, por sus siglas en inglés) se mantendrá en 1,35 billones de euros hasta al menos junio de 2021. A partir de ese momento –si es que no se amplía—, se reinvertirán los vencimientos de la deuda hasta finales de 2022. Los analistas creen que Lagarde aumentará esa cantidad el próximo mes de diciembre. Y este jueves pareció allanar el terreno a esa posibilidad cuando apuntó que “en las circunstancias actuales, es muy probable que el PEPP se utilizará por completo”, afirmó. Sin embargo, matizó que el consejo no había discutido ninguna ampliación del programa.

En paralelo, el BCE seguirá con las compras de deuda mediante su programa tradicional (APP, también por sus siglas en inglés). De aquí a finales de año, seguirá con el actual ritmo de 20.000 millones mensuales más una partida extra de 120.000 millones que añadió para usar de la forma que crea más adecuada. Finalmente, la institución seguirá ofreciendo liquidez a la banca, en especial tras constatar que esa medida se está traduciendo en un mayor crédito a empresas y familias, incluso en tiempos de pandemia, a lo largo y ancho de la zona euro. El consejo del BCE tampoco tocó los tipos de interés, que se mantienen en el mínimo histórico del 0%, mientras que la facilidad de los depósitos sigue en el -0,5% y la facilidad de préstamo, en el 0,25%.

Lagarde se refirió también a la reciente revisión de la estrategia de la Reserva Federal. “Tomamos nota”, sostuvo Lagarde, quien añadió que el BCE no ha dejado de trabajar en la suya. La presidenta del BCE, de hecho, desgranó algunos de los asuntos que van a irse a abordando de cara ese objetivo: la estabilidad de precios, la digitalización, el cambio climático, la estabilidad financiera o la conexión entre política fiscal y monetaria.


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Sobre la firma

Lluís Pellicer
Es jefe de sección de Economía de EL PAÍS, donde ha desarrollado la mayor parte de su carrera. Ha sido corresponsal en Bruselas entre 2018 y 2021 y redactor de Economía en Barcelona, donde cubrió la crisis inmobiliaria de 2008. Licenciado en Periodismo por la Universitat Autònoma de Barcelona, ha cursado el programa de desarrollo directivo de IESE.

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