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Otoño de alto voltaje para el bolsillo

Afinar el olfato inversor es vital en un entorno de elevadísima volatilidad y marcada incertidumbre

María Fernández
Los expertos recomiendan equilibrar el riesgo en las carteras de inversión en un entorno de mucha volatilidad.
Los expertos recomiendan equilibrar el riesgo en las carteras de inversión en un entorno de mucha volatilidad.Eduardo Parra (Europa Press)

Agárrese que vienen curvas. O, como recomiendan en Goldman ­Sachs, sea paciente, porque la paciencia puede dar resultados sobresalientes. Tras unos meses horribles, el otoño se presenta complicado con la segunda ola del coronavirus entrando de lleno por España. Algo que ha provocado una reacción sin precedentes de las familias: según el Banco de España, acumulan en depósitos bancarios 892.000 millones hasta julio, 40.000 millones más que en febrero y, atención, 59.000 más que hace un año.

En este mar de incertidumbre, tener una buena estrategia de inversión va a marcar la diferencia en un momento de cambios. Como describe Richard Dunbar desde Aberdeen Standard Investments, “no hay demasiadas gangas financieras y el panorama es de lo más incierto que recuerdo en mi carrera como inversor”. En este entorno, el dinero barato y la política fiscal de apoyo “siguen siendo un poderoso cóctel para los activos de riesgo”. En esta incertidumbre se requiere, según él, “una cartera equilibrada, con participaciones que puedan sobrevivir a los baches en el camino que podemos ver, pero más importante aún, a los que no podemos. Es probable que comprar lo que compran los bancos centrales siga siendo una estrategia sensata, siendo cada vez más selectivos en los mercados crediticios y en la renta variable”, quizá, añade, con una estrategia Barbell (combinando activos sin volatilidad con otros de riesgo muy elevado) de Bolsa estadounidense y emergente.

Tras una década de rentabilidad superior de las acciones de empresas estadounidenses, Goldman Sachs indica en una nota a inversores que “en el próximo ciclo se verá un número decreciente de empresas de alto crecimiento al implantarse una realidad de más endeudamiento, baja inflación y presiones sobre los márgenes”.

Fernando Ibáñez, director de Ética Patrimonios, ve a las empresas españolas e italianas más impactadas por la covid frente a compañías francesas o británicas, y pone en valor “a las preocupadas por el impacto social”, siempre teniendo en cuenta criterios ESG. “En renta variable hay sectores muy reforzados, como biotecnología o todo lo que tenga que ver con tecnología. La inversión en activos inmobiliarios está penalizada en la parte de co­working, pero en naves logísticas va a seguir creciendo”. La clave, dice, está en diversificar “y, sobre todo, en invertir de manera responsable”. Una clave también para María García Fernández, directora de ventas en Edmond de Rothschild AM.La sostenibilidad marca la diferencia y los criterios ISR han pasado de ser una tendencia a formar parte de los criterios de inversión de cada vez más inversores”. Algo que apoya Jan Viebig, desde el grupo financiero franco-alemán Oddo BHF AG. “Para nosotros, la calidad significa invertir sólo en empresas que sean sostenibles y tengan un balance robusto. Además, el modelo de negocio debe ser transparente y los ingresos deben crecer a largo plazo”.

Jeroen Blokland, estratega de multiactivos de la gestora holandesa Robeco, considera que, si bien las acciones han registrado una recuperación muy optimista y su valoración es alta independientemente de lo que ocurre en la economía real, “existen razones para no ser demasiado cautelosos con este activo. En primer lugar, algunas partes de la economía mundial están, de hecho, siguiendo un patrón de recuperación en forma de V. En segundo lugar, los beneficios de las empresas para el segundo trimestre, especialmente las de EE UU, fueron menos malos de lo esperado”. Más test para contener el virus y el estímulo fiscal y monetario en curso “podrían proporcionar un flujo continuo de noticias positivas que las acciones, más que en otras clases de activos, serían capaces de reflejar”. Añade que los bonos de alto rendimiento (high yield) “aún ofrecen valor, ya que los inversores de renta fija se ven obligados, básicamente, a endeudarse con más riesgo para obtener un rendimiento positivo”. Menos atractivos son, según él, los bonos del Estado y la deuda emergente.

La principal apuesta de Carla Bergareche, directora general de Schroders en España y Portugal, es el crédito con grado de inversión —bonos emitidos por empresas que tienen menos posibilidad de incurrir en impagos—, y dentro de esta categoría, “la deuda corporativa emergente local de calidad, ya que se verá favorecida por el viento de cola que trae un dólar estadounidense debilitado. En cuanto al crédito europeo, también lo vemos de manera positiva, a raíz de la mejora económica y del compromiso del BCE de seguir proporcionando liquidez. También estamos relativamente a favor del crédito norteamericano debido al continuo apoyo de liquidez de la Fed, aunque sus valoraciones y fundamentales se han vuelto menos atractivos recientemente”.

Asia está en el punto de mira de Álvaro Cabeza, responsable de UBS AM para España y Portugal: “La incertidumbre económica mundial ha llevado la volatilidad de algunos bonos de países desarrollados a niveles de doble dígito. Pensamos que China y su mercado de bonos ofrecen una rentabilidad atractiva”. Esto se debe fundamentalmente a los cambios regulatorios en el sistema financiero de China. Cabeza explica que el gigante asiático ha aprobado una serie de nuevas leyes presupuestarias para obligar a los Gobiernos y empresas locales a pedir préstamos en los mercados de bonos en lugar de a los bancos. Además, China ha abierto sus mercados locales de bonos, haciéndolos accesibles a los inversores extranjeros. “No hay que olvidar que los bonos de China han sido menos volátiles que el resto de mercados durante las últimas crisis. Esto es, en gran medida, porque el mercado interno está dominado por inversores nacionales y el sector bancario chino es dueño de una gran parte del mercado de bonos, dos factores que probablemente no van a cambiar en el corto plazo”.

Más lejos se va Gilles Seurat, gestor de fondos de multiactivos en La Française AM, para conseguir sacar partido de la deuda soberana, algo dificilísimo en estos tiempos: “En el contexto actual, la deuda a largo plazo del bono soberano australiano, donde la curva de rendimiento es pronunciada, es una opción”. Con respecto a los activos de riesgo, como las acciones, considera que “hay un continuo tira y afloja entre la terrible situación económica y la drástica relajación fiscal y monetaria”. Y aunque el sentimiento de los inversores ha mejorado, sigue siendo relativamente débil en comparación con los datos históricos: “Preferimos la deuda subordinada financiera (AT1), así como del crédito corporativo (tanto de grado de inversión como high yield). Los bonos han tenido un rendimiento inferior a los derivados durante la crisis y, por lo tanto, tienen espacio para ponerse al día. En la periferia de Europa, seguimos de cerca los bonos griegos. En acciones, preferimos las empresas de gran capitalización”. Empresas que crecen tras el estallido de la pandemia como las que destaca desde Mainfirst su gestor Frank Schwarz. “Los servicios de entrega de alimentos se encuentran entre los modelos de negocio más interesantes, al igual que las soluciones en la nube. Aunque las recientes cotizaciones de las acciones de Alibaba o Tencent no han podido seguir el ritmo de sus competidores estadounidenses debido a las tensiones políticas, sus tasas de crecimiento orgánico de los ingresos del 34% y 29% respectivamente, confirman la tendencia de crecimiento estructural”. También menciona otras que se estarían beneficiando de cambios en el modelo de consumo como Footlocker, L’Oreal o las de artículos deportivos Adidas, Puma o Nike.

Aunque quizá, como apunta Ricardo Comín, director de ventas de Vontobel AM para Iberia, el cómo invertir pesa tanto como el dónde hacerlo: “Creemos que la gestión activa es un factor muy importante para conducirnos en los mercados tanto en renta fija como renta variable”. Todo con tal de evitar sorpresas desagradables este otoño.

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Sobre la firma

María Fernández
Redactora del diario EL PAÍS desde 2008. Ha trabajado en la delegación de Galicia, en Nacional y actualmente en la sección de Economía, dentro del suplemento NEGOCIOS. Ha sido durante cinco años profesora de narrativas digitales del Máster que imparte el periódico en colaboración con la UAM y tiene formación de posgrado en economía.

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