El nuevo baile de fusiones bancarias

Tres voces con autoridad coincidieron el pasado martes en pronosticar, incluso plantear, la fusión de entidades financieras tanto nacionales como transfronterizas para consolidar el sector en unos tiempos de zozobra. Luis de Guindos, José María Roldán y Pablo Hernández de Cos (por ese orden) lo expresaron de forma clara ante las preguntas de periodistas que asistían al curso organizado por la Asociación de Periodistas de Información Económica (APIE), con el patrocinio del BBVA, en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP) de Santander.

Solo dos días después trascendió que CaixaBank y Bankia negocian para crear un gigante con más de 650.000 millones de activos con el beneplácito del Gobierno, cuya vicepresidenta tercera y ministra de Economía, Nadia Calviño, salió por la tangente en la inauguración del citado curso ante una pregunta sobre el futuro de Bankia, en la que el Estado tiene el 61,5%. La operación, sujeta a los ajustes necesarios, da comienzo a un baile en el que ahora se esperan reacciones de Santander y BBVA si quieren conservar su preponderancia.

El vicepresidente del Banco Central Europeo (BCE) instó a acometer de manera “relativamente rápida y urgente” la consolidación de las entidades europeas para afrontar los problemas de rentabilidad que ya arrastran desde antes de la crisis, pero que se han acrecentado. “Antes de la covid-19 era muy importante ajustar costes y eliminar el exceso de capacidad; ahora con la pandemia esas actuaciones se han convertido en imprescindibles”, manifestó desde Fráncfort Luis de Guindos.

El exministro de Economía con Mariano Rajoy añadió que el retorno de capital de la banca europea era del 6%, frente al 10% y 12% que demandan los inversores, y que este año esa rentabilidad del capital caerá al 2% y rondará el 3% en 2021 por la crisis, además de la necesidad de aumentar provisiones para hacer frente a los impagos y la caída de los ingresos.

El panorama lleva a las concentraciones, en las que, según Guindos, el BCE no quiere interferir más allá de lanzar esas recomendaciones. “No tenemos ningún modelo ni diseñamos ningún mapa de consolidación”, subrayó. Pero su interés es manifiesto, como lo demuestra que antes del verano redujera los requisitos de capital que deben cumplir los grupos que se fusionan.

Después del vicepresidente del BCE fue José María Roldán, presidente de la Asociación Española de Banca (AEB), el que, tras reconocer que la reducción de costes es cada vez más apremiante ante la baja rentabilidad de los bancos, abogó por las fusiones. “No queda otra que pensar en las fusiones, tanto nacionales como transfronterizas; las fusiones son una forma de eficiencia y de mejorar la rentabilidad en un periodo corto de tiempo”, declaró. A su juicio, no se trata de una advertencia, pero sí de una evidencia. En ese sentido, recordó que no se entendería la potencia que tienen las entidades actuales si no hubieran procedido a fusiones en su tiempo, permitiendo que “los puntos débiles del sistema se hayan convertido en puntos de fortaleza”.

El presidente de la patronal bancaria, al hilo de la urgencia que había pedido Guindos, añadió que “si se pueden hacer procesos rápidos e indoloros, mucho mejor”. “Posponer los ajustes no es la mejor manera de enfrentarse a los problemas”, remachó al tiempo que advertía de la necesidad de realizar cambios normativos y legislativos para mejorar la regulación.

Y remató, en la clausura del curso, el gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, que ve margen para que las fusiones se produzcan sin incurrir en oligopolios. Es uno de los principales retos del sector ante la baja rentabilidad de los bancos, coligió. En todo caso, el gobernador quiso subrayar que no es una imposición y que cualquier movimiento que se produzca debe ser fruto de la negociación entre las entidades y decisión de sus accionistas.

“Para mejorar la eficiencia y la rentabilidad es prioritario reducir costes e incrementar las inversiones en tecnología”, manifestó. Para el gobernador, “el sistema financiero está actuando como factor mitigador y no amplificador del impacto de la crisis”, que ha supuesto una “contracción sin precedentes” y “ha incrementado sustancialmente los riesgos para la estabilidad financiera global”.

LOS CORROS

El BBVA esperará una oportunidad. Carlos Torres Vila, presidente del BBVA, banco susceptible de ser protagonista de fusiones, admitió en el curso de Santander que “es normal” que surjan estos debates en tiempos de crisis. Sin embargo, echó balones fuera y aseguró que la entidad que preside tiene como prioridad el crecimiento orgánico, lo que no quiere decir que, si surge una oportunidad, el banco no la considere. Torres aprovechó su presencia junto a la vicepresidenta Nadia Calviño para pedir seguridad jurídica, estabilidad, colaboración público-privada, apoyo a la inversión… y subrayar el papel transformador del sector financiero.

Bankinter “no está pensando” de momento. En parecidos términos que Torres se expresó la consejera delegada de Bankinter: “No estamos pensando en hacer nada en este momento”, dijo la ejecutiva, que ha estado muy activa en los últimos años en operaciones de integración con la compra (la primera de su historia) del negocio minorista de Barclays, la de Evo Banco y de la financiera de consumo irlandesa AvantCard. El banco continúa, además, con el proyecto de salida a Bolsa de la aseguradora Línea Directa, que considera “muy clara y rentable”.

El papel especial del sector seguros. Después de que Nadia Calviño reconociera el papel especial del sector asegurador en la crisis, la presidenta de la patronal aseguradora, Pilar González de Frutos, y el presidente de Mapfre, Antonio Huertas, coincidieron en reclamar al Gobierno que potencie el ahorro privado y criticar las medidas tomadas con el sector durante la pandemia y la descoordinación público-privada. “Seguimos siendo parte de la solución”, dijo la líder patronal. “Es una magnífica oportunidad para construir modelos productivos y fortalecer la economía acometiendo las reformas que se necesitaban antes de la crisis”, incidió Huertas, que rechazó la subida de impuestos “sin ton ni son”.