Sánchez reivindica su papel de “estabilizador” durante la cumbre europea
El presidente responde a las críticas por su silencio durante un fin de semana clave con el argumento de que optó por "la escucha activa" y por "tender puentes"
España ha mantenido un silencio tan discreto como sorprendente durante la cumbre europea para la creación del fondo de recuperación, pese a tratarse de uno de los países más golpeados por la covid-19 y más castigados por la crisis económica desencadenada por la pandemia. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha explicado que España ha mantenido una actitud de “escucha activa tratando de comprender las posiciones de todos”, una forma indirecta de explicar su silencio mediático en el momento clave. “La única línea roja era no llegar un acuerdo. España si ha hecho algo es tender puentes y no caer en ningún tipo de provocación que a veces es una táctica negociadora”, ha dicho Sánchez este martes, eufórico después de lograr un acuerdo que le deja “satisfecho al 95%″ porque España prácticamente mantiene los 140.000 millones previstos y solo pierde algo en transferencias, de 77.000 a 72.000 millones. Sánchez ha insistido en que esos 72.000 millones en seis años supone casi 10 veces la cantidad que España recibió en ese mismo periodo por los fondos de cohesión -7.800 millones- para dar una dimensión del impacto que pueden tener. El presidente no ha querido dar muchos detalles sobre la condicionalidad en asuntos delicados como reforma laboral o pensiones y ha insistido en que “la agenda del Gobierno español ya era la de la Comisión Europea”, por lo que no habrá cambios.
Fuentes de la delegación española defienden que el presidente ha optado por “un papel de estabilizador” que ha resultado clave en medio de una negociación que, por momentos, se convirtió en una batalla campal entre los tres mayores socios de la Unión -Alemania, Francia e Italia- y una pléyade de socios más pequeños que se revolvían contra un eje franco-alemán percibido en ocasiones como rodillo. “Todos formamos parte de un mismo club. La unión hace la fuerza”, ha insistido Sánchez para reforzar esa idea de “policía bueno”, como llegaron a plantearle en una pregunta en la rueda de prensa.
A lo largo de las cuatro jornadas de la cumbre, una de las más largas de la historia de la UE, Sánchez ha aparecido en muchas de las fotografías del Consejo Europeo que recogían las numerosas reuniones en diferentes formatos que se han celebrado. Pero a diferencia de otros líderes europeos, que se han prodigado en declaraciones fuera del edificio del Consejo o a la puerta de sus hoteles y en filtraciones sobre sus intervenciones a puerta cerrada dentro, el presidente del Gobierno desapareció durante más de tres días tanto para los medios internacionales como para los españoles.
Las sucesivas propuestas del presidente del Consejo, Charles Michel, para superar el bloqueo provocado por los llamados frugales -Países Bajos, Suecia, Austria y Dinamarca- provocaban de manera inmediata una reacción a favor o en contra en todas las delegaciones nacionales, salvo en la española, que casi siempre guardaba silencio.
Fuentes diplomáticas defienden que se trataba de la estrategia adecuada en una negociación en la que la beligerancia española podría haber sido contraproducente y tal vez solo hubiera servido para enconar aún más los ánimos entre “grandes” y “pequeños”.
“Las sensibilidades han estado a flor de piel, sobre todo, en la noche del domingo”, apuntan esas fuentes. Durante la cena de trabajo del domingo, tercera jornada de la cumbre, los 27 rozaron la catástrofe y la cita estuvo a punto de acabar en una agria desbandada que hubiera dejado en el aire, por tiempo indefinido, no solo el fondo de recuperación, sino también el marco financiero de la UE para 2021-2027. Sánchez ha dejado claro que esa era la peor opción. Los mercados podrían haberse cebado con España e Italia. Así que la estrategia española se basó en evitar a toda costa la ruptura.
“La actitud adecuada en ese ambiente era un perfil bajo estratégico”, apunta una fuente al tanto de la estrategia negociadora española. “Habíamos asumido que no nos correspondía estar en la primera línea de negociación”, añade la misma fuente. El repliegue seguido por la delegación española es una táctica habitual en Bruselas, donde las delegaciones se reservan en la retaguardia cuando otros países se ven impelidos a defender con más vehemencia una posición compartida. En este caso, la creación del fondo se había convertido en la prioridad absoluta para la canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente francés, Emmanuel Macron.
Ambos se jugaban en parte su condición de liderazgo tras haber lanzado de manera conjunta la iniciativa de un fondo de recuperación dotado con 500.000 millones en subvenciones. Tanto Merkel como Macron llegaron a la cumbre asegurando que de la creación de ese fondo dependía la integridad del mercado único y la estabilidad de la zona euro. A ellos se sumó Giuseppe Conte, el primer ministro de Italia, el país más beneficiado por el futuro fondo. Sánchez estaba en plena sintonía con ellos, pero optó por un papel más discreto.
Continuos rifirrafes
Los rifirrafes de Merkel, Macron y Conte con los líderes de los frugales han sido continuos, en particular con el primer ministro holandés, Mark Rutte, y el canciller austriaco, Sebastian Kurz. Las respectivas delegaciones servían de caja de resonancia de los sucesivos desaires y se encargaban de que las trifulcas traspasasen las acristaladas paredes del edificio Europa y llegasen a unos periodistas más ávidos de información que nunca porque las normas contra la pandemia les han impedido seguir la cumbre desde dentro del recinto.
De Sánchez, en cambio, no hay constancia de una mala palabra sobre nadie ni contra nadie. “Tengo una extraordinaria relación con Rutte, él sabe que somos un Gobierno reformista”, se ha limitado a contestar cuando le han preguntado si el holandés ha exigido una reforma de pensiones y no tocar la reforma laboral del PP a cambio de este acuerdo.
.Justo cuando se acariciaba el pacto, este lunes, el presidente español reapareció ante los medios después de tres días de absoluto silencio para ofrecer una imagen muy diferente a la del otro gran beneficiario del fondo, el italiano Conte, que lleva días trasladando la idea de que esta es una batalla por el futuro de Europa de 23 países contra 4, los llamados frugales, liderados por Holanda. Y el martes a las 6.00, ya con el acuerdo cerrado, el presidente español mantenía esa misma línea optimista y suave.
Las fuentes cercanas a varios presidentes han hecho llegar rifirrafes de gran tensión dialéctica, e incluso algunos han lanzado directamente esos mensajes a la prensa, pero Sánchez ha optado por otra línea. “Si dejamos que se destruya el mercado único tal vez tú serás un héroe en tu patria por unos días, pero después de algunas semanas serás llamado a responder públicamente delante de todos los ciudadanos europeos por haber impedido una adecuada reacción europea”, aseguran fuentes italianas que Conte le dijo a Rutte en plena batalla.
Una “posición constructiva”
Sánchez, por el contrario, no ha querido transmitir directa ni indirectamente ningún tipo de tensión en estos días, pese a la evidencia de que las negociaciones estaban al borde de la ruptura. El presidente asegura que España ha mantenido en estos cuatro días una “posición constructiva” para buscar un acuerdo y ha evitado culpar a nadie de las dificultades. Ni España ni las demás delegaciones han ofrecido en estas horas muchos detalles del papel de Sánchez, que ha quedado así desdibujado al menos mediáticamente en la cumbre clave después de tener un gran protagonismo en la fase previa, con un documento que planteaba un fondo de 1,5 billones y una ronda por los países clave en la última semana. El presidente asegura que en estos días ha estado en una actitud de “escucha activa tratando de comprender las posiciones de todos” y ha evitado en todo momento hablar mal de nadie. “Ningún Gobierno es más europeísta que otros, todos lo somos”, ha dicho. Por eso ha insistido en que estas horas él se ha concentrado “en el diálogo y la empatía”.
Otras delegaciones corroboran la impresión de que España se ha mantenido en un segundo plano en una de las cumbres europeas más importantes de los últimos años. “Conte ha liderado a los países del sur y Macron, a los que querían que el fondo no bajase de los 400.000 millones de euros”, apunta una fuente diplomática de un país de los llamados frugales.
El silencio de Sánchez ha sorprendido a todos los que esperaban que esta cumbre fuera la de su gran protagonismo, sobre todo después de ver cómo se comportaba en la fase previa. Pero su entorno defiende que ha sido una estrategia muy pensada. “No hacer declaraciones o poner tuits no significa no influir, al contrario”, aseguran fuentes españolas. “Hemos asumido el coste de que nos criticaran el silencio porque creíamos que era bueno para la negociación, que era la prioridad”, remata otro miembro de la delegación. El presidente ha rematado esa idea ya con el acuerdo en la mano: “Se ha escrito una de las páginas más brillantes de la historia de Europa. Es un auténtico plan Marshall para dar una respuesta contundente al covid. La Comisión se endeudará por primera vez en su historia para financiar programas. Europa ha enviado un mensaje contundente al mundo. Hoy la UE sale mucho más fuerte”.
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