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España pierde la presidencia del Eurogrupo pese al apoyo de Francia y Alemania

La vicepresidenta Nadia Calviño cae frente al conservador irlandés Paschal Donohoe

El nuevo presidente del Eurogrupo, el irlandés Paschal Donohoe, en una imagen tomada en Dublín el pasado 27 de junio.
El nuevo presidente del Eurogrupo, el irlandés Paschal Donohoe, en una imagen tomada en Dublín el pasado 27 de junio.AIDAN CRAWLEY (EFE)

España se dio este jueves de bruces en su intento de obtener para Nadia Calviño la presidencia del Eurogrupo. Pese a contar con el apoyo de París y Berlín, la vicepresidenta española cayó en la última ronda frente al ministro irlandés de Finanzas, Paschal Donohoe. La derrota supone un varapalo diplomático para el Gobierno de Pedro Sánchez, que en las últimas semanas había desplegado una ofensiva en varias capitales para lograr ese sillón para Calviño. La campanilla del jefe del Eurogrupo finalmente recalará en un país con una baja fiscalidad y regresará de nuevo a manos del Partido Popular Europeo.

La vicepresidenta Nadia Calviño no pudo hacer valer su condición de gran favorita en Bruselas para encaramarse a la presidencia del Eurogrupo. Tenía todos los vientos de cola para auparla a ese puesto: el mejor currículum en asuntos comunitarios, el favor de las instituciones europeas, el respaldo de Angela Merkel y Emmanuel Macron y la garantía de que con su nombramiento se mantenían los complejos equilibrios geográficos y de partidos. Y todo eso no bastó.

En foto, la vicepresidenta de Gobierno y ministra de Asuntos Económicos y Transformación Digital, Nadia Calviño. En vídeo, declaraciones de Calviño en una entrevista en el programa 'Hoy por hoy' de Cadena Ser.Vídeo: EFE / CADENA SER

Calviño llegaba al Eurogrupo virtual con el respaldo de un grupo de países que representaban más del 80% del producto interior bruto (PIB) de la zona euro. No tenía los diez votos necesarios, pero los resultados de la primera ronda revelaron que tenía nueve, según fuentes diplomáticas. La vicepresidenta tenía el apoyo de Alemania —su principal valedor—, y los gobiernos progresistas de Portugal, Italia, Finlandia y Malta. También los ejecutivos conservadores de Grecia y Chipre se habrían decantado por la española.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante su intervención en un acto de la campaña electoral en el País Vasco. En vídeo, Sánchez manda "un abrazo" a la vicepresidente tercera del Gobierno, Nadia Calviño, tras perder la presidencia del Eurogrupo.Vídeo: Iñaki Berasaluce (Europa Press) | Europa Press

Pocas horas antes de la reunión, Francia despejaba las dudas sobre su posición y cerraba filas también con Calviño. Ese paso adelante hacía pensar que la elección estaba casi encarrilada al abrir la posibilidad de conseguir el décimo apoyo, que podía llegar de Lituania o uno de los países que hasta entonces apoyaban a los otros dos candidatos.

No fue así. Los grandes países de la zona euro se dieron un baño de realidad. Calviño tenía detrás al eje francoalemán, pero los pequeños les recordaron que en ese foro —donde el voto es secreto— los votos no se pesan. Y que además los compromisos son muy frágiles. Tras esa primera tanda, el luxemburgués Pierre Gramegna decidió retirarse. Era la segunda vez que fracasaba en el intento de acceder a ese cargo, después de que en 2017 se lo arrebatara Centeno. Pero la española no pudo aprovechar la ventaja de la primera ronda.

Lo que se produjo fue, pues, una rebelión en toda regla de los países pequeños, que se aglutinaron alrededor de Donohoe, un candidato que estuvo sopesando hasta el último momento si dar el paso para presentarse. Sus dudas, según fuentes comunitarias, provenían del temor de que la situación interna en su país le dejara en desventaja frente a una rival fuerte como la española.

El irlandés fue arropado por los países del Partido Popular Europeo (PPE), en especial Austria y varios Estados del Este, conocidos por su férrea defensa de la disciplina fiscal. A pesar de que el voto es secreto —no se da a conocer ni el resultado— fuentes diplomáticas sostienen que también se llevó a capitales que respaldaban a Gramegna, que contaba con Bélgica o los Países Bajos.

Ambos candidatos, de hecho, compitieron por un espacio similar. Se erigieron como el único líder capaz de recoser las diferencias entre Norte y Sur que permanecen en el seno del Eurogrupo desde la época de los rescates y las recetas de austeridad.

Irlanda se ha alineado en varias ocasiones con los halcones, pero también ha pasado por un rescate y firmó la carta de nueve países —entre ellos España— que el pasado mes de marzo demandaba la emisión de eurobonos para crear un fondo de recuperación. Gramegna, por su parte, procedía de un país triple A, pero que ha pedido también eurobonos y un presupuesto ambicioso que ponga énfasis en la cohesión.

Sin embargo, Donohoe es también el ministro que defiende un Impuesto de Sociedades del 12,5% y que ha rechazado en varias ocasiones una tasa europea a las grandes tecnológicas. Su sistema fiscal ha sido un agujero negro por el que se han colado miles de millones de euros, como puso de manifiesto la sentencia del Tribunal de Justicia de la UE que obligó a Apple a devolver 14.300 millones de euros por ventajas fiscales ilegales. Esa circunstancia era inaceptable para Francia, Alemania, España o Italia.

Pese a las buenas intenciones expresadas por ambos, el resultado refleja que en la zona euro persiste la línea entre norte y sur que en el pasado ahogó a muchos países en las medidas de austeridad y que impide dar respuestas enérgicas e inmediatas a las crisis al carecer de un instrumento fiscal común. Fuentes comunitarias advirtieron de las consecuencias que puede tener esa victoria del Norte en las dimensiones y el calendario del plan de recuperación que negocian los Veintisiete.

El comisario de Economía, Paolo Gentiloni, se encargó de advertir al nuevo jefe del Eurogrupo de lo urgente: el “riesgo de las crecientes divergencias” dentro de la zona euro, que imponen cerrar ya ese plan de recuperación. Donohoe se comprometió en la rueda de prensa posterior a su elección a construir consensos a partir del próximo lunes, cuando asuma las riendas del Eurogrupo. “Trabajaré muy duro con mis colegas para que el Eurogrupo juegue un rol muy positivo en el fondo de recuperación”, sostuvo.

La vicepresidenta española felicitó a Donohoe y dijo desear trabajar con él para asegurar una fuerte recuperación “que no deje nadie atrás”. Fuentes socialistas no escondieron su decepción por perder esa silla que tenían desde que en 2013 accedió a ella el holandés Jeroen Dijsselbloem. Los populares españoles fueron más allá y calificaron la derrota como un fracaso de Sánchez.

Un diplomático señaló lo indigesta que es una derrota con los grandes países detrás. “Su figura sigue pareciendo a muchos divisiva”, sostuvo. En realidad, Calviño no solo ha dado voz a España en el Eurogrupo, sino que le ha dado liderazgo en las batallas sobre la armonización fiscal, los eurobonos o la integración bancaria.

Eso le ha costado enemigos, pero también le ha brindado aliados. Según fuentes comunitarias, lo que demuestra la elección es, en el ámbito europeo, que la mayoría de países está lejos de la posición de Francia o España en el terreno fiscal. Dentro, la derrota podría tener también consecuencias. De entrada, porque Calviño no tendrá el poder extra que le daba poner en su tarjeta de visita el cargo de jefa del Eurogrupo.

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Sobre la firma

Lluís Pellicer
Es jefe de sección de Economía de EL PAÍS, donde ha desarrollado la mayor parte de su carrera. Ha sido corresponsal en Bruselas entre 2018 y 2021 y redactor de Economía en Barcelona, donde cubrió la crisis inmobiliaria de 2008. Licenciado en Periodismo por la Universitat Autònoma de Barcelona, ha cursado el programa de desarrollo directivo de IESE.

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