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Un insecto en mi batido

Becrit comercializa harina de proteína animal para bebidas saludables y respetuosas con el medio ambiente

Uno de los batidos elaborados por Becrit
Uno de los batidos elaborados por Becrit

Todo comenzó en Camboya cuando Sergi Playá, uno de los fundadores de la empresa junto con Daniel Morató, trabajaba en un hotel como cocinero. Un compañero le invitó a probar grillos fritos y le gustaron. A partir de aquí empezó a interesarse por este “producto” como una vía de negocio, tanto por sus buenas cualidades nutricionales (tiene un alto valor proteico) como por la sostenibilidad de su producción. “Se necesitan pocos recursos para elaborar grandes cantidades de insectos o de harina de insecto”, afirma Morató. Entonces, ¿por qué no se comen más insectos?, se preguntaron Playá y Morató. Una cuestión que supuso el pistoletazo de salida al negocio de Becrit allá por 2017, aunque no fue hasta 2019 cuando se materializó la empresa. “Primero tuvimos que pensar cómo introducir los insectos en la dieta española. Sabíamos que aquí comerlos tal cual no era viable”, apunta Morató.

Un freno que, en principio, les llevó a probar con una tienda online donde vendían alimentos elaborados con harina de insecto (galletas, pastas…) de marcas dispares y que mantuvieron seis meses. Pero no era lo que buscaban. “Queríamos vender este producto con nuestro sello. Para ello contactamos con distintas granjas de cría de insectos para consumo humano hasta que encontramos una en Holanda, la más grande Europa, que comercializa harina de buffalo worm, un insecto que, por su sabor, era el que más nos gustaba”, comenta Morató.

Con esta harina como alternativa a los insectos se abrían más posibilidades de producto. Así que a partir de aquí y con una inversión de 50.000 euros de capital propio, la maquinaria se puso en marcha. Una maquinaria que para producir la harina base de los batidos recorre media Europa. En Holanda se crían los insectos que luego se tuestan y muelen para obtener la proteína. Después se lleva a Finlandia, donde se mezcla con los ingredientes de sabor para obtener las tres especialidades de batidos: fresa con chocolate blanco y un toque de baobab, vainilla con coco y canela y chocolate con maca. Luego regresa a Holanda, donde se envasa en cajas y bolsitas que llegan desde el Reino Unido, para terminar su recorrido en España. De momento suman cuatro empleados que han vendido más de 2.000 preparados para batidos. Unas ventas que, pese a la covid-19, han multiplicado por dos en estos últimos meses. Esperan cerrar el año con 200.000 euros de ingresos.

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