El Gobierno sale al rescate de las líneas aéreas
El principal objetivo es salvar la integración de Iberia y Air Europa, que renegocian el acuerdo alcanzado el año pasado
“Estamos secos, si no nos dan ayudas vamos a durar menos que un telediario”. Juan José Hidalgo lo dijo así, a las claras, en el reciente encuentro de la CEOE. “Por nosotros mismos es imposible que podamos salir adelante, el Gobierno tiene que pensar en nosotros, hemos aportado mucho”, añadió el presidente de Globalia y Air Europa mientras reclamaba ayudas al Ejecutivo como han hecho en países vecinos. También Luis Gallego, presidente de Iberia y futuro líder del holding IAG, denunció en ese evento que el mercado de la libre competencia se está desvirtuando por las ayudas que han dado algunos países (9.000 millones en Alemania, 7.000 en Francia, 3.500 en Holanda, 3.000 en Italia…), difícilmente justificables, frente a los avales de 1.500 millones, los ERTE y la reducción de tasas de Aena a los que se ha limitado España.
Las advertencias de los responsables de las dos aerolíneas, cuya integración se ve ahora muy condicionada por la crisis y por tanto tiene mucho por lo que preocuparse, plasman una realidad que trae por la calle de la amargura al Gobierno, obligado a salvar un sector determinante para el turismo, motor de la economía del país. No caben medias tientas ni retrasos. Por eso, tiene que echar el resto y el salvavidas para una operación rescate para todo el sector: Iberia, Vueling, Air Europa, Air Nostrum, Volotea y Binter. A ello parece responder el plan de ayudas a sectores estratégicos por 10.000 millones aprobado por el Consejo de Ministros el viernes y del que el aéreo forma parte.
Pero, además, lo que realmente inquieta al Ejecutivo es la integración de Iberia y Air Europa. Tiene razón Gallego cuando dice que “sin aviones, no hay turismo y sin turismo, peligra la economía”. En consecuencia, también peligra la operación, que interesa a todos. A Iberia porque significa asegurarse un centro operativo en Madrid que puede darle supremacía sobre esos competidores como puerta de América; a Air Europa porque, también le asegura el futuro y la cartera, y al Gobierno porque “es importante que el hub de Madrid gane peso en el mundo” y refuerce el turismo.
El objetivo no puede ser otro que defender la fusión, que Iberia tenga una situación financiera boyante para abordarla. “Es la única manera de competir a nivel mundial; por separado, lo único que va a pasar es que se canibalicen”, dice un observador. Seguramente, para Iberia, a la que la crisis le ha pegado un bocado considerable en la caja (siete millones diarios que no entran, según manifestó Gallego a EL PAÍS), lo más fácil sería romper la baraja. Pero, pensando a largo plazo lo mejor es continuar las negociaciones y si recibe ayudas, mejor.
Ahí aparece el plan del Gobierno, que Iberia no conoce con detalle. A falta de concretarse, lo primordial para la empresa es recibir apoyo financiero, no que se produzca una entrada de capital público en la compañía, lo que además podría afectar a IAG. Lo que quiere Iberia es que los avales del ICO sean del 90% y no del 70%. De los 1.700 millones que avaló el instituto, Iberia y Vueling recibieron 1.010 sobre los 1.400 solicitados. Es decir, necesitaría otros 300 para sentirse más segura. La compañía tiene un colchón de unos 2.000 millones para aguantar si la situación se perpetúa.
Air Europa, que recibió 130 millones del ICO, ha apostado todo a la fusión. Pero la situación obliga a revisar las condiciones pactadas. El acuerdo de 2019 satisfacía a las dos partes: 1.000 millones a tocateja en el momento en que recibieran los parabienes de Bruselas. Ahora están en cuestión el cuánto, el cómo y el cuándo. Primero porque la cantidad va a sufrir una merma considerable (se habla de 600 millones). Segundo, seguramente no se pagará todo a la entrega porque la liquidez de Iberia no es la misma tras el deterioro de estos meses. Y, tercero, hay que esperar si el análisis de las autoridades de competencia se ve alterado tras la nueva normalidad por el revolcón que ha sufrido el sector. Bruselas ha ampliado el plazo de presentación de datos hasta septiembre, por lo que la aprobación se dilatará probablemente unos meses, si las negociaciones no se rompen antes.
Este punto parece superado. Tanto Gallego como Javier Hidalgo, consejero delegado de Globalia, mantienen contactos frecuentes y buena relación. A los dos les interesa la integración. Por eso, su objetivo es avanzar todo lo posible y facilitar las cosas a Bruselas con el apoyo del Gobierno español. De momento, y con el permiso de Aena, Air Europa se va a mantener en la T4, lo que permitirá realizar simulacros reales de operatividad conjunta.
LOS CORROS
Las tiendas de los aeropuertos quieren revisar sus contratos. Los operadores comerciales de los aeropuertos han alzado la voz para negociar con Aena la revisión de sus contratos ante la atonía de sus negocios por causa de la crisis, que ha reducido drásticamente la presencia de pasajeros y, consecuentemente, la demanda. Aunque han pedido negociar de forma conjunta, la empresa que preside Maurici Lucena va a hacerlo de forma individual, debido a las diferencias de tamaño que existen entre unas firmas y otras, según se informó en el último consejo de administración. El objetivo es encontrar el equilibrio salvaguardando los ingresos, que suponen el 28% del total para Aena.
Los balnerarios también se quejan. Los balnearios sufren y exigen soluciones. La Asociación Nacional de Balnearios (Anbal), que preside Miguel Mirones, ha reclamado que el Imserso anuncie que volverá a operar y cuándo. Para estos establecimientos, que superan el centenar en España y los 200.000 usuarios con pensión completa y tratamiento, el público principal son los jubilados y por eso los viajes del Imserso son fundamentales para su superviviencia. Esta circunstancia, además de las medidas que deben tomar los gobiernos regionales y locales, supondrá que muchos de ellos se mantengan cerrados.
Premio de las mejores bodegas. Primum Familiae Vini (PFV), la asociación de 12 familias europeas productoras en las mejores regiones vinícolas de Europa, entre las que se encuentran las españolas Familia Torres y Tempos Vega Sicilia, dirigida esta última por Pablo Álvarez, ha anunciado el lanzamiento de ‘The PFV Prize Family is Sustainability’, un premio anual de 100.000 euros a una empresa familiar de cualquier área empresarial que demuestre excelencia en sostenibilidad, innovación, artesanía y la transmisión exitosa de responsabilidad y compromiso de una generación a la siguiente.
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