Javier Monzón: “No hay empresas sin empresario. El consejo tiene que hacerlo posible”
El presidente de PRISA inaugura el VIII Foro del Consejero, marcado por la crisis del coronavirus
Javier Monzón, presidente de PRISA —el grupo editor de EL PAÍS— ha inaugurado la octava edición del Foro del Consejero con una reflexión sobre el doble papel, a veces contradictorio, de los consejos de administración de las empresas en un momento de crisis como el actual: promover el espíritu emprendedor y controlar los riesgos. “No hay empresas sin empresario. El consejo tiene que hacerlo posible”, ha dicho en una intervención telemática. Bajo el título La respuesta a la covid-19 desde el consejo, el evento, organizado por KPMG, IESE Business School y EL PAÍS, con la colaboración del AON y Gobertia, tratará de dilucidar a lo largo de cuatro días los desafíos a los que se enfrentan estas instituciones ante la extraordinaria disrupción causada por la pandemia.
Monzón ha destacado en su breve discurso, previo a las intervenciones de los invitados de la jornada, la importancia del máximo órgano de gobierno de las compañías como apoyo al empresario: “Tiene que hacerlo posible: elegirlo, motivarlo, respaldarlo… y a la vez controlarlo, ponerle contrapesos”. Esta contradicción supone el equilibrio que, según el presidente de PRISA, debe mantenerse para conseguir que los consejeros cumplan sus funciones y la empresa tenga éxito. “Solo el consejo las puede asegurar”, ha dicho.
Respecto a la primera función, Monzón ha reivindicado la importancia del liderazgo del empresario para impulsar la actividad corporativa, también en las grandes empresas, pese a que en estas a menudo no sea tan visible su papel como emprendedor. “¿Quién es el empresario en una empresa con propiedad dispersa? Salvo excepciones, debe ser, solo puede serlo, el primer ejecutivo”, ha apostillado.
Pero, a veces, este entra en conflicto con el interés de los accionistas, y ahí es donde cobra especial relevancia la segunda función de los consejos de administración: arbitrar dicha disputa. En ese sentido, el presidente de PRISA ha subrayado la importancia de la supervisión y el control de riesgos, “ya de por sí contrapunto al espíritu transgresor, rompedor, que busca el mayor nivel de riesgo asumible, del empresario”.
En las empresas actuales, hay un tercer pilar, a veces invisible, pero que debe estar muy presente en la actividad empresarial: el conjunto de la sociedad. El llamado propósito de las compañías es otro de los grandes elementos que el consejo debe cuidar y, según Monzón, constituye “la seña de identidad de la empresa responsable”. Si ya nunca fue fácil atender a intereses y actores tan diferentes, el desafío se ha vuelto aún más complejo a raíz de la crisis de la covid-19.
Asumir riesgos
Monzón ha destacado que la nueva situación obliga a los consejos a “asumir riesgos, en ocasiones alguno más incluso de los que nos gustaría y de los que nos recomiendan los códigos de buen gobierno”. Las contradicciones a las que habitualmente se someten los consejeros son aún mayores en unos tiempos de incertidumbre como los actuales y hay que aprender a convivir con ellas: “Vivir en la incertidumbre implica vivir con contradicciones, asumirlas como algo inevitable y construir desde ellas”, ha explicado.
El discurso, pronunciado por videoconferencia, ha puesto énfasis en la importancia de saber gestionar esos riesgos para acotar la incertidumbre y mirar al largo plazo, más allá de una crisis de la que aún se desconoce su intensidad y duración. “Necesitamos empresas que nos ilusionen, que nos den futuro, que sobrevivan y sean sostenibles”, ha remarcado Monzón. Para ello, ha recomendado a los demás directivos adaptar el paradigma actual a las nuevas exigencias de la sociedad: “Sean más austeros, inclusivos, eviten que los incentivos generen efectos perversos”.
El presidente de PRISA ha finalizado su intervención con una llamada de atención sobre las dificultades de seleccionar consejeros en estos tiempos, para lo que, con un toque de humor, echó mano del célebre anuncio del explorador británico sir Ernest Shackleton en el que ponía condiciones casi imposibles de cumplir para reclutar efectivos para su expedición a la Antártida: “Se buscan hombres para un viaje peligroso. Paga reducida. Frío intenso. Largos meses en la más completa oscuridad. Peligro constante. Es dudoso que puedan regresar a salvo. En caso de éxito, recibirán honores y reconocimiento”. Son condiciones que no se pueden exigir a los consejeros, cuyo trayecto hoy continúa siendo de riesgo. Y más tras la crisis económica que ha dejado el coronavirus.
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