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Los ‘halcones’ europeos responden al plan francoalemán: solo ofrecen préstamos y a cambio de reformas y ajustes

Los Países Bajos, Suecia, Dinamarca y Austria lanzan su oferta para el fondo de reconstrucción cuatro días antes de que Von der Leyen publique su propuesta

El primer ministro holandés, Mark Rutte, en La Haya.
El primer ministro holandés, Mark Rutte, en La Haya.Utrecht Robin/ABACAPRESS.COM (GTRES)
Lluís Pellicer

Los cuatro guardianes de la disciplina fiscal de la UE librarán la batalla para rebajar el alcance del fondo de recuperación. A solo cuatro días de que la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, presente su propuesta para intentar sacar del hoyo a la UE, los Países Bajos, Austria, Suecia y Dinamarca defienden que se cree un instrumento temporal, basado en préstamos y no subsidios, y condicionado a reformas y ajustes fiscales. En la propuesta, a la que ha tenido acceso EL PAÍS, los cuatro países exigen que la respuesta a la crisis no suponga ni mutualización de la deuda ni un “incremento significativo” de las aportaciones nacionales al Presupuesto de la UE.

Los bautizados como los cuatro frugales advirtieron de que no se quedarían con los brazos cruzados ante la iniciativa lanzada por Francia y Alemania, que contemplaba que la Comisión Europea se endeudara para inyectar 500.000 millones de euros a los países más afectados por la pandemia en forma de subsidios a fondo perdido. La propuesta francoalemana tuvo una buena acogida entre la mayoría de los socios, en especial en los del sur. A pesar de que el documento demandaba reformas a los beneficiarios de esas ayudas, los cuatro defensores de la austeridad se desmarcaron de la satisfacción del resto de países ante ese documento.

Los halcones anunciaron entonces que preparaban otra propuesta, que finalmente han remachado este sábado. En su nueva ofensiva, estos países dejan claro su descuerdo con “cualquier instrumento o medida que lleve a la mutualización de la deuda” ni tampoco “a incrementos significativos en el presupuesto de la UE”, que Von der Leyen prevé hasta prácticamente duplicar en los años más duros de la crisis.

Los cuatro países proponen un “fondo de recuperación de emergencia”, complementario a la red de seguridad de 540.000 millones de euros aprobada por el Eurogrupo, que se creará después de una “evaluación de necesidades exhaustiva” sobre los sectores y segmentos más golpeados por la crisis. Ese instrumento no se nutriría de aportaciones de los países, sino de deuda. Pero en lugar de destinar esos recursos procedentes de los mercados a subsidios a los países más afectados, abogan por conceder préstamos. A cambio, eso sí, de “un fuerte compromiso a las reformas y al marco fiscal”, así como al Estado de derecho y a garantías de que ese gasto se protegerá de la corrupción.

El documento aboga, además, por acotar el plan a un horizonte temporal de como máximo dos años y ceñirlo al sistema sanitario y a la investigación y desarrollo vinculados al Pacto Verde o la agenda digital. La Comisión, en cambio, pensaba en ampliarlo a sectores tocados por la crisis como el turismo o la industria automovilística. El documento, por último, indica cuáles son los objetivos del plan. No son otros que las principales ambiciones europeas de estos Estados. Se trata, según el documento, de “restaurar” y “profundizar” el mercado único con una agenda de actuación para 2021 para políticas industriales y de innovación y una mayor integración de los mercados de capitales.

Si bien las diferencias entre países sobre la configuración del fondo de recuperación son sustanciales, todavía son mayores en la concepción del Presupuesto de la UE. Alemania ha asumido ya que su aportación será mayor, pero estos cuatro países recuerdan que la abrupta caída del Producto Interior Bruto (PIB) prevista para este año supondrá que las aportaciones de los países sean mayores. “Nuestra posición no ha cambiado”, advierten los halcones, que reclamaban cheques y que las cuentas europeas no superaran el 1% del PIB. La máxima concesión de los cuatro países se limita a anticipar parte de las cantidades a los primeros años de la crisis para dar una respuesta más contundente a la pandemia.

Los cuatro países ya expresaron en el pasado Eurogrupo sus reticencias a la propuesta francoalemana, que España e Italia consideraron que iba “en la buena dirección”. Según fuentes diplomáticas, Austria ―con un Gobierno de coalición entre democristianos y verdes— y Suecia –socialdemócratas y verdes— se pusieron al frente de ese rechazo. Los países, sin embargo, hasta ahora toman posiciones para empezar la guerra a partir del próximo día 27, cuando Von der Leyen presentará una propuesta que, según ha avanzado, trata de contentar a norte y sur con una mezcla de préstamos y ayudas.

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Sobre la firma

Lluís Pellicer
Es jefe de sección de Nacional de EL PAÍS. Antes fue jefe de Economía, corresponsal en Bruselas y redactor en Barcelona. Ha cubierto la crisis inmobiliaria de 2008, las reuniones del BCE y las cumbres del FMI. Licenciado en Periodismo por la Universitat Autònoma de Barcelona, ha cursado el programa de desarrollo directivo de IESE.

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