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Vídeo | “Mi ilusión es casarme abrazando a la gente y no con una mascarilla tapándome la cara”

La crisis sanitaria obliga a posponer, sin una fecha clara, bodas y comuniones, con gran repercusión económica para el sector

La diseñadora especializada en novias Laura Monge, en su taller de Madrid. Foto: Carlos Martínez. Vídeo: Belén Fernández y Carlos Martínez

En la mesa del comedor de Belén y Lorenzo se agolpan las invitaciones de la boda con fecha para el 18 de abril. Eligieron este mes porque coincidía con el cumpleaños del novio y porque era primavera, su estación favorita. “Solo nos preocupaba la lluvia, y fíjate…”, reflexiona Belén, maestra toledana de 32 años, que confiesa que lo peor de todo fue vivir el día su boda sentada en el sofá de su casa, más que la cancelación en sí.

Desde que el Consejo General del Poder Judicial acordara a mediados de marzo la suspensión de todas las actuaciones judiciales consideradas “no esenciales” mientras se mantenga el estado de alarma, un 8,7% de las parejas ha decidido cancelar su boda hasta el momento, mientras el 91,3% ha optado por posponer la fecha según el portal Bodas.net. “Nadie quiere perder el dinero así que por ahora no hemos tenido problema con aplazar la boda, otra cosa es si habláramos de cancelación”. Teresa y Ángel se casaban el 30 de mayo en una finca a las afueras de Madrid. Por ahora lo han pospuesto a octubre pero “con muchos peros”. Muchas ilusiones en manos de la incertidumbre. Y también mucho dinero. “Llevamos un dineral invertido en algo que no sabemos cuándo va a celebrarse”, asegura Ángel. Por ahora, se han visto afectados el 20% de los enlaces del año. Y, probablemente, el porcentaje subirá por las restricciones futuras a las reuniones multitudinarias.

Un sector en crisis

Según datos del Instituto Nacional de Estadística de 2018, en España se celebran más de 167.000 matrimonios al año y el coste medio de una boda es de 20.500 euros. Un negocio que mueve cerca de 3.500 millones de euros anuales, datos de Bodas.net en colaboración con Esade y Google, y que este año puede perder casi el 40% de sus ganancias al empezar los aplazamientos y cancelaciones en plena temporada alta.

La diseñadora especializada en novias Laura Monge reconoce que en estos días su taller del barrio de Salamanca (Madrid) estaría “a tope, con dos pruebas de novias al día y entregando vestidos diariamente”. Los rollos de tela, que tenían que transformarse en vestidos para novias y madrinas, se agolpan en una esquina. “Esto es una fortuna, tenía que estar hecho y entregado, prefiero no pensarlo”, asegura la diseñadora que califica este año de perdido casi al cien por cien. “Desde el mes pasado la facturación es nula”, confiesa Mario Trueba, fotógrafo mexicano de 39 años. “He intentado encontrar soluciones para todos los clientes, reubicar las sesiones pero lo peor de todo es la incertidumbre” apunta Mario que confiesa que no sabe cuándo volverá a coger su cámara.

La incertidumbre de las comuniones

Según datos de la Conferencia Episcopal, el año pasado se celebraron 214.000 comuniones, la mayoría en el mes de mayo. El gasto medio de cada familia en este tipo de celebración es de 9.000 euros. “Hemos perdido más del 50% del negocio”, reconoce Israel Sánchez, dueño de una empresa de organización de eventos en Zaragoza. “Ahora lo que estamos haciendo es reubicarlas en espacios urbanos, pero tampoco sabemos cuándo abrirán los restaurantes y si coincidirán con el día nuevo que fije el colegio", explica el empresario.

El aplazamiento de las comuniones también está pasando factura con especial incidencia al sector joyero de nuestro país, con el 100% de los establecimientos cerrados y prácticamente nula actividad entre los fabricantes. “Ha sido un desastre, nada comparable con crisis pasadas como la del 2008. Vamos a perder casi un 40% de las ganancias del año”, asegura Daniel Soler, joyero granadino que regenta un negocio familiar con 50 años de historia. Con cinco empleados a su cargo, a los que ha tenido que aplicar un ERTE, califica la situación de “dura". Sobre todo por la incertidumbre que tiñe las celebraciones de este año, porque celebrar “es abrazar a la gente y no sabemos si eso será a partir del 2021”.

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