El mercado anticipa el mayor golpe para la economía mexicana desde 2009
Analistas y bancos de inversión prevén una caída del PIB para este año de entre el 1,5% y el 4,5%, mientras el Gobierno continúa posponiendo los planes de estímulo
A la cuarta semana desde que se detectaron los primeros casos mexicanos de coronavirus, Andrés Manuel Lopez Obrador ha reconocido públicamente lo obvio: su país no salvará su economía de la recesión. La crisis del Covid-19 está provocando una gigantesca herida en la economía global y México no será una excepción. En un entorno de fuerte oleaje, las previsiones cada vez son peores para una economía abierta, muy interconectada y que además llega a esta crisis con las defensas bajas. Los pronósticos del mercado oscilan entre una caída de entre 1,5% al 4,5%, los peores registros desde 2009.
El optimismo del presidente mexicano, que ha decidido posponer hasta una crecida mayor del brote muchas de las medidas preventivas implantadas en otros países, terminó el domingo al reconocer la dimensión económica de la pandemia. De gira por el Estado de Oaxaca anunció una nueva red de carreteras, pero no se atrevió a confirmar si podrían continuar con otra de las ampliaciones planificadas. Una señal hasta ahora inédita en el discurso del presidente, que tiene además en cartera grandes proyectos de infraestructura. “La reducción de inversión en infraestructura suele ser la frontera más fácil de cruzar para el Gobierno cuando entras en un proceso recesivo y no hay dinero”, apunta Alberto Ramos, economista jefe de Goldman Sachs para América Latina.
La construcción de un nuevo aeropuerto, una refinería y el tren maya, con presupuesto total para un plazo de uno a tres años de unos 20.000 millones de dólares, son algunas de las obras estrella del sexenio. Dos días después del mensaje de advertencia en Oaxaca, López Obrador subrayó que ninguno de los tres proyectos corre peligro. “Tenemos recursos suficientes”, anunció durante la conferencia mañanera de este martes. El presidente mexicano habló de “unos fondos extras para usar de alrededor de 400.000 millones de pesos (uno 16.000 millones de dólares)”. No especificó ni de dónde sale ni cuál es esa partida. Por su alta cuantía, los analistas descartan que puede tratarse de restos del presupuestos del año anterior no ejercido, ni tampoco del Fondo de Estabilización de Ingresos Presupuestarios, destinado a compensar caídas inesperadas en los ingresos.
Más allá de estos anuncios con poca concreción el mercado reclama una reacción decidida del gobierno en forma de plan de choque. Como el de Italia, España o los 850.000 millones de dólares lanzados por Donald Trump. De momento, López Obrador se ha limitado a anunciar que “en su momento” se concederán créditos sin intereses o a tasas bajas a pequeños negocios, fondas, taquerías, talleres. “Hacen falta una política fiscal expansiva. Entre más se tarden son más empleos que se pierden y serán más difíciles de recuperar”, apunta Gabriella Siller, responsable de análisis de mercados de Banco Base, que contempla una caída anual de la economía del 3%.
“Es necesaria una respuesta fiscal. El gobierno necesita una estrategia valiente que vaya acompañada del envío de señales inequívocas de que se aproxima una reforma fiscal. Aunque no esperamos que esto suceda hasta finales del 2021, hasta que hayan pasado las elecciones intermedias de junio”, señalan los analistas del banco de inversión JP Morgan en un informa reciente donde rebajaban el pronóstico de México a un -1,8% al final de año.
México −con 367 casos confirmados y cuatro muertos− no esta siendo por ahora de los países más afectados, pero casi desde el día en que el virus saltó desde China y comenzó a hacer temblar los mercados internacionales ha cubierto de nubes negras a la economía mexicana. Una tormenta en forma de depreciación histórica del peso −ha llegado a superar las 25 unidades por dolar− y desplome del petróleo, que se mueve en mínimos de hace dos décadas.
Los años de esplendor petrolero ya quedan lejos. Los retrocesos año tras año en la producción han convertido al México de hoy en importador neto de crudo, sobre todo, por la necesidad de abastecer su refinerías. Así, compra caro por la conversión del dólar y, a la vez, ve caer los ingresos de Pemex, la petrolera estatal más endeudada del mundo y una amenaza para las finanzas públicas. Pemex está en la mira de las agencias de rating y una nueva rebaja arrastraría también a la deuda soberana mexicana. “Una rebaja de la calificación crediticia está mas cerca que nunca”, añaden desde JP Morgan.
A medida que avanza la pandemia, se endurecen las restricciones o cierres temporales de fronteras. La última, la mexicana con EE UU, que con miles de casos se prepara también para afrontar la recesión. De esa frontera dependen más de tres cuartes partes de las exportaciones mexicanas −que a su vez suponen el 35% del PIB del país− y más de la mitad del turismo, que representa casi el 10%. Si añadimos otro 3% del sector automotriz −también paralizado por la dependencia de las cadenas manufactureras asiáticas y la demanda EE UU− tenemos a casi a la mitad de las palancas del PIB gripadas.
El panorama ya era nebuloso antes del estallido. La economía cerró 2019 con un -0,1%, el primer retroceso anual en una década. Tanto la demanda interna -una de las grandes esperanzas de López Obrador- como el sector industrial llegan registrando caídas durante siete cuatrimestres consecutivos. “El golpe agarra a México en medio en unas situación de gran debilidad en términos de crecimiento y con una respuesta muy lenta por parte de las autoridades”, apunta el economista jefe de Goldman Sachs para América Latina, que ha rebajado recientemente su estimación, de un crecimiento del 0,6% a una caída del 1,6%.
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