85 millones de razones para priorizar a las personas con discapacidad durante los desastres
América Latina y el Caribe está progresando en la inclusión de las personas con discapacidad, pero como una de las regiones más propensas al impacto de los fenómenos naturales ¿están incluidas en la gestión del riesgo de desastres?
Madelyne Castillo estudia psicología en la universidad pública de Santo Domingo en la República Dominicana, sin embargo, debido a que utiliza una silla de ruedas y a que no hay elevadores o rampas disponibles, debe pedirle a varios de sus compañeros que la carguen a través de tres pisos de escaleras para asistir a clases.
El de ella no es un caso único. En América Latina y el Caribe existen muchos sistemas que no fueron diseñados para personas con discapacidad. Por lo que si agregamos los desastres causados por riesgos naturales, la situación se torna aún más desafiante.
Los desastres causados por riesgos naturales ocurren con una frecuencia e intensidad que crecen año a año. Según el Banco Mundial, América Latina y el Caribe es la tercera región más expuesta a estos fenómenos: entre 1960 y 2017 se registraron más de 2.300 eventos, muchos de ellos con graves impactos en la población y las infraestructuras.
Los sistemas de alerta temprana y los planes de preparación pueden ayudar. ¿Pero qué ocurre si estos se basan en sonidos o imágenes y no son accesibles para personas con discapacidad auditiva o visual? Durante un desastre ¿qué ocurre si los refugios no son accesibles para las sillas de ruedas o si no permiten animales de guía? Y luego, ¿se consulta a las personas con discapacidad para asegurarse que las nuevas infraestructuras sean accesibles?
Con aproximadamente 85 millones las personas, según el Banco Mundial, que viven con alguna discapacidad en América Latina y el Caribe, estas son las preguntas que deben plantearse y responderse.
El entorno de la discapacidad
El 15 % de la población mundial experimenta algún tipo de discapacidad. De acuerdo a las Naciones Unidas, el término personas con discapacidad se utiliza para designar a todas las personas con discapacidad, incluidas aquellas con impedimentos a largo plazo de tipo físico, mental, intelectual o sensorial que, al interactuar con obstáculos ambientales y de actitud, dificultan su participación plena y efectiva en la sociedad en igualdad de condiciones con los demás.
“Este marco es importante”, afirma Charlotte McClain-Nhlapo, asesora en discapacidad global en el Grupo del Banco Mundial. “Esta definición se centra en la interacción del individuo con su entorno y podemos cambiar ese entorno para que se vuelva más accesible y más inclusivo”.
En América Latina y el Caribe, los accidentes viales son una causa importante de discapacidad, así como la diabetes y otras enfermedades crónicas, lesiones relacionadas con el trabajo y episodios como la violencia por arma de fuego y la violencia de género. Las mujeres con discapacidad son cuatro veces más vulnerables a la violencia de género y esto puede generar una variedad de discapacidades.
Asimismo, las personas con discapacidad tienen más posibilidades de experimentar menores niveles de educación, de resultados de salud, de empleo y mayores niveles de pobreza que las personas sin discapacidad.
“En la República Dominicana existe la voluntad política para emplear a más personas con discapacidad”, dice Gisela Eusebio, presidenta de la Fundación Gissell Eusebio Life Transformer. “Pero los obstáculos que dificultan las clases y la educación hacen que sea muy difícil para nosotros atender la demanda del mercado y los requisitos de un puesto de trabajo”.
“Como personas con discapacidad, tenemos muchos problemas con infraestructuras a las que no podemos acceder”, agrega Eusebio. “Por ejemplo, solo hay unos cinco autobuses con rampa para silla de ruedas en todo Santo Domingo. Para poder acceder a cualquier otro autobús, debemos ser cargados dentro del autobús por dos o tres transeúntes. Una persona con discapacidad debe tener fortaleza interna, porque estar obligados a pedir ayuda de esa manera afecta la dignidad de una persona. Quiero que las personas comprendan que valen la pena y de que pueden hacerlo”.
Hacer frente a los desastres
Las personas con discapacidad se ven afectadas en forma desproporcionada por los efectos inmediatos y a largo plazo de los desastres causados por riesgos naturales. La discriminación por discapacidad puede agudizarse durante las emergencias.
“Muchas personas con discapacidad viven en situación de pobreza, haciéndolas más vulnerables a los desastres causados por riesgos naturales”, dice Gisela Eusebio.
¿Qué hacer?
-Los expertos señalan que los planes de preparación ante desastres deben asegurar que los debates y materiales sean accesibles para personas con discapacidad auditiva o visual, así como personas con discapacidades cognitivas.
-Los sistemas de alerta temprana no deben depender únicamente de métodos acústicos o señales de video o televisadas que no incluyan interpretación con lenguaje de señas o subtítulos para personas con dificultades auditivas, o descripciones de audio para personas con visión reducida o ceguera.
-Las personas con discapacidad muchas veces son apartadas de sus dispositivos de asistencia, no pueden acceder a medicinas importantes, o necesitan una fuente de energía para cargar sus dispositivos de asistencia.
-Las políticas que prohíben la evacuación o el alojamiento de animales en refugios pueden disuadir a aquellos que dependen de animales de guía de optar por la evacuación para así permanecer con sus animales.
-Cuando tiene lugar un desastre causado por riesgos naturales, las personas con discapacidad deben estar incluidas en las evaluaciones de daños y necesidades para asegurar su acceso a dispositivos de asistencia, servicios de rehabilitación, albergue y vivienda accesible y suministros esenciales para la vida como agua y alimentos.
-Durante la etapa de reconstrucción, las personas con discapacidad deben ser consultadas mediante evaluaciones para identificar qué desafíos de infraestructura y accesibilidad son cruciales para la comunidad con discapacidades.
Según Charlotte McClain-Nhlapo, existe un fuerte compromiso por parte de los gobiernos de la región para tomar este asunto con seriedad. “Las organizaciones de personas con discapacidad están bien organizadas e interactúan con sus gobiernos, por ejemplo, en Brasil, Argentina y Ecuador. Por lo que existe un fuerte liderazgo en la región respecto a la inclusión de las personas con discapacidad”.
Haití representa un ejemplo positivo de reconstrucción mejorada que toma en cuenta la inclusión de estas comunidades: luego del terremoto de 2010, el país trabajó en el establecimiento de estándares para que la reconstrucción fuese accesible. En 2017 se promulgó una nueva ley para asegurar que las personas con discapacidad tuvieran mayor capacidad de enfrentar desastres, rutas de escape de los edificios públicos o acceso a los refugios en momentos de desastre.
Inclusión de la discapacidad en el desarrollo
Un aspecto importante de la inclusión es acceso al empleo y capacitación. En Jamaica, los recursos y oportunidades para las personas pobres con discapacidad han sido escasos, dificultando la posibilidad de muchos adultos de ser miembros activos de su comunidad.
Un proyecto del Banco Mundial proporcionó formación vocacional a personas pobres con discapacidad y mejoró la disposición de los jóvenes vulnerables con discapacidad de cursar la educación primaria. El proyecto superó sus objetivos, la mayoría de los beneficiarios completó la capacitación y más tarde consiguió un empleo.
Varios proyectos de transporte urbano en curso fueron diseñados con características de accesibilidad universal, como los subtes de Quito, Bogotá, São Paulo y Lima. El gobierno de Uruguay se embarcó en un ambicioso plan para prestar servicios turísticos sostenibles, con énfasis en el turismo accesible para todos, un esfuerzo que el Grupo del Banco Mundial apoyó con un estudio diagnóstico. Así mismo, en 2018 el Grupo del Banco Mundial presentó sus diez compromisos en favor del desarrollo con inclusión de la discapacidad.
“En forma general, América Latina y el Caribe goza de un entorno con políticas positivas, aunque existe un elemento de desconexión con la puesta en marcha”, explica Charlotte McClain-Nhlapo. “Sigue siendo un desafío, a menudo no por falta de voluntad política, sino por falta de datos, políticas con base empírica y capacidad humana para llevarlas a cabo”.
Agrega que los sistemas muchas veces no son diseñados teniendo en mente a las personas con discapacidad, por ejemplo, las escuelas.
Sin embargo, en América Latina hay avances: en Bogotá, Colombia, se mueve en la dirección correcta con transporte accesible. En Ciudad de México, los conductores de autobús reciben capacitación en inclusión, mientras que el subte de Lima, Perú, ha visto avances progresivos en torno a la accesibilidad. En Chile, se está abordando la inclusión de la discapacidad en la educación terciaria.
Emily Bartels-Bland es productora online del Banco Mundial
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.