Georgieva apuesta por modernizar las reglas del comercio internacional
La nueva jefa del FMI cree que el acuerdo provisional entre EE UU y China no basta e insiste en que el comercio es la llave para la paz y prosperidad global
“El aliento del otoño empieza a helar la carretera”. Con este verso de Alexander Pushkin se estrenó el jueves Kristalina Georgieva en el FMI. La nueva jefa del organismo echó mano del poeta ruso para sintetizar el ánimo gélido que se extiende por la economía internacional. Georgieva aplaudió el principio de acuerdo comercial alcanzado por EE UU y China, pero reconoció que este no basta para ahuyentar al fantasma de la desaceleración. Y reclamó adaptar las reglas del comercio internacional a un mundo que cambia cada vez más rápidamente.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) tiene por primera vez en su historia una directora gerente procedente de un país en vías de desarrollo. A Georgieva le gusta usar su historia personal para ejemplificar algunas de sus ideas. Recordó cómo la hiperinflación que Bulgaria sufrió en los años noventa del pasado siglo acabó con los ahorros de su madre de un día para otro. “Pero también vi que las políticas adecuadas podían impulsar el crecimiento y el nivel de vida. Mi país es ahora miembro de la UE y tiene una renta per capita cuatro veces superior a la de entonces”, dijo en su primera rueda de prensa como jefa del Fondo.
Georgieva ve el mundo en un momento decisivo. Nunca antes los cambios se habían sucedido tan rápidamente. Y en el centro del huracán está el comercio internacional, que, según insistió, es la llave no solo para el crecimiento económico sino también para evitar la guerra: “Si queremos un futuro con paz y prosperidad, tenemos que trabajar en un sistema comercial que apuntale el futuro”. Citó estudios que estiman que en el periodo de mayor florecimiento del libre comercio los conflictos armados se redujeron en el mundo un 94%.
Las preparaciones de esta asamblea anual que el FMI celebra en Washington se hicieron en un ambiente de profundo pesimismo. La economía global crecerá este año a su ritmo más bajo desde la crisis financiera de 2008. El 80% del mundo ha asistido a una rebaja en sus previsiones de crecimiento. Pero justo antes de inaugurarse esta cita se produjeron avances en dos de los aspectos que más preocupan: la guerra comercial y el Brexit.
Pese a la buena noticia del acercamiento de posturas entre Washington y Pekín, Georgieva rebajó sus expectativas ante este acuerdo. “No voy a reducir el conflicto a un asunto y decir que si este se resuelve ya está todo bien. Es muy importante impulsar el comercio. Hemos estado cerrando acuerdos basados sobre todo en el pasado, pero no puedes conducir mirando solo al retrovisor”, añadió. Entre los factores que obligan a repensar el marco de los intercambios mundiales, la búlgara citó la expansión del comercio electrónico o la creciente importancia de los servicios.
“El sistema comercial que tenemos nos sirvió de mucho en el pasado. Pero no sirve para la economía del futuro. Y hay que reconocer que tenemos que buscar una forma para que la comunidad internacional sea más ágil y adaptable en los acuerdos que cerramos, porque el mundo continúa cambiando”, añadió. Es este un mensaje dirigido a la Organización Mundial del Comercio (OMC), sobre la que pesa la amenaza de quedar fuera de juego. El 10 de diciembre vence el mandato de dos jueces del Órgano de Apelación, el más importante del organismo. Y el bloqueo estadounidense para nombrar sustitutos dejará inoperativo el tribunal responsable de dirimir los conflictos comerciales de 164 países. “La OMC tiene un papel muy importante que jugar, pero yo pondría más el énfasis en los miembros de la OMC”, dijo Georgieva, sugiriendo que ya da por superado ese organismo.
El pesimismo que esta semana ha acompañado la mayoría de conversaciones en la sede del Fondo en Washington tiene nombre y apellidos. No son solo las tensiones comerciales. Las incertidumbres que rodean a las finanzas mundiales ya han tenido un efecto palpable: menos crecimiento para este año y los próximos.
Menor caída en Venezuela
Para superar este panorama sombrío, Georgieva apuntó cinco prioridades con las que se podría mejorar la situación global: deshacer el daño hecho al comercio y buscar una solución duradera para construir un sistema más fuerte; usar la política monetaria sin ignorar los riesgos para la estabilidad financiera de los bajos tipos de interés; otorgar a la política fiscal un papel más protagonista; aumentar la productividad para conseguir un crecimiento más fuerte e inclusivo; y, por último, promover la cooperación internacional, más allá del comercio. Es este un paquete de medidas francamente difícil de lograr en un mundo que parece alejarse de la cooperación entre países y de la globalización.
El Fondo anticipa para 2020 una recuperación que el propio organismo tilda de “precaria”. Porque basa esta mejora en la suposición de que países que este año han experimentado una importante caída en su PIB —como Venezuela, Irán, Argentina o Turquía— no van a sufrir tanto el próximo año. “Aunque no sabemos lo que va a ocurrir, por lo que este pronóstico es bastante precario”, admitió el número dos del FMI, David Lipton. Con todo ello, el pronóstico general es de una “desaceleración sincronizada” en prácticamente todo el mundo.
El abismo que separa a un Brexit con o sin acuerdo
Kristalina Georgieva habló el jueves a las pocas horas de que se anunciara un acuerdo entre Londres y Bruselas para un Brexit ordenado. La jefa del FMI se felicitó por un pacto que aleja por ahora los pronósticos más catastrofistas de que el Reino Unido saliera a las bravas de la UE el 31 de octubre. Los analistas del Fondo ya habían dicho esta semana que el Brexit salvaje podía costar a la economía británica entre el 3% y el 5% de su PIB.
“La diferencia entre salir con o sin acuerdo es bastante espectacular”, aseguró Georgieva. Con un acuerdo de divorcio, el coste se quedaría en el entorno del 2%. “Y gran parte de ese efecto ya ha sido absorbido”, advirtió.
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