El brillo de la papiroflexia
Joyas de Papel diseña desde un taller pontevedrés de Nigrán complementos que vende en toda Europa
Lo de las pajaritas de papel era solo una afición para el vigués Diego Ante Álvarez, pero cuando vio el éxito de sus pendientes de papiroflexia empezó a plantearse que quizá podía vivir de eso. Joyas de Papel nació, como otras tantas empresas que salvaguardan oficios, de una pasión y una crisis personal. La de un ingeniero industrial que tenía una hermana, Begoña, doctora en Bellas Artes con la que lanzar colecciones de bisutería que se moldean y montan con plata y otros metales. Cumplen 10 años ahora y lo celebran con 120.000 euros de facturación anual.
“La primera colección eran pajaritas, lagartos, perros, figuras geométricas… Se trataba de probar y de experimentar con el papel, con las formas de endurecerlo. Ahora aplicamos la misma técnica al trabajo con la plata, la moldeamos como si fuera papel, porque eso está en nuestro ADN. La marca es una evolución, pero la papiroflexia está en todo”, cuenta el gallego. En 2011 abrió su primera página web, en la que recibía encargos, y empezó a recorrer mercados artesanos y ferias. “Es clave conocer qué quiere tu cliente. El de aquí y el de fuera. Pronto nos dimos cuenta de que, aunque nos parecemos, no tiene nada que ver el gusto italiano y el francés con el español, así que adaptamos las colecciones a los países donde vendemos, de momento Bélgica, Italia y Francia. Ese conocimiento te lo dan las ferias”.
El consumidor final supone un 50% de sus ventas y su plataforma web comercializa el 10% de sus productos, unas dos piezas de media por compra. Acaban de lanzar página nueva y esperan mejorar las ventas por este canal el año que viene “porque el plan es invertir en marketing digital a muy corto plazo y en la tienda online”. En la treintena de tiendas desde las que distribuyen en España (muchas de las cuales son de moda, no solo joyerías) venden el 40% de sus piezas. “El trato es muy directo con ellas. Nos dicen qué gusta más, qué colecciones funcionan mejor… Y nuestro posicionamiento también va hacia los museos. Tenemos colecciones inspiradas en ellos. En España estamos en CaixaForum de Madrid, Zaragoza y Barcelona, y en Francia, en el museo del impresionismo Giverny”.
A su equipo se unen puntualmente trabajadores para los encuentros de joyeros y en el taller les ayuda una artesana aprendiz. Anillos, broches, colgantes, pendientes…, diseñan joyas por encargo y lanzan varias colecciones al año. Un catálogo que proyectan los dos hermanos, que se dividen la parte de diseño y la comercial. Suelen sacar unos 40 prototipos de cada pieza de la colección, de los cuales se quedan con uno. Ocurre lo mismo con los colores: la paleta de 30 termina reduciéndose a 5. Desde hace un tiempo trabajan doblando la plata y otros metales como si fuera papel, pero sigue siendo un proceso totalmente artesanal. “No es 3D, mantenemos el trabajo lento, el oficio. Para nosotros es importante esta filosofía: dar trabajo aquí y cuidar el producto. Aquí solo se maltrata el papel”, bromea.
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