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La búlgara Kristalina Georgieva se convierte en la nueva directora gerente del FMI

La candidata presentada por Europa ha sido designada oficialmente responsable del poderoso organismo económico global

Lluís Pellicer
La nueva directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva, junto a su antecesora Christine Lagarde
La nueva directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva, junto a su antecesora Christine Lagarde STEPHEN JAFFE (AFP)

La búlgara Kristalina Georgieva ha sido formalmente elegida directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), la poderosa institución económica global de la que forman parte 189 países. Georgieva, hasta ahora consejera delegada del Banco Mundial, concurría en solitario para una silla que sigue reservada para un europeo. La búlgara sucede en el puesto a la francesa Christine Lagarde con el reto inmediato de hacer frente a la crisis de Argentina, acuciada por las obligaciones para devolver su deuda, y el enfriamiento económico mundial.

No por esperado, el nombramiento de Georgieva fue fácil. La búlgara primero tuvo que competir con otros cuatro aspirantes de la UE, entre ellos la ministra en funciones española Nadia Calviño y en particular con el holandés Jeroen Dijesselbloem, para ser nominada como candidata de la Unión Europea. Una vez en la parrilla de salida, tuvo que aguardar a que los socios del FMI accedieran a cambiar la norma por la que el director gerente de la institución no podía ser mayor de 65 años. Tras lograr que se tumbara ese requisito, su camino quedó completamente allanado después de que los países emergentes esta vez renunciaran a presentar su candidatura.

Su mandato, que empieza el 1 de octubre, estará marcado por un escenario de desaceleración de las economías más maduras que coincide con la vulnerabilidad que experimentan otras emergentes. En particular Argentina, cuyo presidente, Mauricio Macri, le reclama que abra mano y le transfiera 5.400 millones de dólares para poder hacer frente a los vencimientos de su deuda.

En una declaración difundida a través de un comunicado, Georgieva dijo ser consciente de los retos que le aguardan. "El crecimiento económico mundial sigue decepcionando, las tensiones comerciales persisten y la carga de la deuda aumenta en muchos países", sostuvo. Las "señales de advertencia", prosiguió, están "parpadeando", por lo que la institución debe estar preparada. Georgieva, además, apuntó las otras grandes carpetas que deberá abordar: "las desigualdades", "los riesgos climáticos" o el "cambio tecnológico".

Nacida en Sofia en 1953, Georgieva empezó su carrera como profesora de Economía en el entonces instituto universitario de Karl Marx de la capital búlgara. Afirma que hasta la caída del muro de Berlín nunca pensó que pudiera hacer otra cosa, pero a partir de entonces su carrera despegó, en el Banco Mundial, primero, y en la Comisión Europea, después.

Paso por la Comisión Europea

Tras ocupar la vicepresidencia del Banco Mundial en 2008, Georgieva fue requerida por el gobierno de su país para ser comisaria en Bruselas. Se ocupó de Desarrollo en el Ejecutivo de José Manuel Durão Barroso, y posteriormente pasó a encargarse del Presupuesto con Jean-Claude Juncker. Al mando de una de las áreas más poderosas de la UE, en la que gestionaba unas cuentas de 160.000 millones de euros anuales, tuvo varios encontronazos con el entorno de Juncker por la gestión de la migración, del Brexit o del propio plan de inversiones que lleva el nombre del presidente de la Comisión. Por ello, decidió regresar al Banco Mundial.

Su nombre estuvo encima de la mesa de los jefes de Estado y de gobierno en las negociaciones para renovar la cúpula comunitaria. Se barajó su perfil para estar al mando de la diplomacia europea e incluso el Consejo Europeo. Sin embargo, acabó por no cuajar. Pese a las dificultades que representaba un cambio de los estatutos para modificar el límite de edad, se presentó para dirigir el FMI con el aval de Francia. En una votación muy ajustada y tras horas de votaciones, logró imponerse a Dijsselbloem por un estrecho margen de votos.

Sobre la firma

Lluís Pellicer
Es jefe de sección de Nacional de EL PAÍS. Antes fue jefe de Economía, corresponsal en Bruselas y redactor en Barcelona. Ha cubierto la crisis inmobiliaria de 2008, las reuniones del BCE y las cumbres del FMI. Licenciado en Periodismo por la Universitat Autònoma de Barcelona, ha cursado el programa de desarrollo directivo de IESE.

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