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Se busca jefe: razón Banco de Inglaterra

Mark Carney dejará de ser gobernador en enero de 2020 entre aplausos por capear el Brexit mejor que la clase política. Sus detractores critican su afán de protagonismo

 Mark Carney, en una comparecencia en el Parlamento británico.
Mark Carney, en una comparecencia en el Parlamento británico. REUTERS

Mark Carney (Fort Smith, Territorios del Noroeste, Canadá, 1965) llegó al Banco de Inglaterra el 1 de julio de 2013 con la aureola de haber salvado Canadá durante la crisis financiera. Y se irá de Londres el próximo 31 de enero dejando muchos admiradores, pero también algunos escépticos. Alabado por capear el Brexit mucho mejor que la clase política y por saber manejarse en un entorno post-crisis financiera en el que el Banco de Inglaterra ha acumulado más poder que nunca, ha generado menos entusiasmo en su punto fuerte: la comunicación.

“Creo que lo ha hecho extraordinariamente bien porque ha sido un periodo muy difícil”, opina Morter Ravn, jefe del Departamento de Macroeconomía de la Facultad de Ciencias Sociales e Históricas del University College London. “Después de una prolongada recesión en el Reino Unido [seis trimestres, de abril de 2008 a septiembre de 2009] ha tenido que implementar las nuevas regulaciones financieras y de estabilidad financiera y, por supuesto, luego llegó el Brexit. Creo que ha afrontado bien todos esos retos”, reseña. Ravn subraya “la mano firme con la que ha advertido sobre las consecuencias del Brexit”. “También ha sido capaz de proyectar estabilidad a la City, que en algún momento parecía que no sabía qué hacer”, concluye.

George Buckley, economista-jefe para el Reino Unido y Zona Euro del banco de inversiones Nomura, recuerda que “ha habido cuestiones polémicas” en la gestión de Carney. “Por ejemplo, no estoy seguro de que la política de dar directrices al mercado haya sido realmente útil”, explica en referencia a las llamadas forward guidelines. “No es nada fácil guiar al mercado en tal o cual dirección en relación a los tipos de interés y mantener esa dirección. Sobre todo cuando das unas directrices que van a ser más duraderas que tu propio mandato. Pero creo que en líneas generales va a tener una valoración genuinamente positiva por lo que ha hecho”, sintetiza.

Respecto a la actuación de Carney ante el Brexit, el economista de Nomura opina que en realidad “no ha tenido mucho que hacer, más allá de la decisión de agosto de 2016 de hacer un cambio de política [una reducción del tipo de interés del 0,5% al 0,25%] que no estoy completamente seguro de que fuera necesario, aunque tampoco creo que haya sido un problema”. “Por supuesto, está también el documento de hace seis meses en el que se hacía referencia a un potencial escenario de fuerte caída de la economía por el Brexit que llamó mucho la atención porque parecía indicar cuál era la dirección que el señor Carney prefería que tomaran las negociaciones. Algunos miembros del parlamento pensaban que apoyaba las posiciones de los remainers [favorables a permanecer en la UE]”, sostiene Buckley.

Julian Jessop, economista del Instituto de Estudios Económicos, coincide en muchos aspectos. “Creo que lo ha hecho razonablemente bien pero en realidad ha sido un trabajo muy fácil. La principal responsabilidad del gobernador de un banco central es decidir la política monetaria y en su mandato eso estaba bastante claro: mantener el tipo de interés lo más bajo posible”. Cuando llegó al puesto, el precio del dinero estaba en el 0,5%, Carney lo llegó a bajar al 0,25% y desde agosto de 2018 lo mantiene en el 0,75%.

En lo que se refiere al Brexit, Jessop cree que el banco ha hecho un “buen trabajo”. “Carney merece un reconocimiento por eso. Tras el referéndum calmó enseguida a los mercados asegurando tipos bajos y liquidez. En aquel momento de tormenta política, el banco se erigió en una garantía de apoyo a la economía y al sistema financiero”, añade. En cambio, Jessop opina que su comunicación no ha sido muy buena. “Básicamente, porque se ha esforzado demasiado. Tras el Brexit, fueron muy lejos apuntando hacia dónde podían ir los tipos de interés. Han dado demasiadas pautas a los mercados y han acabado confundiéndolos”, añade. “El banco también se ha pasado de listo con el Brexit, sobre todo con la publicación de escenarios sobre qué podría suponer un Brexit sin acuerdo. Alguna gente creyó, equivocadamente, que los escenarios más negativos eran lo que el banco pronosticaba que iba a ocurrir. A veces es mejor que el Banco de Inglaterra no diga nada. Y existe la percepción de que a Carney le gusta estar en el escaparate, ser gobernador como si fuera una estrella de rock”, sentencia Jessop.

Francesc Rodríguez Tous, profesor de Banca de la Cass Business School de la City University London, es más generoso con Carney. “Lo ha hecho bastante bien, si no muy bien. El Banco de Inglaterra amasó muchos más poderes después de la crisis financiera y además incorporó el nuevo regulador macroeconómico (el Comité de Política Financiera). Y gestionar eso era complicado. Actuó pronto en el mercado inmobiliario, tomando medidas en 2014, justo al año de empezar como gobernador. Todo eso lo ha hecho muy bien”, opina. “Mucha gente ha acusado al Banco de Inglaterra de hacer predicciones de que la economía iría peor estando fuera de la UE pero, al mismo tiempo, se le ha acusado de lo contrario: de no ser suficientemente franco respecto a los problemas del Brexit. Yo creo que, con Carney, la institución ha tenido muy claro que tenía que ser lo más neutral posible sin tener que mentir. Y eso lo ha hecho relativamente bien”, concluye el profesor de la Cass Business School.

Francesc Rodríguez ve varios problemas para el próximo gobernador. En su opinión, su creciente papel político, con frecuentes comparecencias en el parlamento, hace necesario que tenga un amplio apoyo de los partidos para que no sea cuestionado si cambia el gobierno. Y advierte de que “el incremento del populismo en Europa puede perjudicar la independencia de los bancos centrales en general, y eso es algo que estamos viendo también en Estados Unidos con el nombramiento para la Reserva Federal”.

Otro problema son las predicciones de un futuro inmediato de bajo crecimiento y de salarios estancados. ¿Cómo manejar el riesgo financiero y la estabilidad macroeconómica en ese escenario? “Los bancos centrales tienen gran experiencia en gestionar la economía en tiempos boyantes y en grandes crisis, pero no tengo claro cómo lo harán en una economía estancada. Otro problema es que va a empezar la presión para reducir parte de las regulaciones y restricciones a la banca que se pusieron en marcha tras la crisis financiera. Veremos cómo manejan las presiones para dar marcha atrás”, concluye Rodríguez Tous.

Arranca la selección

Los candidatos a dirigir el Banco de Inglaterra serán bienvenidos “sea cual sea su edad, género, etnia, orientación sexual o discapacidad”. El plazo para presentarse acaba el 5 de junio. Se abrirá entonces un proceso de entrevistas del que saldrá una lista corta para que el Tesoro decida quién sustituirá a Mark Carney. “Creo que sería bueno que se buscaran candidatos en un marco internacional, alguien con mano firme y con un gran conocimiento técnico”, opina Morten Rvan. “No sé si el canciller del Exchequer quiere a alguien con talento y estilo o un valor seguro”, elucubra George Buckley. Entre los primeros se menciona a Agustín Carstens (Banco Internacional de Pagos), Raghuram Rajan (exgobernador del Banco de la India), Shriti Vadera (Santander), Jason Furman (exasesor de Barak Obama), Nemat Shafik (London School of Economics) o Sharon White (Ofcom). Entre los valores seguros se cita a Andrew Bailey, sir Jon Cunliffe, Ben Broadbent y Andy Haldane.

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