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El sol extremeño alumbra al grupo israelí Ellomay

La compañía logra cerrar la financiación para poner en marcha en Talaván uno de los mayores parques fotovoltaicos de Europa

Parque fotovoltaico desarrollado por Ellomay en la localidad italiana de Marche.
Parque fotovoltaico desarrollado por Ellomay en la localidad italiana de Marche.

La empresa israelí Ellomay Capital —que cotiza en Nueva York y Tel Aviv— ha logrado la financiación necesaria para sacar adelante la instalación Talasol Polar PV. El conocido como proyecto Talasol pondrá en marcha el que será el parque fotovoltaico más grande de España, al superar con creces los 175 megavatios (MW) de potencia generados hoy en día por la planta fotovoltaica de Don Rodrigo, ubicada en Alcalá de Guadaíra, al sur de Sevilla. Con una potencia de 300 megavatios (MW), el parque de Talasol —que ocupará 511 hectáreas y será construido en la localidad cacereña de Talaván— se convertirá también en uno de los más grandes de Europa junto con la instalación francesa de Cestas, cerca de Burdeos, a la que igualará en potencia.

“Es un gran hito haber logrado una financiación de 177 millones de euros del Deutsche Bank y del Banco Europeo de Inversiones (BEI) porque era un paso necesario para mantener el objetivo de iniciar los trabajos este trimestre y, si no hay contratiempos, tener el parque operativo el año que viene”, explica Ori Rosenzweig, director de inversiones de Ellomay. Para la compañía fue una sorpresa que el BEI aprobase 70 millones para su filial en España, Talasol Solar, y que les proporcionase esa financiación en el marco del Fondo Europeo para Inversiones Estratégicas (FEIE) — más conocido como el plan Juncker— porque, según Rosenzweig, “desconocían que existiese la posibilidad de financiar proyectos privados en ese ámbito”.

Presupuesto

“El coste total presupuestado es de unos 220 millones de euros. Estuvimos en contacto con varios bancos españoles. El que más interés mostró en la operación fue el BBVA, pero finalmente la oferta del Deutsche Bank fue mejor”, cuenta el ejecutivo israelí.

Un grupo todavía en números rojos

Además de Talasol, Ellomay posee en España otras cuatro instalaciones fotovoltaicas: los parques Rodríguez I, Rodríguez II y Fuente Librilla, situados en Murcia, y la planta Rinconada II, en Córdoba. La compañía israelí, con gran presencia en el sector de las renovables en Italia y Grecia, tiene una capitalización de 92 millones de dólares. En el primer semestre de 2018 facturó 8,15 millones de dólares y perdió 1,13 millones, frente a los números rojos de 5,4 millones del mismo periodo de 2017.

En febrero del año pasado, asesorados en cuestiones legales por la multinacional Baker McKenzie, ultimaron los términos de un contrato de compra de energía a largo plazo —los conocidos como Power Purchase Agreements (PPA)—. Lo firmaron en junio, por un periodo de explotación de 10 años y con el 1 de octubre de 2020 como fecha límite para iniciar las operaciones comerciales de una energía que venderán a precio de mercado. Red Eléctrica será la encargada de conectar el parque fotovoltaico de Talaván a la subestación eléctrica de Cañaveral (Cáceres), aún por construir.

Gracias al PPA, Ellomay logró para el proyecto Talasol estabilidad en los ingresos, no depender de subvención alguna por parte del Gobierno y meterse de lleno en lo que Rosenzweig llama “el renacimiento” de las renovables en España. “El plan Juncker [plan de inversiones de la UE para infraestructuras] no es lo que dirige el florecimiento de las renovables en este momento ni lo que motivó que comprásemos Talasol hace dos años. Es un factor importante, como impulsor, pero lo que verdaderamente está marcando la ruta del actual renacimiento del sector es utilizar los PPA como alternativa para sustituir las subvenciones gubernamentales a ese mercado, que no funcionaron en el pasado. Para nosotros la nueva era de las energías renovables pasa por lograr acuerdos similares”, asegura el ejecutivo.

El parque fotovoltaico supondrá un impulso económico y social para la zona. Desde Ellomay estiman que se llegará a emplear a unas 500 personas durante la fase de construcción y una veintena de puestos de trabajo serán fijos. Pero esto es solo el principio. Si se cumplen las expectativas de la compañía israelí, la energía generada por Talasol irá a parar a la futura subestación eléctrica situada en Cañaveral que, además de proporcionar luz a la región, se espera se convierta en la principal vía de suministro eléctrico para la línea del AVE que uniría Madrid con Lisboa o, en su defecto —ya que el proyecto AVE no termina de arrancar—, de un tren electrificado de altas prestaciones. “La colaboración del Gobierno regional de Extremadura y del central español ha sido y sigue siendo muy importante. Nos han facilitado mucho llegar a este punto y sabemos que trabajan duro para salvar los últimos obstáculos burocráticos”, explica el ejecutivo israelí.

Obstáculos

Y esos obstáculos burocráticos que han retrasado la construcción del parque fotovoltaico en Talaván, son los mismos que tiene que afrontar Red Eléctrica de España para poner en marcha la subestación de Cañaveral; una infraestructura gestionada por la empresa española y que es fundamental para dar salida a la energía de la planta cacereña y, por tanto, para el desarrollo del proyecto Talasol.

 El optimismo israelí también descansa en la firme convicción de que los vaivenes políticos en España no harán descarrilar el proyecto. Al contrario, confía en la determinación de la Junta de Extremadura, muy comprometida por el desarrollo regional que puede aportar Talasol, y en que en el ámbito de la Administración central prime el compromiso español para tratar de cumplir con los objetivos de 2020, marcados por Europa. Esos compromisos —recogidos en el Plan de Energías Renovables para el periodo 2011-2020— establecen que, a finales de este año, al menos un 20% de la energía consumida en España debe de proceder de fuentes renovables. “Cuando compramos Talasol, el sector de las renovables en España estaba en crisis y nadie sabía cómo iba a evolucionar el mercado. Nosotros no tenemos la presión de los objetivos de 2020 porque lo único que nos obliga es el plazo incluido en nuestro PPA [1 de octubre de 2020]. Aun así, es obvio que cualquier escenario para cumplir el objetivo europeo que nos permita acelerar el proyecto será bienvenido”, concluye Rosenzweig.

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