CaixaBank cae en Bolsa pese a ganar 1.985 millones en 2018, un 17,8% más
El negocio bancario y la aportación de BPI mejoran los resultados de la entidad financiera
CaixaBank recibió este viernes un correctivo en Bolsa, donde sus acciones cayeron un 7% pese a que la entidad presentó unos resultados que, a simple vista, parecían positivos: en 2018 ganó un 17,8% más, hasta alcanzar los 1.985 millones de euros. Esas dos magnitudes no fueron suficientes para el mercado, más ávido en expectativas. Los inversores castigaron la evolución de la entidad en el cuarto trimestre, con varios apuntes que mermaron el beneficio neto y un margen de intereses, el propiamente bancario, más plano de lo esperado.
Las acciones del banco que preside Jordi Gual no se separaron del rojo desde que se abrió el mercado, cuando los resultados de 2018 ya eran públicos en la CNMV. Desde entonces su caída se movió siempre por debajo del 6%, alcanzando en algunos momentos desplomes del 8% y cerrando la sesión con un valor de 3,06 euros, un castigo final del 7,22%. En la rueda de prensa que se celebró apenas una hora después de la apertura del parqué, Gual aseguraba que la reacción bursátil obedecía solo a una cuestión de “expectativas del mercado” y confiaba en que la estrategia a largo plazo de la entidad convenciera al mercado a futuro.
“El hecho principal que no ha gustado al mercado han sido las pérdidas de 530 millones, que le han supuesto la actividad inmobiliaria procedente de la crisis financiera”, apuntaba Sergio Ávila, analista de mercados de IG. Nuria Álvarez, de Renta 4, argumentó también la debilidad de los márgenes de intereses (+3,2%) y de comisiones netas (2,2%) en el cuarto trimestre, aunque, en su opinión, “la caída es excesiva y no justificada”.
Pero no fueron esos los únicos elementos que jugaron en contra de CaixaBank ayer, a vista de los analistas. El banco se apuntó el año pasado unas pérdidas de 453 millones de euros por la venta de su paquete de acciones de Repsol, a las que se añaden otros 139 millones por la reclasificación del banco angoleño BFA (en el que CaixaBank tiene el 48% del capital) y otros 252 millones de euros por la venta de su negocio inmobiliario a Lonestar.
Gortázar pide “realismo” a los sindicatos
El consejero delegado de CaixaBank, Gonzalo Gortázar, reclamó a los miembros de los representantes sindicales que sean "realistas" y "se dejen la piel" en el marco de la negociación, después de que esta no avance tras cuatro reuniones y los sindicatos denuncien que se pretenda reducir la plantilla cuando la entidad obtiene los mejores resultados de su historia. El primer ejecutivo del banco afirmó que los planes son fruto de la anticipación y responden a la necesidad de digitalizar más la operativa de la entidad e impulsar las oficinas store, en las que se invertirán 250 millones de euros.
También en este último trimestre figura una dotación de 53 millones de euros por prejubilaciones realizadas en 2018 y los inversores anticipan el recorte de plantilla que la dirección del banco negocia con los representantes sindicales, que alcanzará a 2.157 trabajadores, más del 7% de la plantilla de la entidad en España. El consejero delegado del banco, Gonzalo Gortázar, defendió durante una conferencia telefónica con analistas que habían decidido hacer esos apuntes contables apostando por el largo plazo, según informó Reuters.
Los resultados de 2018 marcan una rentabilidad anual del 9,3% y abren la puerta al Plan Estratégico 2019-21, que señalan unos objetivos de rentabilidad anual para el final del periodo del 12% —reducida al 10% en el caso de que los tipos de interés se mantuvieran estables en los próximos cuatro años— y un objetivo de pago de dividendos superior al 50%.
Bajos tipos de interés
Tanto Gual como Gortázar advirtieron ante los medios de comunicación de que se abre un entorno “complejo” para el sector bancario y subrayaron en diversas ocasiones el horizonte de estabilidad para los bajos tipos de interés, que merma la rentabilidad de la banca. Gortázar subrayó que pese a los nubarrones que hay en el horizonte mantienen como “vigente” el objetivo del 12% de rentabilidad en 2021. Y destacó que la consecución de ese hito se hará sin más desinversiones de participadas y sin nuevas operaciones corporativas. El crecimiento, apuntó el consejero delegado, será “orgánico”.
Pese a las preguntas formuladas al respecto, Jordi Gual evitó en todo momento referirse a la crisis del BBVA por los pagos al comisario jubilado José Manuel Villarejo. En la presentación de los resultados, celebrada en Valencia, sí que destacó la necesidad de que el sector bancario afronte el reto de “reparar la reputación dañada, que es esencial”.
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