_
_
_
_
_

“Será inevitable un incremento de tarifas en España en los próximos años”

El consejero delegado de DKV, Josep Santacreu, ve inevitable el alza por los márgenes en caída libre

Dani Cordero
Josep Santacreu, consejero delegado de DKV, liderará la expansión del grupo en Latinoamérica. 
Josep Santacreu, consejero delegado de DKV, liderará la expansión del grupo en Latinoamérica. A. García

En uno de cada cuatro hogares españoles hay contratado un seguro privado de salud. Pero la guerra de precios, en la que de forma reiterada se enzarzan las aseguradoras, provoca que los márgenes de estas no acaben de crecer al ritmo deseado por sus direcciones. Y a esa situación se le suma otro elemento que juega en contra de las compañías en España: la baja prima que se paga de promedio si se compara con otros países europeos. Esta se sitúa en los 770 euros anuales, frente a los 1.378 euros que cuesta en Holanda o los 3.093 euros de Alemania. Josep Santacreu (Guissona, Lleida, 1958), consejero delegado de DKV en España, llega a una rápida conclusión: “Será inevitable un incremento de tarifas en España en los próximos años”.

Lo afirma basándose en el hecho de que los márgenes siguen en mínimos y, según explica, porque “el incremento de gasto de prestaciones a los clientes [los fármacos o las terapias] aumenta por encima de la inflación y, en los últimos tiempos, por la concentración que se ha producido en los proveedores sanitarios, lo que debilita nuestra capacidad de negociación y tira de los precios hacia arriba”. Incorpora también otro aspecto reclamado durante años por los profesionales y que admite que se tendrá que resolver más pronto que tarde: “El coste de clínicas y de médicos históricamente ha sido muy bajo en España, por lo que a corto plazo será fácil que suba. Y eso tendrá que impactar en las primas”. En su opinión, todos esos factores harán que cambie la fórmula de la póliza sanitaria. “Tendremos que configurar un producto integral con una ampliación de la gama de servicios, más adecuado al momento actual, y en el que ya no podremos contar con una póliza global que dure de por vida”.

Ese es el diagnóstico que hace Santacreu a corto plazo para un sector que conoce bien. Dirige una compañía que en 2017 facturó primas por 766 millones y se situó la cuarta por volumen de negocio en España, con un 7% de cuota. Su objetivo es crecer, pero confiesa la complejidad de poder hacerlo en España, donde otros líderes del sector buscan oportunidades y son pocas las candidatas para hacerlo mediante compras. Crecer orgánicamente es lento, porque “se crece más que durante la crisis, pero menos que antes de ella”.

El ejecutivo aspira a que el seguro privado gane mercado en paralelo a un desgaste de la sanidad pública, que, en su opinión, podría tener problemas “para mantener los mismos niveles asistenciales”. “Eso podría generarnos una oportunidad”. De momento, afirma, el tijeretazo de recursos públicos que sufrieron los servicios sanitarios no ha sido determinante para que el negocio privado se dispare, en parte porque la renta disponible de las familias también quedó tocada. “Tenemos suerte de que el sistema público sea muy eficiente, pero será inevitable que, con la tensión del gasto público y la deuda, no puedan mantenerse los mismos niveles de inversión”.

Sanidad privada

El sector asegurador ha tenido que lidiar con el debate sobre si se ha aprovechado del sector público asumiendo los servicios que eran menos costosos para su estructura, los de menor valor añadido. A esa afirmación, Santacreu responde: “Tiempo atrás podía ser así, pero ahora ya no. Los hospitales privados tienen niveles de tecnología altos, buenos cuadros médicos y una oferta potente, e incluso en algunos servicios van por delante de la sanidad pública”. Y rescata un argumento que siempre ha sido utilizado por el sector asegurador: el hecho de que en España, quien opta por un seguro médico privado tiene que asumir que también pagará el público. “Excepto los mutualistas de Muface [funcionarios públicos, que pueden escoger entre ser asistidos por la Seguridad Social o por una aseguradora privada], que mayoritariamente escogen nuestra cobertura [la privada], y que conste que son de nivel cultural medio-alto”. “No somos un parásito”, concluye el directivo de DKV.

Precisamente Muface está en el ojo del huracán cada año que se tiene que renovar el convenio con las aseguradoras que prestan el servicio a los 1,1 millones de empleados públicos. Este año toca la revisión (con el horizonte de 2020) y, tras una salida paulatina del resto de aseguradoras, solo quedan SegurCaixa Adeslas, Asisa y DKV. “Cada años nos tenemos que plantear si continuamos. Hay años que no nos sale a cuenta y otros que sí. No es un negocio muy rentable, pero nos sirve porque tenemos más volumen de proveedores y porque nos duele salir. Ya sabemos que aquí no tenemos que ganar mucho dinero, pero debe haber un margen”.

El otro problema que tiene DKV en España se llama Marina Salud, el hospital público que gestiona en Dénia, del que este año se cumplirá el décimo aniversario y parece que no habrá celebraciones. Desde su creación, impulsado por el PP, este modelo de colaboración público-privada ha tenido gran contestación política y social. El actual Gobierno valenciano pretendía rescindir el contrato antes de las próximas elecciones autonómicas (en mayo), pero el calendario se está echando encima para una posible negociación. DKV, que invirtió 100 millones de euros en la construcción y la puesta a punto, y a la que le quedan cinco años de concesión, acepta finalizar la relación a cambio de recuperar la inversión y recibir una compensación por lucro cesante que no cuantifican. “Si quieren, llegaremos a un acuerdo”, dice Santacreu, que defiende el modelo: “Sabemos cómo iba el antiguo hospital y cómo va el nuevo. Se han mejorado las ratios de calidad, los datos son objetivos. En 10 años no hemos pasado menos de 80 auditorías, inspecciones y controles de todo tipo, y nunca ha salido nada importante, pese a que ha habido momentos de animadversión por lo público-privado”.

Santacreu, sin embargo, tendrá que mirar hacia otra parte a partir del próximo año. La matriz de DKV, Ergo, le ha encargado que desarrolle el negocio de salud del grupo en América Latina, donde no tiene presencia y quiere aprovechar las bajas tasas de penetración del seguro privado entre la población. “Es un continente con un gran potencial. Estamos haciendo una valoración y viendo si entramos con una adquisición, con una alianza con algún grupo local, y si lo hacemos con una actividad concreta”, concluye Santacreu.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Dani Cordero
Dani Cordero es redactor de economía en EL PAÍS, responsable del área de industria y automoción. Licenciado en Periodismo por la Universitat Ramon Llull, ha trabajado para distintos medios de comunicación como Expansión, El Mundo y Ara, entre otros, siempre desde Barcelona.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_