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Aviso para los inversores en 2019: cuando la renta fija es de todo menos fija

El cambio de política monetaria del BCE incrementa el peligro de sufrir pérdidas si se invierte en deuda este año, por lo que habrá que ser muy selectivo

Mario Draghi, presidente del Banco Central Europeo, muestra una reproducción del euro. 
Mario Draghi, presidente del Banco Central Europeo, muestra una reproducción del euro. J. THYS (AFP)

Hay una frase célebre en el mundo de la inversión que se pregunta si es interesante coger billetes delante de una apisonadora en marcha, lo que quiere hacer reflexionar sobre si merece la pena el riesgo de coger esos billetes ante la posibilidad de quedar atrapado por la lenta máquina. Pues esta idea resume cómo ven para 2019 los mercados de renta fija los expertos consultados.

La deuda pública y los bonos de empresas han sufrido un via crucis a lo largo de este año, como evidencian los malos resultados de los fondos que tienen posiciones en estos activos. El 16% de la deuda emitida en la zona euro ofrece tipos negativos a los inversores y en los bonos que sí ofrecen algo de rentabilidad, esta se sitúa en mínimos históricos. Destaca el bono alemán a 10 años que, en el ecuador de diciembre, toca tipos mínimos del 0,23%. En España ronda el 1,40% y, salvo Italia, con el 2,9%, los inversores no consiguen cubrir siquiera la subida de la vida (inflación).

Estos tipos tan bajos son la magia del presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, tras casi cuatro años de compromiso de comprar deuda pública y emisiones de renta fija de empresas, además de las inyecciones a los bancos. Un mercado dopado por el llamado quantitive easing (QE) que en enero llega a su fin. Con estas adquisiciones, el balance del BCE ha alcanzado los 4,66 billones de euros, que representa el 41,6% del PIB de la eurozona.

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Unas medidas que permitieron poner a salvo el euro y tener un periodo de crecimiento económico, pero que tuvieron como contrapunto esas rentabilidades bajísimas o negativas de los bonos públicos y privados que, lógicamente, han afectado a los inversores. Para redondear, el exceso de liquidez de la zona euro ronda los 1,9 billones de euros. Y, además, el BCE penaliza con una rentabilidad del -0,4% a los depósitos de los bancos, que alcanzan los 657.000 millones de euros.

No existe el temor a una carrera de subida de tipos en Europa como la emprendida por la Reserva Federal estadounidense (Fed), pero es posible que el BCE, además de dar por finiquitado su programa de compra de deuda, haga su primer movimiento sobre el precio del dinero a finales de 2019. No cabe esperar movimientos bruscos, pero llegados a los actuales niveles, cualquier susto —como el vivido por la deuda de Italia— supondrá pérdidas para los bonos.

César Ozaeta, director de análisis de fondos en Abante Asesores, cree que está complicado invertir en deuda pública o en renta fija de empresas. “Con la deuda europea será difícil ganar dinero. El riesgo es alto y la rentabilidad baja, por lo que es fácil entrar en pérdidas, que pueden ser elevadas”. Eso sí, aunque no espera subidas de tipos importantes que deprecien los bonos, “el bono a 10 años español ya está al 1,4%, si le quitas la inflación, supone que ganas cero. A poco que los tipos repunten, pierdes. Por eso entre estar en deuda o en liquidez, optaría por la liquidez”, indica.

Natalia Aguirre, directora de análisis de Renta 4, se mostró negativa en la presentación de su estrategia de 2019 sobre la renta fija y la deuda por la subida de las rentabilidades que se producirá. “Que la rentabilidad del bono a 10 años pase del 1,5% al 2,5% implica una caída del precio del bono del 9% [el precio del bono se mueve de forma inversa a la rentabilidad]”, dijo. Así, no invertiría nada en deuda pública europea.

Por su parte, Roberto Scholtes Ruiz, director de estrategia de UBS en España, indica que es desaconsejable invertir en deuda pública en los próximos meses, cuando la rentabilidad del bono alemán a 10 años pasará del 0,25% actual al 0,80%, según el BCE prepare las subidas de tipos, se relaje la tensión Italia-UE y amainen los temores a una recesión global. “Esperamos una relativa estabilidad en las primas de riesgo (Italia alrededor de 250 puntos básicos y España de 120), con lo que los retornos netos serán negativos en la mayoría de países. Los riesgos son predominantemente políticos (Italia, Brexit, elecciones europeas)”. Scholtes no espera sustos por el fin de las compras del BCE. “Ha sido una decisión preanunciada y la reducción de las compras ha sido muy gradual. Se ha traducido en una presión al alza en los diferenciales crediticios y primas de riesgo soberanas, que parece ya muy descontada. No causará sustos, aunque es cierto que reduce la liquidez en el mercado secundario, y hace que las cotizaciones sean más volátiles tras el fin de las compras”. De adquirir deuda europea, prefiere a Italia frente a España o Portugal y emisores supranacionales.

Bonos corporativos

La alternativa a la deuda pública está en los bonos corporativos, bien de empresas con buena calificación de solvencia, bien en los denominados bonos basura o de alta rentabilidad (empresas con menor solvencia que ofrecen más rentabilidad por sus emisiones porque tiene más riesgo de impago); en la deuda subordinada de los bancos o en los activos de estas características en las economías emergentes. Ozaeta destaca que tanto en empresas con calificación de grado de inversión como aquellas de peor calidad crediticia (high yield) que ofrecen rentabilidades del 4% o 5% aún no es el momento de entrar porque ese rédito aún puede subir más. Eso sí, este experto apuesta por la deuda subordinada financiera (emitida por los bancos) que ofrece intereses del 6% o 7%, niveles acordes al riesgo que se asume. Los bonos de los países emergentes han subido sus ganancias, pero también cree que pueden ser más generosos en un futuro inmediato y prefiere esperar. Le parecen interesantes los bonos mexicanos al 5% denominados en euros.

A Renta 4 le gusta la deuda de EE UU a corto plazo, pero el inversor tendrá que valorar el riesgo del tipo de cambio. También comprarían bonos high yield siendo muy selectivos. En emergentes les gustan plazos cortos en moneda no local. Scholtes prefiere la deuda corporativa, en especial la de peor calidad crediticia. En Europa, en bonos high yield y en deuda soberana de países emergentes denominada en dólares.

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