Cartógrafos del siglo XXI
A través de la educación podemos cambiar las reglas del juego y construir futuro
Son muchos los ámbitos en los que vivimos en constante evolución y, llevado al terreno laboral, esta afirmación es innegable. Nos encaminamos a un mercado de trabajo que se transforma a gran velocidad. Tanto es así, que varios informes, entre ellos The future of jobs, presentado en el Foro Económico Mundial, pronostican que en torno al 65% de los niños que hoy empiezan Primaria trabajará en empleos o profesiones que aún no existen. Tiempos de cambio. Una realidad impactante que marca el futuro más próximo y determina el comportamiento y preferencias de los jóvenes que, generación a generación, van reclamando un espacio de participación cada vez más amplio y de real impacto que les permita canalizar sus expectativas, intereses y necesidades diferentes.
Todos nos vemos afectados por este ritmo frenético, también las universidades, que como instituciones cuyo quehacer gira en torno a las personas, no somos ajenas a lo que sucede en nuestro entorno. Permanecer en la vanguardia en el proceso formativo-transformacional de la población nos exige liderar los cambios sin perder esa esencia que nos da sentido: servir a la sociedad formando personas preparadas para vivir y trabajar en un mundo globalizado. Por ello, sin renunciar a nuestra misión social, debemos permanecer alerta a todos los cambios del entorno, dando espacio a las nuevas tendencias y teniendo en cuenta especialmente las nuevas tecnologías, la innovación y el emprendimiento.
Porque vivimos además en el mundo de la inmediatez y lo fugaz, donde tendencias y modas acaparan titulares. Hoy en día todo se reinventa gracias a la tecnología, y estar a la vanguardia se ha convertido en un imperativo en este siglo XXI. Un entorno cambiante y novedoso que nos hace revivir aquel Macondo de Gabriel García Márquez, donde “el mundo era tan reciente que muchas cosas carecían de nombre y para nombrarlas había que señalarlas con el dedo”.
El proceso creciente de digitalización que vivimos está generando una profunda transformación en nuestra manera de relacionarnos, aprender, educar, trabajar, liderar personas, proyectos y organizaciones. Lo digital no es solo un conjunto de tecnologías, es, sobre todo, una nueva manera de hacer las cosas. Su impacto no está tanto en hacer lo mismo de siempre con otros recursos y herramientas como hacerlo de un modo diferente, abriendo espacios para la creatividad, la innovación y la invención. Algo que también afecta a la manera de aprender y, por supuesto, de enseñar. Así, desde el ámbito académico estamos destinados a enseñar desde esa vanguardia y convertirnos en verdaderos cartógrafos del siglo XXI. El desafío es claro: debemos anticiparnos, ir más allá, ser capaces de trazar una ruta firme con garantías en medio de la incertidumbre, firmeza frente a la fugacidad de las modas y respuestas claras a las necesidades reales de nuestros estudiantes.
Para ser capaces de orientar a través de mapas a gran escala en estos tiempos de cambio, debemos tener en cuenta qué reclaman las empresas. Como indica el Barómetro de los Círculos 2018, entre las medidas que los empresarios consideran más convenientes para mejorar la calidad de la formación e incrementar la empleabilidad en España se encuentra el impulso de las habilidades digitales y las llamadas soft skills; así como la adecuación de los títulos al mercado. Esto último precisa de una modernización del marco normativo que facilite dicho proceso de adaptación e innovación. Asimismo, la evolución de las profesiones obliga además a un creciente foco en la Formación Profesional, como un eslabón esencial en el esfuerzo de dotar a España de una fuerza laboral moderna y competitiva.
Habilidades digitales y un mapa de titulaciones que implican visión y anticipación. Hace apenas 10 años era impensable contar en un claustro universitario con un catedrático de videojuegos o dar la bienvenida en un acto de graduación a la primera promoción de operadores de drones… Es a través de la educación como podemos cambiar las reglas del juego y construir futuro. Persigamos generar impacto desde la innovación, hagamos que sucedan cosas importantes, orientemos desde el aprendizaje, señalemos con el dedo aquello que merece ser nombrado y tracemos rutas realistas en una apuesta en firme por una formación única, destinada a los líderes del futuro.
Conrado Briceño es presidente de la Universidad Europea.
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