Aviso de los organismos internacionales
Ante la inminente desaceleración, urge reducir el déficit y emprender una agenda reformista
Los informes divulgados esta semana por los principales organismos económicos internacionales y la Comisión Europea coinciden en un mensaje: se acerca el fin del ciclo expansivo y la economía española tiene que mejorar su posicionamiento para afrontarlo.
Uno de los principales escollos es el debilitamiento del entorno internacional. Por tercera vez en lo que va de año, la OCDE ha recortado su previsión de crecimiento mundial para 2019. Ahora anticipa un 3,5%, dos décimas menos que en la ronda de septiembre y cuatro menos que en mayo. A la pérdida de ritmo de China y las turbulencias generadas por el giro en la política monetaria americana, se añaden las tensiones proteccionistas, con impactos cada vez más palpables en algunas de las potencias exportadoras como Alemania. Las previsiones para la eurozona se han rebajado, hasta el 1,8%. El diagnóstico coincide con el del panel de Funcas de analistas de la economía española, cuyo barómetro ha detectado un deterioro de los vientos externos de cola, especialmente los que vienen de Europa.
En este contexto, el FMI lamenta en su informe de seguimiento de la economía española los escasos avances desde el inicio de la recuperación en la corrección del endeudamiento público y en la agenda de reformas. La consecuencia es que no existe apenas colchón para afrontar un empeoramiento más intenso de lo esperado, pero nada descartable, del contexto internacional.
Los organismos internacionales son especialmente contundentes en cuanto al déficit público. Si se reduce es solo por el efecto automático del elevado crecimiento, y no por esfuerzos de estructura. Todos, salvo la OCDE, estiman que, a falta de medidas, el déficit superará el objetivo del 1,8% del PIB. La Comisión Europea, recién concluido su análisis comparativo de los planes presupuestarios para 2019, observa que el desequilibrio de las cuentas de las Administraciones públicas españolas sería el más elevado después de Italia. Estas recomendaciones coinciden con las valoraciones de la mayoría de analistas que participan en el panel, al considerar que la política fiscal está siendo expansiva.
No hay un único recetario para reducir el déficit —esa es una de las lecciones internacionales de la crisis que más ha contribuido a la volatilización del llamado Consenso de Washington—. La OCDE recomienda mejoras de estructura en el gasto público, por ejemplo, concentrando el gasto social en los grupos más vulnerables y reformando las pensiones para indiciarlas sobre la longevidad. También aboga por un incremento de los impuestos verdes y una reducción de las desgravaciones en el IVA, empezando por las más regresivas, algo en lo que coincide el FMI. La Comisión Europea considera que la capacidad recaudatoria de las medidas de lucha contra el fraude y de las nuevas fórmulas impositivas contenidas en el proyecto de presupuestos (impuesto digital y sobre transacciones financieras) es limitada y cuestiona también el ajuste de las pensiones sobre la inflación.
Por otra parte, los organismos internacionales celebran la elevada tasa de crecimiento en relación con las principales economías europeas, así como las fuerzas que lo impulsan —dinamismo inversor, bucle empleo-consumo, posición competitiva—. También reconocen los progresos significativos en la internacionalización del tejido productivo. Sin embargo, lamentan el parón de reformas que padece el país desde hace unos años, aunque barajan diferentes opciones e insisten en la importancia de que sean equitativas. Se muestran unánimes en abogar por una reforma del mercado laboral, pero con importantes matices sobre cómo conseguirla. La OCDE es la más favorable al aumento del salario mínimo, por su impacto positivo económico y social.
Lo que esta mirada internacional sugiere es que, hasta ahora, la bonanza económica no se está aprovechado plenamente para sembrar las bases para una economía próspera e inclusiva. Sin embargo, todavía hay una ventana de oportunidad para reformar con equidad y corregir los desvíos presupuestarios. Y así fortalecer la resiliencia ante las turbulencias que se avecinan.
Raymond Torres es director de Coyuntura en Funcas. En Twitter, @RaymondTorres_
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