Sobrados de energía

Lección uno del manual del buen conductor: cuando mayor y mejor sea el manejo al volante, menos consumirá el vehículo. Esto, que parece una perogrullada en los coches de combustión, se convierte en algo vital en uno eléctrico por varias razones. A pesar de que un coche de estas características recorre cada vez mayor número de kilómetros sin necesidad de enchufarlo a la red, y de que el número de electrolineras está creciendo, lo cierto es que su autonomía aún no alcanza la de los vehículos diésel o gasolina. La realidad se impone, y la relación entre eficiencia del coche y destreza del conductor están, más que nunca, estrechamente ligadas.

Esa habilidad en la conducción tiene otro componente fundamental: el medio ambiente y su preservación. Lanzarote, Reserva de la Biosfera por la Unesco desde 1993 (y el primer lugar en conseguirlo en su totalidad, núcleos poblacionales incluidos), es el perfecto campo de pruebas para aunar eficiencia al volante y consumo responsable. Algo vital en esta isla canaria, escenario de la cuarta etapa de la II Vuelta (Eléctrica) a España de Endesa, donde casi nada es gratis. Un ejemplo: el combustible de la única central térmica de la isla hay que traerlo del continente. Nada que ver con El Hierro: su compañera de archipiélago es la más eficiente de todas las Canarias, ya que su central hidroeólica de Garona del Viento ha sido capaz de cubrir la demanda energética 18 días consecutivos con energía cien por cien renovable.

En esta conciencia medioambiental y de consumo, los coches eléctricos y los cargadores domésticos inteligentes jugarán un papel vital para equilibrar el consumo en la red, ya que se pueden programar para que carguen durante las horas nocturnas más baratas y utilizarlas por el día. Así, estos cargadores actúan como pequeños acumuladores móviles capaces de transportar la energía incluso adonde no llega el tendido eléctrico.

Aprendiendo a ser eficiente

Francisco Savoie trabaja desde hace 34 años en Endesa, últimamente en la Oficina Técnica de la isla de Tenerife, y es el encargado de guiarnos por la isla. Se define como un hombre tecnológico e interesado por conocer los últimos avances, pero reconoce que los primeros meses de conducción de un coche eléctrico fueron algo decepcionantes: gastaba el doble de la energía que necesitaba el coche, lo que reducía su autonomía a, prácticamente, la mitad de la anunciada por el fabricante. Su enfado, sin embargo, se tornó en esfuerzo cuando supo que el problema derivaba de su forma de conducir, habituada a la del coche de combustión. Por ello, poco a poco comprendió, por ejemplo, que debía aprovechar la inercia en las bajadas o levantar el pie del acelerador con antelación para recuperar más energía al frenar. Necesitó seis meses, pero finalmente logró aprovechar todas las capacidades de su eléctrico. En las islas, al menos en las que no son muy grandes, los viajes largos no forman parte de la vida diaria, por lo que ser eficiente energéticamente supone un amplio margen de tiempo entre carga y carga. A esto se une, en el caso de Francisco, el uso de cargador inteligente para aprovechar el abaratamiento nocturno. La pregunta viene rodada: ¿cuánto ahorra en combustible y cuánto le ha subido la factura eléctrica?

Luz, sol y aire

Apenas 30 euros semanales de media es lo que se ha ahorrado Francisco en combustible (hay que tener en cuenta que en Canarias es más barato que en la Península). La factura de la luz ha subido cero euros. La razón está en que nuestro conductor amplió su visión energética a su casa al cambiar la iluminación a bombillas LED y, con ese ahorro, carga ahora el coche. Y hay más, asegura, porque ya se venden kits eólicos y solares para el hogar con molinos, paneles fotovoltaicos y baterías que permiten acumular la energía generada durante el día para volcarla en el coche por la noche y no depender de la red. Y es solo la punta del iceberg: en el mercado cada vez hay más soluciones para mejorar la eficiencia de hogares y oficinas.

El coche eléctrico está ganando cada vez más protagonismo en este proceso de eficiencia y va camino de cerrar un círculo virtuoso que llega incluso a las propias centrales eléctricas porque las baterías que se retiran de los modelos van a tener allí una segunda vida. El plan consiste en integrarlas en grandes contenedores para utilizarlas como macroacumuladores que se cargarán en las horas valle de menor demanda para volcar su energía a la red en las horas punta. Así, aparte de ayudar a estabilizar la red, se optimizará el funcionamiento de los grupos de generación de energía, lo que reducirá el consumo de combustible y, por lo tanto, las emisiones.

La Naturaleza, un ejemplo a seguir

Entre lección y lección energética, la Vuelta (Eléctrica) a España de Endesa nos regala paisajes sobrecogedores, algunos totalmente naturales y otros en los que la intervención del hombre los ha hecho aún más mágicos. Es lo que se consigue en esta isla con sus viñedos, tan distintos a los habituales. Aquí, cada planta yace semienterrada en el picón negro (la grava volcánica en la denominación autóctona) y rodeada de un pequeño muro protector frente a los fuertes vientos. No hay sistema de riego: las raíces de las vides llegan a ganar de dos a tres metros de profundidad hasta encontrar en el subsuelo la humedad que necesitan. Cada gota cuenta y con unos pocos días de lluvia al año es suficiente. El terreno hace de filtro natural hasta que el agua llega al nivel freático, se acumula ahí como si fuera una batería natural y da vida a las plantas para que puedan proporcionar algunos de los caldos más valorados. Curiosamente, el proceso tiene muchas similitudes con el del coche eléctrico que, cuando se alimenta de las energías renovables de la naturaleza, ofrece el preciado don de la movilidad sostenible sin producir emisiones. Quizás, el futuro, estaba ya escrito.

Esta noticia, patrocinada por Endesa, ha sido elaborada por un colaborador de EL PAÍS.