Lime propone pagar en Valencia una tasa similar a la de las terrazas por sus patinetes
La empresa estadounidense se reúne este lunes con el concejal valenciano de espacio público, Carlos Galiana
La empresa estadounidense de alquiler de patinetes eléctricos Lime está pendiente de que el Ayuntamiento de Valencia le deje operar en la ciudad. Tras una entrada repleta de problemas y de polémicas, los responsables de la empresa están citados este lunes (hoy) para una reunión con el concejal Carlos Galiana, responsable, entre otros asuntos, de la ocupación del espacio público. Precisamente, ese ha sido el motivo esgrimido por el consistorio valenciano para no permitir operar a la empresa, que repartió sus vehículos por la ciudad a mediados de agosto sin solicitar ningún permiso o licencia. Para solventar ese escollo, Lime acude a la cita con una propuesta bajo el brazo: está dispuesta a pagar una tasa de ocupación del espacio urbano, similar a la que pagan las terrazas de los bares o los cajeros, pero adaptada a la realidad del vehículo.
Álvaro Salvat, director general de Lime en España, explica que están dispuestos a pagar una tasa “siempre que sea justa”, bien en función del espacio que ocupan los patinetes o una cantidad fija por cada uno que dejen por las calles de Valencia. Según Salvat, el equipo jurídico de la empresa les asegura que no tienen por qué pagar ninguna, pero “viendo que era un problema para el Ayuntamiento, vimos que era una solución trabajar en ello”. Está, así que es la propuesta que harán llegar al concejal Galiana hoy. Consultado por este periódico, el consistorio prefiere no adelantar ninguna respuesta antes de escuchar lo que la empresa tenga que decir.
Según Salvat, la empresa quiere también poner a disposición del Ayuntamiento en la reunión la experiencia y los datos acumulados desde que comenzaron a operar a principios de este año. Según Lime, son ya más de 11 millones de desplazamientos en 100 ciudades de EE UU y Europa (100.000 en España, donde están en Sevilla, Barcelona y Madrid), lo que les da un conocimiento profundo de cómo los ciudadanos usan estos vehículos (si es para el último tramo después del transporte público o para trayectos más largos, distancias, rutas, uso en distintas condiciones meteorológicas, etc). Salvat asegura que su intención es “contribuir” con esos datos a la redacción de la nueva ordenanza de movilidad que el Ayuntamiento está redactando y que debe regular por dónde han de circular estos vehículos. “Sería una pena hacer una ordenanza sin tener datos como esos”, afirma.
Pese a la reunión, Salvat reconoce que Lime no ha entrado con buen pie en Valencia. A finales de agosto, repartió 200 patinetes por la ciudad. Admite que, convencidos de que no necesitaban ninguna licencia, se limitaron a informar al Ayuntamiento y que los soltaron sin permiso. “Al principio fue bien” y los vehículos tuvieron gran éxito, sobre todo entre los turistas, aunque también se produjeron quejas por el uso de las aceras. Pero una semana después de repartirlos, el consistorio les ordenó retirarlos, advirtiéndoles de que, si no, lo haría la policía. Un par de días más tarde, el miércoles 5 de septiembre, comenzó a retirarlos e imponer sanciones a la empresa al recuperarlos. Finalmente, en vista de que el conflicto se enconaba, Lime optó por plegar velas y solicitar diálogo al Ayuntamiento.
La semana pasada, representantes de Lime ya se reunieron con el concejal de Hacienda, Ramón Vilar, una toma de contacto que se saldó sin ningún compromiso pero que, al menos, sirvió para iniciar el diálogo. Salvat afirma que eso es lo que les ha faltado hasta el momento en Valencia, la única ciudad española en la que han tenido problemas. En todo caso, confía también en poder reunirse con el concejal de movilidad, Giuseppe Grezzi, de Compromís, para que el Ayuntamiento “tenga en cuenta” este nuevo tipo de vehículos a la hora de redactar la ordenanza, que debe regular por dónde han de circular -previsiblemente el carril-bici, que es lo que defiende Lime donde sea posible- y la licencia que empresas como Lime deben obtener para poder operar. Y defiende: “Los patinetes son pequeños, sostenibles y limpios. Y si es un problema de espacio público, contribuye a reducir la ocupación, porque en muchos casos sustituyen al coche”.
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