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Paul de Grauwe | Profesor en la London School of Economics

“El nuevo Gobierno español tiene que aliarse con otros países para acabar con la austeridad”

El profesor de política económica europea ve inevitable la ruptura del euro si Europa no avanza a un modelo federal

Luis Doncel
El profesor de la London School of Economics, Paul de Grauwe, durante la entrevista con EL PAÍS
El profesor de la London School of Economics, Paul de Grauwe, durante la entrevista con EL PAÍSJaime Villanueva

Paul de Grauwe (Ukkel, Bélgica, 1946) está convencido de que las renovadas tormentas financieras que han azotado el sur de Europa —en esta ocasión, a raíz de la formación en Italia de un Gobierno que coquetea con la salida del euro— confirman las ideas de su último libro, Los límites del mercado. En este texto, además de lanzar algún que otro exabrupto contra el Eurostar que usa cada semana para ir de Londres a Bruselas, explica que a Europa solo le quedan dos salidas: avanzar hacia un modelo federal con un Gobierno efectivo que rinda cuentas ante el Parlamento o la ruptura del euro y la vuelta a las monedas nacionales. Así, las tensiones políticas en Italia serían, según De Grauwe, solo el síntoma de un problema, no la causa. Son, en fin, la enésima reencarnación de una crisis del euro que “a veces parece evaporarse, pero está ahí siempre, esperando a reaparecer”.

El profesor de Política Económica Europea en la London School of Economics viajó a España para clausurar el XXI Encuentro de Economía Aplicada de la Universidad de Alcalá. Desde el Parador de esta ciudad cervantina, De Grauwe desgrana su diagnóstico del pasado, presente y futuro de los problemas europeos, señalando como gran responsable a las reglas de contención del gasto tan del gusto de Alemania que han forzado al sur de Europa a un penoso camino de ajustes que aún hoy —una década después del inicio de la crisis— siguen pesando.

Pregunta. Tras los últimos sucesos en Italia, ¿hay que dar por hecho que la crisis del euro vuelve a estar aquí?

Respuesta. El euro es un logro fantástico. Pero mucha gente no entiende que es un proyecto inacabado. Y si no avanzamos, tendremos que ir hacia atrás.

“Italia debe invertir más incluso si eso supone subir las emisiones de deuda”

P. ¿Es eso lo que muestra Italia?

R. Sí. Hay dos razones. Primero, que en esta unión monetaria es inevitable que las economías de algunos miembros tiendan a divergir. Los mecanismos para que vayan por el mismo camino —políticas deflacionarias de bajadas de salarios o el alto desempleo— han sido extraordinariamente dolorosos. Los españoles lo sabéis bien. Y la gente no está dispuesta a aceptarlo indefinidamente. El segundo factor es la inestabilidad de los mercados de deuda. Cuando los inversores ven debilidades en un país, venden sus bonos. Esto solo lo puede parar el BCE. Lo hizo en 2012. Pero, ¿cómo saber si volvería a hacerlo? Este es un gran problema: el destino de Gobiernos elegidos democráticamente depende de la buena voluntad de unos burócratas en Fráncfort. Es inaceptable. Los problemas vuelven ahora por este nuevo Gobierno. Pero podría ser por otros motivos. Cuando vuelva una recesión, aparecerán las mismas presiones. Y en estos años no hemos hecho demasiado para solucionarlo.

P. Atendiendo a sus dos opciones, parece que el euro más tarde o más pronto acabará por estallar. Porque un acuerdo político hacia una Europa federal es ahora impensable.

R. Sí, soy consciente. Pero solo puedo decir que esas son las opciones. Preferiría la primera: un Gobierno europeo real, elegido democráticamente, como contrapeso del BCE. Los ciudadanos pueden preferir otra opción, pero entonces que no crean en ficciones: deben saber que entonces el euro no va a sobrevivir.

P. Desde que entró en el euro, Italia pierde competitividad, su crecimiento es anémico y su deuda pública, la segunda más alta de la UE. ¿Cómo salir de esta parálisis?

"Si Europa no va hacia un Estado federal, el euro no sobrevivirá”

R. Deben poder invertir más. Al venir a España, veo que aquí las infraestructuras son mucho mejores. Italia necesita mejorar sus infraestructuras, incluso si eso supone emitir más deuda. Esta obsesión europea de no financiar inversiones con deuda es una regla autoimpuesta estúpida.

P. ¿Tienen margen con una deuda de más del 130% del PIB?

R. Por supuesto. La gente se fija solo en el lado del pasivo y olvidan los activos. No tiene ningún sentido económico y no se haría con ninguna empresa privada. No hay nada erróneo en añadir activos productivos financiados con deuda, siempre que se trate de inversiones productivas. Pero esto no está permitido. ¡Es una locura!

P. ¿Qué espera del nuevo Gobierno socialista español, que ha reafirmado su compromiso europeo de ajuste fiscal?

R. Así compromete demasiado su margen de maniobra. Debería buscar una coalición de Gobiernos que reflexionen sobre estas normas locas que obligan a tener presupuestos equilibrados. Con un Gobierno socialista en España, es el momento para que Francia e Italia digan que quieren ensayar nuevos modelos. Los alemanes han impuesto reglas irracionales por su fobia a la deuda. Es un problema psicológico de los alemanes.

P. Parece cada vez más claro que en la cumbre de junio, Alemania no estará dispuesta a aceptar las propuestas del presidente francés, Emmanuel Macron. ¿Qué avances espera?

R. Alemania aceptará solo cambios cosméticos. Quizás convertir el fondo de rescate en un Fondo Monetario Europeo, pero con cambios mínimos, Será poca cosa. Y desgraciadamente Macron está muy solo. Es una oportunidad de apoyarle para el nuevo Gobierno español. Los riesgos de una acción limitada son la desintegración de la eurozona.

“Trump se dispara en el pie con unos aranceles dañinos para su industria”

P. El próximo fin de las medidas extraordinarias del BCE coincide con la subida del precio del petróleo, las tensiones comerciales con EE UU y las dudas en torno a Italia. ¿Se ponen las cosas feas para Europa cuando pensábamos que podíamos volver a la normalidad?

R. Si EE UU no va más allá de los aranceles al aluminio y al acero, los efectos serán limitados. ¿Pero va a pararse aquí? No lo sabemos. Ni el propio Trump lo sabe, ya que no controla sus emociones. Puede degenerar en una guerra comercial real con efectos negativos muy fuertes.

P. En ese caso, ¿quién tiene más que perder EE UU o Europa?

R. En términos de comercio, EE UU y Europa son igual de fuertes. Una guerra comercial nos dañaría a los dos por igual. Por ahora, el Gobierno de EE UU ha sido extremadamente estúpido. Los aranceles al aluminio y al acero, que son productos intermedios, generan una especie de impuesto a la exportación de su propia industria, que necesita estos materiales. Trump se ha disparado en su propio pie. La UE no ha sido tan estúpida porque sus aranceles son al whisky o las Harley Davidson.

P. ¿Le parece esa guerra comercial un escenario probable?

R. Dado lo irresponsable e impredecible que es Trump, es posible. Solo espero que personas con mejor comprensión del mundo puedan detenerlo.

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Sobre la firma

Luis Doncel
Es jefe de sección de Internacional. Antes fue jefe de sección de Economía y corresponsal en Berlín y Bruselas. Desde 2007 ha cubierto la crisis inmobiliaria y del euro, el rescate a España y los efectos en Alemania de la crisis migratoria de 2015, además de eventos internacionales como tres elecciones alemanas o reuniones del FMI y el BCE.

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