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Las huelgas encadenadas en Europa ponen a las aerolíneas contra las cuerdas

Los paros han afectado a un millón de viajeros en los que va de año y las compañías temen que la situación empeore en verano

Lluís Pellicer

El cielo europeo vivió el pasado martes su jornada más caótica de los últimos ocho años. Unos 1.100 vuelos fueron cancelados, miles sufrieron retrasos y al menos 120.000 pasajeros tuvieron que ser recolocados en otros aviones o se quedaron en tierra. El motivo fue la huelga general de Francia, que desbarató los planes de vuelo de las aerolíneas. En lo que va de año, más de un millón de pasajeros europeos han soportado demoras o anulaciones, en especial por los 14 días de paro de los controladores franceses. Las aerolíneas temen que el caos se agrave en verano.

Dos viajeros consultan las cancelaciones ayer en el aeropuerto de El Prat.
Dos viajeros consultan las cancelaciones ayer en el aeropuerto de El Prat.Massimiliano Minocri

Las huelgas han puesto contra las cuerdas a las compañías aéreas. Desde el 21 de marzo, los paros de los trabajadores del centro de control de Marsella han provocado cientos de cancelaciones y retrasos. Esa instalación vigila el tráfico aéreo de todo el sureste de Francia y una franja del Mediterráneo que va hasta el sur de Cerdeña. Airlines for Europe, que agrupa a varias compañías que suman cerca del 75% de los pasajeros del continente, estima que un millón de viajeros se han visto afectados por las cancelaciones y retrasos. “Las rutas más afectadas son las que hacen el recorrido desde el norte de Europa hasta las regiones del Mediterráneo”, explica el director general de la entidad, Thomas Reynaert.

El 22 de mayo los controladores se sumaron a la huelga general convocada para protestar contra las políticas de Emmanuel Macron. Según Eurocontrol, ese día los retrasos sumaron 331.861 minutos. De estos, el 60% correspondían directamente a los paros franceses, pero el resto tenía que ver con el tiempo extra que necesitaban los aviones para recorrer rutas alternativas. Fue la peor jornada desde el 23 de septiembre de 2010, cuando otra huelga de controladores en Francia provocó cientos de cancelaciones y retrasos. El consejero delegado del grupo IAG, Willie Walsh, afirmó entonces en una conferencia en Dublín que la gestión del tráfico aéreo en Europa está siendo un “desastre” y advirtió del “gran impacto” que los paros causan en el rendimiento operativo de la compañía. Según Airlines for Europe, una de sus asociadas —cuyo nombre no quiso desvelar— se vio obligada a cancelar el 80% de sus vuelos.

Los aeropuertos de Marsella, Kalsruhe o Reims han sido los más perjudicados por las huelgas, según Eurocontrol. Pero también el de Barcelona, que ese mes fue el octavo del continente con más retrasos. Este mismo fin de semana, Vueling canceló 139 vuelos, 81 de los cuales tenía origen o destino Barcelona.

En lo que va de año, en España se han cancelado cerca de 2.000 vuelos y otro millar ha sufrido demoras superiores a las tres horas, según la plataforma Flightright. Hasta el 11 de mayo, en Barcelona se anularon 500 vuelos, el 259% más que en el mismo periodo de 2017; en Madrid, 389, el 126% más, y 108 en Palma, el 170% más. El 70% de esas suspensiones se deben a las huelgas en Francia.

Verano complejo

La principal aerolínea de El Prat, Vueling, vio cómo el 50% de sus vuelos se vieron afectados por la huelga del día 22. El presidente de la compañía, Javier Sánchez-Prieto, explica que ante los paros la aerolínea se ve obligada a cancelar vuelos de forma anticipada y a recolocar a esos viajeros en otros aviones. “Lo hacemos para tener un colchón y no tener que suspenderlos el mismo día, pero aun así nos imponen regulaciones de 150 minutos. Junto al mayor tiempo que supone seguir rutas alternativas, a lo largo del día se acumulan retrasos”, lamenta. En la misma tesitura afirman hallarse otras compañías europeas como Ryanair o Easyjet.

Las aerolíneas son pesimistas de cara al verano, cuando los aeropuertos del sur de Europa, en especial los de El Prat o Palma, registran un aumento de tráfico. Eso complica la recolocación de pasajeros en otros vuelos. Pero además, pesa una amenaza de huelga del centro de control de Barcelona, que controla toda la costa mediterránea. La Asociación de Líneas Aéreas (ALA) reclamó en un comunicado que se deje de usar a “los pasajeros como rehenes de reivindicaciones laborales” y pidió medidas para conciliar el derecho a huelga con el de la libre circulación de los ciudadanos.

La asociación Airlines for Europe se ha dirigido al Gobierno francés y a la Comisión Europea ante el incremento del 300% de las huelgas. La principal reclamación de la entidad pasa por que puedan conocer de antemano el impacto que tendrá la huelga. “Necesitamos poder predecirlo. Estamos pidiendo que cada trabajador notifique con 72 horas de antelación si va a participar o no en la huelga. Eso permitiría calibrar mejor el impacto potencial de la huelga y proteger mejor a nuestros pasajeros”, sostiene Thomas Reynaert.

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Sobre la firma

Lluís Pellicer
Es jefe de sección de Nacional de EL PAÍS. Antes fue jefe de Economía, corresponsal en Bruselas y redactor en Barcelona. Ha cubierto la crisis inmobiliaria de 2008, las reuniones del BCE y las cumbres del FMI. Licenciado en Periodismo por la Universitat Autònoma de Barcelona, ha cursado el programa de desarrollo directivo de IESE.

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