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Así se han formado los que trabajan por el planeta

Los perfiles de las organizaciones ambientales se han diversificado con los años. Según los expertos, la pasión marca la diferencia

GETTY IMAGES

Hay de todo: químicos, antropólogos, industriales, periodistas, comunicadores, pedagogos, informáticos… En los últimos años, a las organizaciones que luchan por mejorar el planeta ya no solo llegan ambientalistas y biólogos: cada vez se demandan perfiles más multidisciplinares y flexibles. A ello se suman un par de características que son consideradas de oro a la hora de encontrar nuevos miembros: la capacidad de gestionar proyectos y la pasión, un intangible que en este sector marca la diferencia. Aquí, cinco profesionales de distintas áreas cuentan qué buscan y quién compone hoy sus equipos.

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Por el centro de recuperación de fauna salvaje Grefa en Madrid han pasado más de 40.000 animales. Llegaron intoxicados, lastimados por atropellos, desnutridos, heridos o desorientados por la destrucción de sus hábitats. De su recuperación y reinserción en la naturaleza se encargaron veterinarios, biólogos y educadores ambientales. Con algo casi siempre en común: “Cerca del 90% de nuestra plantilla ha pasado por un periodo de voluntariado”, señala Fernando Garcés, secretario general de la ONG.

“Nos llegan muy buenos currículos, pero valoramos más el compromiso y la pasión”. Como hospital de fauna que es Grefa, la titulación que predomina es la de veterinaria, pero aquí también hay profesionales que han desarrollado su vocación con el paso del tiempo. “Tenemos personal autodidacta”, señala Garcés. “Expertos que saben mucho de un animal y que, en vez de estar en quirófano, realizan trabajo de campo, censos o seguimientos de poblaciones”.

Abastecimiento sostenible

Hace dos años, la Fundación Acciona Microenergía iluminó con luz sostenible a casi 4.000 hogares de la depauperada región de Cajamarca, una remota comarca peruana. “Para cubrir la parte más técnica [las instalaciones y el plan de intervención] contamos con perfiles multifuncionales familiarizados con soluciones energéticas, tecnologías de captación y potabilización de aguas o de saneamiento adaptadas a estos entornos “, detalla José Gabriel Martín, director de la fundación.

Un bagaje que se complementa con la parte social, en la que se valora “la formación humanística con experiencia en relacionarse con las comunidades beneficiarias”, como puede ser el caso de Cajamarca, donde se llevó a cabo un intenso trabajo para vencer las reticencias de sus habitantes. “Son un plus tanto los posgrados como las habilidades de gestión de proyectos, cooperación al desarrollo y ayuda en emergencia, así como las vivencias multiculturales, como puede ser el programa Erasmus, y la capacidad de liderazgo adquirida en voluntariados, organizaciones estudiantiles, asociaciones deportivas…”, añade Martín.

Un urbanismo más social

La labor de la cooperativa de arquitectura social Arqbag no es la tradicional. “Nos dedicamos a gestionar información más que a hacer obras”, explica Bernat Colomé, uno de sus miembros. “La realidad es tan compleja que el tema está más en encontrar respuestas que en crearlas”. Por ello, para no quedarse en la mera acción técnica, ­Arqbag conforma un grupo de trabajo múltiple y único para cada proyecto. La propia cooperativa, de unos nueve arquitectos, aborda por sistema la vertiente energética, social y constructiva de cada caso.

“Y después creamos un equipo de colaboradores que nos da su visión sobre todos los aspectos a contemplar en la intervención”, amplía Colomé, que pone como ejemplo la rehabilitación energética que llevaron a cabo en el barrio de Las Planas, en el municipio barcelonés de Sant Cugat del Vallès: en ella participaron, entre otros, expertos en espacio público y ciclo de agua, agrónomos, biólogos y médicos.

Se busca gente comprometida, con motivación y una conciencia muy desarrollada en el ámbito en el que va a intervenir

Reciclaje

Ecoembes es una de las organizaciones que se dedican a promover el reciclaje de residuos. Su cometido son los envases de plástico, latas, briks, papel y cartón. “Para nosotros, una parte muy importante es la vocacional: personas que se crean el proyecto”, incide Teresa Gallastegui, directora de organización de la entidad. “Eso lo testamos en los procesos de selección. No queremos que a los trabajadores les dé igual estar aquí o en un banco. Buscamos que sean embajadores de lo que hacemos”.

La organización, en la que el 32% de la plantilla se incorporó tras unas prácticas, dedica cada vez más esfuerzos a la concienciación. “Hemos desarrollado mucho la parte relacional, la colaboración entre distintos agentes de la sociedad”, afirma Gallastegui. Esta tarea la desempeñan equipos capaces de comunicarse con los ciudadanos y de estrechar lazos con instituciones públicas y privadas. “Son perfiles más abiertos: periodistas, especialistas en marketing, abogados… personas con habilidades para la escucha y la comprensión de necesidades”.

Gallastegui destaca también la pata de la innovación, donde la figura del gestor-técnico es clave: “Por ejemplo, químicos o desarrolladores tecnológicos capaces además de responsabilizarse de personas y proyectos”.

Conservación de la biodiversidad

SEO/BirdLife, dedicada a la conservación y protección de las aves y sus hábitats, destaca la importancia del hombre orquesta, una figura en general apreciada en toda ONG. “Debido al tamaño de nuestra organización [unas 70 personas], contamos con personal versátil que en su tiempo aquí ha ampliado sus capacidades”, detalla Fede García, responsable del área de educación ambiental y voluntariado. “Por ejemplo, hay biólogos reconducidos que gestionan proyectos y diseñan campañas, o ambientólogos que también hacen labores pedagógicas y viceversa”.

Esta ambivalencia se explica por la dimensión de la organización, en la que importa tanto lo que se sepa hacer como la pasión que uno traiga de serie. Por eso mismo, SEO/BirdLife ha puesto en marcha un programa que oferta 300 plazas de voluntariado, un método idóneo para seguir alimentando su cantera. “Queremos que los voluntariados cuenten y tengan un peso específico en los currículos a la manera de las prácticas universitarias”, dice García. “En general, es gente que suele venir con una motivación concreta y un interés muy desarrollado”.

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