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¿Quieres invertir pero tus ahorros son pequeños? Estas son tus opciones

Los expertos explican qué preguntas debería hacerse el pequeño inversor, cómo puede construir su cartera, y qué principios seguir

Maravillas Delgado

No disponer de grandes cantidades de dinero se percibe muchas veces como un serio obstáculo para la inversión. ¿A quién le apetece poner lo poco que tiene ahorrado en productos financieros que, por su misma naturaleza, conllevan el riesgo de perderlo todo? El socio director de la asesoría financiera Bull4All, Diego González González, sin embargo, se dice convencido de lo contrario. “Todo el mundo que tenga dinero excedente está obligado a invertirlo si quiere preservarlo”, afirma, tajante. Dejar el dinero parado en una cuenta, argumenta, es la mejor manera de deteriorarlo, por el efecto de la inflación. Si te atreves, eso sí, deberás tener muy claros los riesgos y en qué pones tu dinero.

“Si una persona hubiese tenido sus ahorros en la cuenta corriente desde el año 2007 hasta hoy”, dicen en el mismo sentido desde la plataforma financiera online Micappital, “habría perdido un 20% de su valor por no estar invertidos”. También podría haberlo perdido todo si hubiera invertido en determinados productos de alto riesgo. ¿Puede lanzarse un pequeño inversor en la aventura de acrecentar su patrimonio sin arruinarse en el intento? ¿Hay productos, o incluso actitudes hacia los mercados, que pueden hacer menos arriesgada la travesía? Los expertos consultados contestan afirmativamente.

Hazte las buenas preguntas

Poseer solo un pequeño importe que en la economía individual no sirva para cubrir gastos no tiene porque ser un obstáculo para la inversión, todo lo contrario. “En principio, es mejor tener una pequeña cantidad, porque si invierto 1.000 euros y me equivoco, puedo tapar el agujero, pero si meto decenas de miles de euros en malas inversiones, tengo un problema”, explica González. Aunque es cierto que determinados productos requieren cantidades mínimas de entrada —para obtener un servicio de banca privada las entidades exigen un patrimonio de, al menos, 300.000 euros—, “ya no hace falta ser millonario para acceder a las mejores inversiones”, señala este experto.

Lo importante, antes de dar el paso, será hacerse las buenas preguntas. González las resume así: “¿qué plazo de inversión me propongo? ¿qué coste tiene la inversión que quiero y qué fiscalidad tiene? ¿entiendo de inversión o alguien puede explicármela bien? ¿las inversiones que deseo tienen unos riesgos relacionados con el plazo? ¿qué es para mí una buena rentabilidad y qué me pueden ofrecer los activos en los que quiero invertir?”.

El equilibrio está en la cartera

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Una vez resueltas estas dudas y haber huido del corto plazo, la cartera de un pequeño inversor —es decir, los distintos activos de los que estará compuesta su cesta— deberá contener más renta fija y mercados monetarios cuanto más conservador sea su perfil, en opinión de González. Al revés, a un mayor riesgo que pueda asumir, le corresponderá una mayor proporción de renta variable. Por ejemplo, a un perfil agresivo podría cuadrarle tener un 85% de su inversión en Bolsa y un 15% en renta fija. Un perfil moderado preferirá un 55% en renta variable, un 35% fija, y un 10% en activos monetarios. Una cartera más conservadora sería la que tuviera solo un 25% colocado en Bolsa, un 45% en renta fija, y el restante 30% en los mercados monetarios.

Independientemente del perfil del pequeño inversor, “el producto más adecuado es el fondo de inversión (ETF)”, destacan en Micappital, sobre todo por tener una fiscalidad que juzgan “interesante”. En esta evaluación coincide el experto de finanzas del comparador bancario iAhorro, Antonio Gallardo, ya que tanto los fondos de inversión como los planes de pensiones no están sujetos a impuestos hasta su venta, aunque se reinviertan en otros productos de la misma categoría, por lo que “cada beneficio que consiguen se acumula y, por tanto, genera a su vez más ganancias”, asevera.

Diversificar, diversificar, diversificar

El ETF permite también diversificar, puesto que “no se elige el bono de una compañía, sino que se trata de muchas acciones de varias empresas”, señalan en Micappital. La diversificación es, según esta plataforma que vende productos financieros, la forma de invertir “más segura”. Su socio fundador, Miguel Camiña, hace hincapié en la necesidad de buscar una estrategia de inversión global para tener éxito en el medio y largo plazo. “No tiene sentido invertir solo en el Ibex 35 y estar ligado a lo que hagan 35 empresas españolas”, opina.

Otra solución podría ser utilizar un robo-advisor, es decir, una plataforma automatizada de inversión, que funciona a través de algoritmos. Es el caso, entre otros, de Ahorrobot, que acaba de lanzar la aseguradora Caser. En la compañía lo describen como “un vehículo en el que el pequeño inversor puede ajustar la cantidad de dinero en la horquilla a la que corresponda su perfil” y cuya tecnología permite la automatización de las operaciones. Se gestiona íntegramente online, según los principios de la gestión pasiva, que prevén la construcción de una cartera de valores que replica el comportamiento de un determinado índice de referencia, sin la pretensión de superarlo en ningún momento.

¿Necesitas un asesor financiero?

“Al final, una cartera de ETF o un robo-advisor tienen un coste por una diversificación que tal vez no sea tan necesaria para una cartera muy pequeña”, sugiere González. A la pregunta sobre si la gestión pasiva le convenga más a un pequeño inversor por ser más barata que la gestión activa, González matiza: “Tiene sentido pagar para tener gestores que aportan un extra de rentabilidad frente a los índices. Son un grupo reducido, pero los hay”. Sin embargo, “en caso de no poder acceder a estos productos o no contar con un profesional que haga la selección, lo mejor es la gestión pasiva”, concede.

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