Ir al contenido
_
_
_
_
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

El negocio del deporte

El mercado del consumo deportivo lleva decenios desarrollándose en España; visto en perspectiva, lleva una tendencia ascendente moderada pero sistemática. Para ser exactos, el mercado deportivo es más un conglomerado de actividades —que van desde la ropa deportiva hasta las instalaciones (gimnasios), escuelas, educación deportiva o sociedades organizadoras de eventos— que un mercado propiamente dicho. Tiene mucho que ver con el cuidado físico del cuerpo y la idea machaconamente difundida de que el ejercicio físico equivale a salud. Andar, correr o practicar senderismo está al alcance de cualquier persona, casi con independencia de su situación física; pero requiere indumentaria y protección adecuada, circunstancia que obliga a gastar dinero. Practicar ejercicios más intensos o continuados en un gimnasio exige una voluntad más sistemática y un gasto superior; y así se va escalando poco a poco en la adicción al deporte de intensidad, que en los casos patológicos se manifiesta en vigorexia. Ese es el abanico de actividades que se traduce en consumo y en negocio explotable.

El mercado no es nuevo, pero lo cierto es que el consumo deportivo español no ha alcanzado a desarrollarse del todo por razones diversas. Quizá la principal sea que no está arraigado el hábito de practicar deporte. En España el sedentarismo forma parte de los rituales de madurez; con suerte, se juega al fútbol o a otros deportes durante la enseñanza media; y tal vez se prolonga la práctica deportiva de forma cada vez más espaciada mientras se cursan estudios superiores y se cancela el esfuerzo una vez que se consigue un empleo o se entra en nuevas fases vitales. La proporción de personas que practican el deporte de baja intensidad (jogging, caminar) o de intensidad moderada como una forma de vida, incluida sin más en la rutina diaria, es menor en España que en los países del entorno. Una baja propensión marginal al deporte es difícil de corregir, como casi todos los hábitos. Lo que pueden hacer la educación y las leyes posiblemente sea eficaz, como sostienen los pedagogos y reformistas, pero es de larga maduración.

La afición por el deporte personal, aunque proporcionalmente baja en España, ha llegado para quedarse. Sobre esta demanda básica, el negocio de suministro a los demandantes está garantizado. Pero, como en otras actividades económicas, el desarrollo empresarial toma la forma de minifundio, con muy escasas expectativas de concentración a corto y medio plazo. El minifundismo tiene, como es sabido, graves inconvenientes. Por ejemplo, el riesgo de baja calidad en los servicios de ciertos establecimientos (como los gimnasios); o la subretribución de los empleados; o el escaso desarrollo tecnológico que se incorpora al suministro deportivo, a pesar de que la tecnología, también en el deporte, es obligada para aumentar el mercado. No es un secreto que la industria textil es una de las que incorporan mayor tecnología; los nuevos tejidos deportivos suelen ser la avanzada de la clase de ropa que después se venderá en los grandes almacenes. En estos momentos, la inversión nueva en el mercado deportivo, lastrada por el minifundismo comercial, es insuficiente.

Pero a cambio, en España se detecta una gran ventaja para el futuro. Abundan los emprendedores jóvenes, con vocación de riesgo, que no dudan en implicarse en negocios poco tradicionales. Por otra parte, los mecanismos de financiación funcionan bien. Como en otros mercados donde es imprescindible la aparición de emprendedores, el capital riesgo aporta un flujo de capital razonable.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_