La inversión en I+D sigue perdiendo peso en España pese a la recuperación
Los datos del INE certifican que el desembolso en Investigación y Desarrollo retrocede por sexto año consecutivo en relación al PIB, es decir, reduce su tamaño en la estructura productiva
A pesar de la recuperación económica, la inversión en Investigación y Desarrollo sigue perdiendo peso. Aunque el gasto aumentó un 0,7% en 2016, la economía creció un 3,3%. Así que el desembolso se situó en el 1,19% del PIB frente al 1,22% de 2015, según datos del INE publicados este martes. Es decir, la proporción de I+D en la economía retrocede. Pese a que este capítulo desempeña un papel fundamental a la hora de beneficiarse de la revolución tecnológica en ciernes, España continúa perdiendo puestos en Europa.
El conjunto de la economía española se gastó el año pasado 13.260 millones de euros en I+D, 88 millones más que en el ejercicio precedente. La buena noticia es que el sector privado elevó un 3% su inversión en I+D. No obstante, se trata de un crecimiento ligeramente por debajo del que registró el PIB. Es decir, las empresas mejoran sus cifras de inversión, pero no consiguen subirlas al mismo nivel que la actividad, con lo que se sigue perdiendo participación en la economía por octavo año consecutivo. Además, persiste otro problema crónico en esta materia: los cánones internacionales de los países avanzados dicen que el sector privado debería aglutinar en torno a dos tercios de la inversión en I+D. Sin embargo, en España solo supone la mitad, y eso solo se corrige muy levemente porque desciende el gasto en el sector público. O lo que es lo mismo, se corrige a las malas.
A pesar de que el sector privado haya aumentado el dinero puesto en esta rúbrica, parte de este incremento se ha visto neutralizado por una caída del 2,7% en la Administración Pública y del 1,5% en la Enseñanza Superior. La austeridad sigue imponiéndose en una de las partidas presupuestarias que más ha sufrido la crisis. Con cifras de los presupuestos realmente liquidados, entre 2009 y 2015 el Estado y sus organismos recortaron esta partida a la mitad. Y estos datos del INE apuntan que en 2016 se registró un nuevo ajuste público. El motivo radica en que a mitad del año pasado el Gobierno tuvo que imponer un cierre de gastos para poder cumplir con los objetivos de déficit que exigía Bruselas. Y eso ha dejado sin ejecutar muchas partidas de I+D.
Como resultado, la recuperación del I+D resulta tibia, sin impulso público y a muy larga distancia de lo que ocurre en Europa. Mientras que en la UE se gasta un 27,4% más que en 2009, en España todavía se desembolsa un 9,1% menos, según datos de la Fundación Cotec extraídos de Eurostat. El retraso español es manifiesto. Junto a Portugal y Finlandia, España compone el pequeño grupo de países de la UE donde todavía no se han restablecido los niveles de I+D previos a la Gran Recesión. En el contexto europeo, España ha perdido tres posiciones con la crisis y queda en el puesto 17 de los 28 estados miembros.
En la actualidad, la inversión en I+D solo supone el 59% del gasto medio en la UE. Es decir, entre 2009 y 2016 se han perdido 13 de los 21 puntos de convergencia que España había recortado entre 2000 y 2009. Países como Estonia, Eslovenia, Hungría, República Checa o Portugal presentan niveles más altos. “Seguimos perpetuando un modelo productivo de elevado riesgo que nos deja a la cola de Europa”, sostiene Jorge Barrero, director general de Cotec.
Un cóctel explosivo de empresas demasiado pequeñas, la predominancia de sectores de baja cualificación, una universidad poco conectada con la actividad empresarial y una banca que no suele financiar proyectos basados en conocimientos intangibles dificultan mucho la mejora del I+D.
Tampoco los sucesivos Gobiernos se han volcado como deberían. Sus planes para fomentarlo no terminan de funcionar. Se ha desarrollado un régimen de ayudas fiscales a las empresas que figura entre los más generosos del mundo, según un estudio del FMI. Sin embargo, de estos incentivos se benefician sobre todo las grandes por actividades que ya hacen de todos modos. Respecto al gasto público, se intenta cada vez más impulsar los créditos blandos en lugar de las subvenciones directas. Y ni las universidades ni las instituciones públicas saben o tienen la capacidad para recibir créditos. De modo que muchas de esas ayudas ni siquiera se aprovechan.
Y lo peor es que España permanece a la cola de la región que se encuentra más retrasada. Según el último estudio de la OCDE, Estados Unidos, China, Corea o Japón están dejando muy atrás a Europa en todo lo referente a tecnologías de información e investigación, con los efectos que esto tiene en la productividad y, por tanto, en el crecimiento a medio y largo plazo.
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