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Compañero del amigo felino

Objetivo: salvar al lince ibérico. La Consejería medioambiental andaluza protege a esta especie

Varios linces en campos andaluces controlados por Iberlince.
Varios linces en campos andaluces controlados por Iberlince.Junta de Andalucía

Al grito de ¡Salvemos al lince ibérico!, 25 socios impulsaron, en 2011, Life+Iberlince, un programa Life de la Unión Europea para recuperar la distribución histórica de este emblemático animal en España y Portugal, coordinado y liderado por la Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio de la Junta de Andalucía. En este punto, un lector puede pensar: “¿Y qué tendrá esto que ver con responsabilidad social corporativa [RSC]?”. Todo, porque entre esos 25 socios citados, entre administraciones, organismos públicos y organizaciones no gubernamentales, figuran tres empresas privadas que quisieron aportar su conocimiento: Fomecam (una ingeniería ambiental), Agroforex (una compañía agroforestal), Acajú (comunicación ambiental). La Consejería, como directora de orquesta, las integró en la iniciativa porque tiene claro que esta línea de trabajo al alimón es el camino. “Tratamos de convertirnos en un canal de distribución de la responsabilidad social de las empresas”, lo expresa el viceconsejero, Luis Fernández Garijo.

Por ley y por conciencia

JOSÉ FISCAL LÓPEZ, CONSEJERO DE MEDIO AMBIENTE Y ORDENACIÓN DEL TERRITORIO

En el marco de la RSC, el papel de las Administraciones públicas no debe ser otro que el de canalizador de los proyectos y, obviamente, de vigilante y garante del cumplimiento de la legalidad. También debemos promover propuestas de participación social, facilitando una labor que las empresas deben desempeñar por ley y por conciencia.

En la Junta de Andalucía y en la Consejería que dirijo así lo creemos. En esta línea, coordinamos el Sistema Comunitario de Gestión y Auditoría Ambientales, un sistema de gestión ambiental voluntario europeo que garantiza que las organizaciones registradas en él cumplen la norma ambiental y mejoran constantemente sus prácticas. Andalucía cuenta con 72 organizaciones inscritas en él que engloban 163 centros de trabajo y 45.900 trabajadores.

La Consejería lidera una potente línea de cooperación con empresas punteras a través de convenios de muy diversa índole, como socios de programas propios vinculados a la educación, la integración social, al reciclaje, a la conservación de la rica biodiversidad autonómica y también con el impulso de programas europeos de preservación medioambiental y de investigación de nuevos modelos de gobernanza en las actividades económicas.

Conjugar economía y medio ambiente, generando beneficios colectivos, no solo es una oportunidad de emprendimiento para las entidades, sino una forma de consolidarse en su entorno cercano, la única vía para avanzar.

A veces los primeros contactos tienen lugar de manera informal. Al fin y al cabo, la Consejería se esfuerza por estar en el epicentro de todo lo que tiene que ver con medio ambiente en Andalucía, y porque la relación con el mundo empresarial sea fluida. Un directivo que se acerca en una presentación o una charla: “Viceconsejero, tenemos un proyecto precioso que nos gustaría desarrollar”. El viceconsejero que contesta: “Ve a verme a mi despacho y lo hablamos”. No es que las cosas vayan rápidas a partir de aquí, porque hay filtros que pasar, muchos aspectos técnicos y legales que considerar, una serie de cautelas que tener en cuenta. “Hemos de ser nosotros quienes marquemos los criterios”, recuerda Fernández Garijo. Quizás todo eso ralentice el proceso, pero “también lo hace más seguro”, acota. “La clave está en la transparencia y en la información; dejar claras las reglas del juego, los objetivos e intereses de las partes implicadas, contribuye a mejorar la relación público-privada”.

Y en eso está la Consejería porque los beneficios, que es de lo que se trata, son muchos. Proteger, cuidar, controlar y reintroducir en sus hábitats tradicionales a las poblaciones de lince ibérico no solo ha ayudado a la especie (403 ejemplares en el censo de 2015, 361 de ellos en Andalucía), sino a los trabajadores contratados para el proyecto o a las empresas locales asociadas a la gastronomía, la fotografía o el turismo activo. “Entendemos la RSC como una apuesta social, integral, que incluye a las grandes compañías, por supuesto, pero también a los ciudadanos, que tenemos responsabilidad sobre las decisiones y conductas de esas empresas”, reflexiona Fernández Garijo. Y a la propia Administración.

Un técnico del proyecto Iberlince coloca a uno de estos animales un localizador.
Un técnico del proyecto Iberlince coloca a uno de estos animales un localizador.Junta de Andalucía

Decisión legal

El proyecto de ley andaluza de cambio climático, que previsiblemente llegará al Parlamento autonómico en el primer trimestre de 2018, recoge un registro de la huella de carbono de determinados servicios y productos. “Será una herramienta más para que los consumidores decidan”, destaca Fernández Garijo. La idea es tratar de promover “una nueva cultura climática”, que ponga en valor otros criterios además del precio o la cuenta de resultados. Las aproximadamente 70 compañías adheridas voluntariamente al Sistema Andaluz de Compensación de Emisiones así lo han entendido. La futura ley irá un paso más allá, incorporando un Sistema Andaluz de Reducción de Emisiones que obligará a pisar el freno a unas 600 empresas que consumen más de tres gigavatios-hora al año, y controlará de cerca, como un semáforo en ámbar, a otras 600 que se encuentran entre uno y tres gigavatios. A esta obligación se somete la propia Administración y sus centros públicos, como hospitales o colegios. “Todos estamos en el mismo barco, bajo la misma tormenta”, declara.

Una de las lagunas del Parque de Doñana que se están regenerando.
Una de las lagunas del Parque de Doñana que se están regenerando.Junta de Andalucía

La charla con el viceconsejero permite atisbar el otro lado, el papel que una Administración puede (en este caso quiere) jugar como facilitadora, acompañante, impulsora, canalizadora (el término empleado por Fernández Garijo) de la responsabilidad social empresarial. Su consejería comenzó a andar por este camino a finales de los años noventa, planteando, por ejemplo, reservas naturales concertadas en colaboración con los propietarios establecidos en ese territorio, o acordando con Red Eléctrica Española (REE) medidas para acabar con las electrocuciones de las águilas imperiales en los tendidos eléctricos. “Cada vez son más las empresas que se quieren comprometer, entre otras cosas porque entienden que es lo mejor para ellas; estoy convencido de que esta actitud responsable hacia su entorno las hace más fuertes”, constata.

Proyectos que cuajan

Cuando un incendio afectó en 2005 al espacio natural de Sierra Nevada, la firma Aguas Font Vella y Lanjarón pidió colaborar con la Junta de Andalucía en las tareas de restauración forestal: a partir de 2009 actuó en una superficie de 100 hectáreas del término municipal de Lanjarón, plantando 100.000 ejemplares de roble, encina, arce, cerezo, sauce, mostajo, majuelo, agracejo y espino. Los sistemas integrados de gestión de envases Ecoembes y Ecovidrio pretendían llegar a los mayores andaluces, y para eso contactaron con la Junta de Andalucía y la Federación Andaluza de Municipios y Provincias. ¿Resultado? Entre 2011 y 2016, un total de 18.809 personas participaron en la iniciativa Recapacicla para el fomento del reciclaje entre la población mayor de la comunidad autónoma. “Cada vez más proyectos, algunos más ambiciosos, otros más modestos, están cuajando, y calando en el conjunto de la sociedad”, asegura Fernández Garijo.

Voluntarios participan en la repoblación de Lanjarón.
Voluntarios participan en la repoblación de Lanjarón.Junta de Andalucía

Y cuando se trata de Doñana, joya natural de la corona andaluza, las manos para ayudar se multiplican. REE y Medio Ambiente trabajan conjuntamente en tareas de seguimiento, conservación y recuperación del águila imperial ibérica: señalización de los territorios de cría, adecuación de árboles de gran porte para favorecer el hábitat de nidificación, suministro de alimentación durante la época de reproducción, regeneración del ecosistema ribereño del arroyo del Algarbe (Chucena e Hinojos) y creación de un hábitat para especies de presa en el corredor de la Palmosa (Almonte). Heineken España quería ayudar a mejorar la calidad del agua, ingrediente fundamental en la elaboración de cerveza, y ha firmado un convenio de colaboración con la Junta para restaurar zonas húmedas y contribuir al ahorro de consumo en los edificios e instalaciones de este espacio natural.

A finales de junio, Doñana sufrió un incendio salvaje, el mayor registrado en 2017 (al menos hasta que llegó la ola de fuego que devastó Galicia), que consternó a Andalucía y al resto del país: 8.486 hectáreas arrasadas, el 80% dentro de la zona protegida de uno de los espacios naturales más importantes de Europa. Ahora mismo la situación se encuentra en compás de espera. “Analizamos el asunto y estamos dando tiempo a una posible regeneración natural”, informa el viceconsejero. El año que viene tocará actuar, determinando muy bien en qué zonas y con qué especies. “Estableceremos un marco general, un protocolo de acción, integrando a todas las compañías que quieran colaborar”. Ya hay 8.000 voluntarios inscritos en la web de la Consejería de Medio Ambiente. Y se suceden las llamadas de empresas de todos los tamaños que desean participar en el proyecto. “La respuesta espontánea ha sido sencillamente espectacular. Hay cosas que no dejan indiferente”, concluye. A nadie.

Los datos

El proyecto Life+Iberlince generó entre 2011 y 2016 más de 61.619 jornales eventuales y 70 empleos fijos en Andalucía

Ha conseguido más de 25 socios y 132 convenios de colaboración en unas 95.000 hectáreas de la comunidad

Heineken España destinará 300.000 euros a la restauración de zonas húmedas en Doñana

18.809 mayores participaron en el proyecto Recapacicla entre 2011 y 2016

La marca Lanjarón repobló 100 hectáreas del término municipal de Lanjarón tras el incendio de 2005. Plantó 100.000 árboles

La población del águila imperial ibérica ha alcanzado las 101 parejas nidificantes, un 6,3% más que en 2014

Contenido patrocinado elaborado con la colaboración de la institución.

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