_
_
_
_
_
ENTREVISTA

Antón Costas: “Hay márgenes empresariales elevados para subir salarios e invertir en tecnología”

El catedrático de Economía señala que el mayor riesgo de la economía está en la baja retribución de los trabajadores

Íñigo de Barrón
Anton Costas
Anton CostasCarlos Rosillo

En mitad de la oscuridad que provoca la tormenta de Cataluña y la larga crisis económica, Antón Costas (Vigo, 1949) aporta luz sobre por dónde está la salida. Desde su posición de catedrático de Economía de la Universidad de Barcelona, consejero de varias empresas y expresidente del Círculo de Economía de Barcelona, sus duras críticas al sistema cobran más valor. Uno de los ejes de su discurso es que los bajos salarios están en la base de los problemas económicos, como refleja en el nuevo libro El final del desconcierto (Península).

“Lo dice el BCE y el FMI; el mayor riesgo de la economía está en la baja retribución de los trabajadores, que no se está recuperando ni con la mejora de la economía. Lo que más beneficiaría a las empresas y a la economía es subir los sueldos”, dice Costas.

Entonces, ¿por qué no llega la subida retributiva? “Los empresarios y las patronales no tienen una visión clara de futuro en esta cuestión, no tienen capacidad profética y son gregarios. Sin embargo, hay márgenes empresariales elevados en España con capacidad para subir los sueldos e invertir en tecnología”, afirma el profesor. Incluso sostiene que la baja productividad está relacionada con la escasa remuneración y la alta temporalidad del trabajo, y no al revés, como se sostiene con frecuencia. “No se puede elevar la productividad cuando no hay salarios decentes. Los empleados que ganan poco no invierten en su formación y la empresa donde trabajan tampoco porque, en muchas ocasiones, son temporales o a tiempo parcial. Además, tenemos demasiadas empresas muy pequeñas que afrontan la crisis con despidos. No sé de dónde sale que la economía puede ser eficiente con esta estructura…creo que la empresa tiene margen para reducir la deuda y financiar la renovación tecnológica”.

Costas cree que, hasta ahora, “gran parte de la reducción de la deuda empresarial se ha hecho con cargo a la bajada de salarios”, apunta, al tiempo que concluye que “a largo plazo, la riqueza y el bienestar dependen de la productividad”.

Este tema clave lo aborda en el libro porque explica que España es el país donde más ha crecido la desigualdad de entre los miembros de la OCDE, solo por detrás de Bulgaria. Esta es una de las herencias “de la más grave crisis económica y política que vive España desde la Transición democrática”.

Para paliar la situación, Costas reclama “reconstruir el contrato social y político que dio extraordinarios frutos y que ha sufrido un gran deterioro por la crisis”. Ese contrato social “funcionó como un pegamento que proporcionó un compromiso de todos los miembros y grupos de la sociedad para compartir un proyecto común de futuro. Desde la izquierda a la derecha aceptaron este compromiso basado en la confianza en la economía de mercado como sistema capaz de impulsar el crecimiento y repartir equitativamente sus frutos entre salarios y beneficios. El Estado debía redistribuir equitativamente la renta y la riqueza... eso es lo que hay que recomponer”.

Innovación tecnológica

El autor propone que el nuevo contrato social se actualice en una economía con innovación tecnológica, abierta y competitiva. “Debe haber un vínculo entre el capitalismo de mercado y el progreso social. Defiendo el contrato liberal-socialdemócrata que venza el recelo de la izquierda contra el mercado. En el contrato del siglo XXI los ingresos de los individuos y hogares vendrán menos que en el pasado del empleo y salarios y más de prestaciones sociales y rentas mínimas”.

El error de los grandes partidos socialdemócratas ha sido, apunta Costas, creer que podían desregular los mercados. “Creyeron que la disciplina del mercado vencería las resistencias de las sociedades a la modernización. Fue un craso error porque no lideraron la modernización y los socialdemócratas están pagando la factura”.

El expresidente del Círculo de Economía cree que los ciudadanos deberían pedir responsabilidades “a los políticos que aplican sistemas económicos que saben que van a fracasar”. Recuerda los fracasos de la política de austeridad de Merkel “que provocó que la zona euro fuera la única economía del mundo con dos crisis económicas entre 2008 y 2012”. Niega que “España viviera por encima de sus posibilidades por altos salarios. El problema fue el abuso del crédito, que beneficiaba a bancos franceses y alemanes”.

¿Confía en que llegue un nuevo contrato social? “Sí porque la alternativa es la barbarie. Si somos egoístamente inteligentes lo defenderemos porque es mejor para todos. Soy optimista, aunque ahora los optimistas parecen bobos”, afirma.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Íñigo de Barrón
Es corresponsal financiero de EL PAÍS y lleva casi dos décadas cubriendo la evolución del sistema bancario y las crisis que lo han transformado. Es autor de El hundimiento de la banca y en su cuenta de Twitter afirma que "saber de economía hace más fuertes a los ciudadanos". Antes trabajó en Expansión, Actualidad Económica, Europa Press y Deia.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_