Cómo poner a salvo los ahorros en verano
Algunos fondos permiten a los inversores marcharse de vacaciones sin tener que preocuparse por su dinero durante un periodo propicio para los sustos
"Sell in may and go away and don’t come back till St. Leger Day.” En traducción libre, este refrán inversor dice algo así como: vende tus acciones en mayo y no vuelvas a Bolsa hasta mediados de septiembre, que es cuando se celebra St Leger Day (hoy ya todo un festival de más de tres días que tiene lugar en Doncaster y que, desde 1776, finaliza con una de las carreras de caballos más emblemáticas del Reino Unido). Originalmente parece ser que era una clara recomendación que se hacía a aristócratas y banqueros para que se fueran tranquilos en verano a sus residencias del campo, sin preocuparse por lo que pudiera pasar en los mercados de valores.
Hoy por hoy ni los destinatarios son los mismos ni los plazos son tan concretos, pero en ocasiones si se hace una recomendación similar para aquellos inversores conservadores que durante las próximas semanas de calor no quieren ni oír hablar de cotizaciones. No son muchas; incluso algunas incorporan un mínimo de riesgo —hay que recordar que el entorno actual es de tipos de interés cero—, pero existen a corto plazo alternativas a la Bolsa. Estas opciones existen incluso sin tener en cuenta ni los tradicionales depósitos a plazo, con rentabilidades en la inmensa mayoría de los casos bastante por debajo del 1% anual a plazos de entre uno y dos meses, ni las cuentas corrientes remuneradas ni la deuda pública española, cuyos rendimientos a tres meses vía letras del Tesoro es negativo en casi medio punto porcentual.
Abanico de opciones
Para César Ozaeta, gestor de fondos de Abante, los fondos de retorno absoluto son una de esas posibilidades. “En principio, el inversor se asegura una determinada rentabilidad no vinculada al comportamiento de los mercados. Se trata de fondos muy flexibles en su gestión —pueden tomar posiciones a más o menos plazo, según consideren— que en términos anuales están dando rendimientos entre el 1,5% y el 3%. Entre ellos, por ejemplo, el BlackRock Fixed Income Strategies, con una duración de casi cero”. En el caso de que el inversor quisiera proteger su cartera, Ozaeta cree que podría recurrir a los fondos de bonos en dólares, “que en principio dado el cambio actual [1,15 dólares por euro] podrían darle un rendimiento vía divisa y vía tipos de interés”.
En el mundo de los fondos de inversión, Ignacio Perea, director de inversiones de Tressis, también apuesta por los fondos de renta fija flexible, precisando eso sí que se debe admitir un mínimo de riesgo. “Son fondos que gestionan el comportamiento de los tipos de interés y saben moverse en estos entornos protegiendo siempre la rentabilidad de las carteras. Su objetivo de rentabilidad se sitúa entre el 1% y el 4% y que se logre uno u otro rendimiento depende de la volatilidad asociada al riesgo del propio fondo. Para una volatilidad entre el 1% y el 2%, a tres meses se pueden conseguir retornos entre el 0,6-0,7% que, en cualquier caso, es bastante más que lo que da un fondo monetario”. Según los últimos datos de la Asociación de Instituciones de Inversión Colectiva (Inverco), los fondos monetarios ofrecían en los primeros seis meses de 2017 un rendimiento medio ponderado del -0,11%.
Alfonso Manso, responsable de gestión de activos de Aegon, hace hincapié en ésta última se trata de una inversión no exenta de riesgos dado que sus principales emisores son empresas, principalmente del sector financiero. “Una opción que consideramos para conservar la tranquilidad en estos meses de verano son los bonos con cupón flotante o floating rate notes”. Manso explica que se trata de una inversión en el mercado de renta fija, con la que se evita estar expuestos a la volatilidad que puede presentar la Bolsa en estos meses estivales, donde la escasez de liquidez en el mercado amplifica los movimientos tanto al alza como a la baja. Por otro lado, agrega este experto permite atenuar el principal riesgo al que se enfrenta ahora el mercado y que no es otro que el derivado de la normalización de las políticas monetarias por parte de los bancos centrales una vez que el crecimiento económico parece asentarse. “Hasta ahora, esa posibilidad no ha sido bien recibida por el mercado y hemos asistido a repuntes importantes en las rentabilidades de la deuda soberana, lo que ha generado pérdidas para el inversor en renta fija. Por tanto, eventuales subidas en los tipos de interés serían recogidas por este tipo de bono, que ve incrementado su cupón en la misma proporción, reduciendo el riesgo de tipos de interés de la cartera”, indica Manso.
Tarea complicada
Buscar una rentabilidad extra a la cartera ante la llegada del verano es de por sí complicado, pero en el entorno actual de tipos cero lo es aún más, según reconocen desde Gesconsult. Los expertos de esta gestora explican que, desde el pasado verano y tras marcar mínimos el bono alemán a 10 años, su estrategia tanto en renta variable como en renta fija ha cambiado. “En Bolsa porque ante un entorno de subida de tipos, hemos vuelto a considerar la inversión en bancos, domésticos principalmente. En renta fija, nos hemos centrado en la reducción de la duración en las carteras, en la compra de bonos flotantes (en euros y dólar), bonos ligados a la inflación y coberturas sobre el bund”.
En este sentido, señalan que Gesconsult Renta Fija Flexible es un fondo para beneficiarse de un nuevo escenario de tipos al alza y un entorno de inflación. Por otro lado, Gesconsult Corto Plazo es un fondo para preservar capital y aporta un plus de capital en el entorno actual de tipos cero. “Ambas son inversiones para vivir tranquilo sin tener en cuenta los mercados en verano, para los inversores de perfil más prudente y conservador”, añaden.
Como ven, el riesgo es inherente a la inversión, pero hay estrategias que permiten minimizarlo y así desconectar durante las vacaciones.
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