Sanidad y educación recuperan más de la mitad del empleo perdido desde la crisis
La docencia había recobrado en enero de 2017 25.513 ocupados; y la sanidad, 15.044 efectivos.
Las comunidades autónomas perdieron durante la crisis unos 55.000 empleos en docencia no universitaria y sanidad. Entre 2012 y 2013, se recortaron 33.237 puestos de trabajo en educación. Y entre 2012 y 2014 se evaporaron 29.720 plazas del sistema sanitario. Sin embargo, desde 2015 se ha dado una recuperación de los efectivos conforme crecían los ingresos de las autonomías. Hasta el punto de que en educación se ha recuperado el 77% de lo perdido. En sanidad, el 50%.
A la luz de los últimos datos del boletín de registro de personal del Ministerio de Hacienda, con fecha de enero de 2017 la docencia ha recobrado 25.513 ocupados. Y la sanidad, 15.044 efectivos. Es decir, se han restablecido los niveles de plantilla que había en 2008 y 2009, justo cuando comenzó la crisis.
Los recortes en estos dos ámbitos, sin embargo, empezaron bastante más tarde que en el resto de sectores. Entre 2009 y 2011, las comunidades todavía recibieron más fondos a pesar de que la crisis hundía la recaudación tributaria. El sistema de financiación proporciona los recursos a las comunidades con retraso. Las liquidaciones definitivas se saldan dos años más tarde. Y eso provocó que los ingresos de las autonomías siguiesen creciendo en medio de la recesión y que, por lo tanto, las plantillas siguieran aumentando. Hasta 2012, año en el que se alcanzó el pico de personal. Entonces el Gobierno aprobó tres decretos que permitieron recortar efectivos.
En educación, se elevó la ratio de alumnos por profesor y se obligó a los docentes a permanecer más horas, lo que facilitó el ajuste de personal. En sanidad, simplemente se trasladó a los equipos más carga de trabajo. Y todo ello hizo que se dejasen de renovar interinos. Los mismos interinos que ahora vuelven y a cierre de 2015 suponían el 23% de la plantilla. “El empleo en las comunidades está directamente ligado a los recursos que tienen. Tan pronto como disponen de más dinero, sienten mucha presión social para mejorar los servicios”, explica un alto cargo de la Administración central. Y eso puede propiciar una espiral de gasto, alerta esta fuente, máxime cuando los desembolsos sanitarios se enfrentan a las cada vez mayores necesidades que origina el envejecimiento de la población.
Por esa razón, la Autoridad Fiscal ha defendido que se intente valorar cuáles son las necesidades reales de gasto. Al principio, cuando se cedieron las competencias, se hizo un cálculo del coste estándar de dar el servicio. Así que se podría volver a algo así para determinar qué es razonable. De lo contrario, los expertos señalan que todas las negociaciones sobre financiación de las comunidades acaban siempre subiendo los recursos.
Los sindicatos no hacen la misma lectura. “Para nosotros la recuperación no es suficiente”, afirma un portavoz de CSIF, sindicato mayoritario en la función pública. “Si se miran las cifras se ve que ha habido un serio deterioro en políticas de personal y eso se ha trasladado a los servicios básicos del estado del bienestar que reciben los ciudadanos. No sobran maestros ni sobran sanitarios, sino todo lo contrario. Un ejemplo son las listas de espera quirúrgicas”, añade.
“En educación, hemos recuperado algo más de la mitad de los empleos pero ha sido con empleo precario, temporal, con interinos a veces contratados a media jornada o a un tercio de jornada. La primera consecuencia de los recortes es que uno de cada cuatro profesores están en situación de temporalidad”, afirma Francisco García, secretario general de Enseñanza de CC OO.
La segunda, añade, es el efecto en el sistema educativo: “Hemos perdido calidad y equidad. Las ratios de alumnos por profesor han crecido cinco veces más en la pública que en la privada. En los grandes núcleos urbanos, las ratios en secundaria han vuelto a cifras de finales de los ochenta y principios de los noventa, con tres, cuatro y hasta cinco alumnos más por clase de media”. Los alumnos con más dificultades también sufren los recortes: “Las medidas de atención a la diversidad, como los grupos de refuerzo o las horas de desdoble en lengua y matemáticas se han reducido drásticamente o han desaparecido”, señala García.
Estas críticas han provocado que el Gobierno haya acordado un plan para reducir la temporalidad y permitirá a las comunidades elevar la oferta de empleo.
El gasto aún no se ha restablecido
El gasto en sanidad y educación no ha recuperado los niveles de 2009, cuando se tocaron los máximos. En salud, los desembolsos alcanzaron en ese ejercicio los 72.939 millones frente a los 67.578 registrados el año pasado. En educación, la partida sumó en 2009 los 49.692 millones, por encima de los 44.640 dedicados en 2016. Con las últimas previsiones del Gobierno remitidas a Bruselas, el gasto en sanidad no se recuperará hasta 2020. Y en docencia simplemente no se recobrará.
Estos datos explican que el gasto sanitario y educativo total como porcentaje del PIB se mantenga por debajo de la media de los países de la OCDE, tal y como ha subrayado el think tank Fedea en sus informes sobre los altibajos del gasto sanitario. Estos trabajos han resaltado el efecto de los ajustes en la sanidad pública: "Es indudable que los recortes en personal han hecho caer la cantidad y la calidad de los servicios, tal y como las preguntas de opinión en los barómetros sanitarios han venido reflejando hasta 2016", apunta Sergi Jiménez, profesor de la Universidad Pompeu Fabra y miembro de Fedea.
El director del Centro de Investigación en Economía de la Salud de la Pompeu Fabra, Guillem López Casasnovas, asegura que "aunque el incremento es marginal, la secuencia es conocida". Y explica: "Con la crisis, se produce una erosión salarial y la disminución selectiva de cargas. En la recuperación, se da un aumento de plantillas y recuperación salarial, aplicada a plantillas aumentadas y el resultado esperado, un crecimiento del gasto total".
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