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Bankia gana las demandas de las grandes empresas por la salida a Bolsa

El banco público paga a los clientes de altos patrimonios y pequeñas firmas con las que pierde demandas

Íñigo de Barrón
Una oficina de Bankia en el centro de Madrid.
Una oficina de Bankia en el centro de Madrid.Jaime Villanueva

Los tribunales obligaron a Bankia a pagar 1.823 millones a los pequeños inversores que acudieron a la salida a Bolsa de 2011, pero no hará lo mismo con las grandes empresas. En febrero de 2016, el Supremo aclaró que las grandes firmas “tienen acceso a información complementaria” a la del folleto, que era “inexacta”. Los juzgados argumentan que invirtieron no solo por el valor económico, sino por estrategia empresarial o vínculos financieros con Bankia. Iberdrola, Festina, Porcelanosa, Meliá y algunas constructoras han perdido y han recurrido. Bankia sí paga a grandes inversores particulares y empresas pequeñas.

Los llamados “inversores institucionales” de Bankia eran aquellos que invirtieron más de 250.000 euros en la salida a Bolsa, según el folleto. Entre todos ellos, colocaron 1.200 millones de euros en acciones en el verano de 2011. La mitad de ese dinero acabó en pérdidas, el resto se vendió antes de que cayeran los títulos.

Estas participaciones estuvieron siempre bajo la polémica por las posibles presiones gubernamentales para apoyar a Bankia en su estreno bursátil. Al margen de estos asuntos poco demostrables, el banco ha mantenido una batalla a cara de perro contra las grandes empresas que le han demandado. Por el contrario, la entidad pública está pagando a los grandes inversores particulares, despachos profesionales (ambos pueden ser clientes de banca privada) o empresas muy pequeñas contra las que está perdiendo en los tribunales. En total, tiene un riesgo de 70 millones en este tipo de demandas.

Bankia provisionó 1.840 millones para atender todas estas reclamaciones y aún cuenta con un remanente de unos 23 millones para atender los casos que pierde de estos clientes institucionales.

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Comprar por estrategia empresarial

Algunos tribunales han manifestado en sus sentencias que invirtieron en Bankia no únicamente por la solvencia del emisor, sino por otros motivos como la estrategia empresarial y de financiación desarrollada desde años atrás. Por eso, sostienen que la información que figura en el folleto, considerada inexacta, no resultó relevante para la adopción de la decisión de invertir en el caso de las grandes compañías.

Este es el caso de Iberdrola, que fue socio estratégico de Bankia, entidad que se anotó grandes pérdidas al vender los títulos adquiridos en los momentos álgidos de Bolsa. Bankia llegó a tener el 5% de la eléctrica y tuvieron consejeros cruzados. Iberdrola perdió su demanda en primera instancia en marzo pasado. Reclamaba 12,4 millones y fue condenada a pagar las costas porque el juez consideró que tenía más capacidad de análisis que los pequeños inversores e intereses diferentes de la rentabilidad financiera de las acciones. Iberdrola ha recurrido a la Audiencia Provincial.

Festina Lotus ganó en el juzgado de primera instancia la reclamación de dos millones de euros, pero ha perdido en la Audiencia Provincial de Madrid. Los magistrados de la sala vigesimoquinta se remiten a la doctrina del Tribunal Supremo. “Debe presumirse que un inversor cualificado o institucional goza de otros medios de conocimiento superiores a los de un pequeño inversor, sin que el folleto sea el único medio de conocimiento”.

Además, recuerda que el presidente de Festina-Lotus admitió que adquirió las acciones “por vincularse societariamente con las entidades prestamistas para asegurarse líneas de crédito para desarrollar su actividad empresarial y compensar el interés”. Porcelanosa es otra que ha perdido en los tribunales. El grupo Villar-Mir, que reclama 20 millones, está a la espera de que se fije fecha para el primer juicio. Según señalaron fuentes cercanas al grupo, dicha inversión fue efectuada a través de las compañías OHL, Ferroatlántica y Fertiberia, quienes acuden a los tribunales por separado. El que fuera consejero delegado de OHL, Javier López Madrid, era consejero de Bankia y está imputado por las tarjetas black.

Entre los que no han demandado están dos de las entidades más grandes: el Santander y Mapfre. El banco dijo asumir los riesgos de sus inversiones y la aseguradora entendió que tenía pocas posibilidades de ganar.

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Sobre la firma

Íñigo de Barrón
Es corresponsal financiero de EL PAÍS y lleva casi dos décadas cubriendo la evolución del sistema bancario y las crisis que lo han transformado. Es autor de El hundimiento de la banca y en su cuenta de Twitter afirma que "saber de economía hace más fuertes a los ciudadanos". Antes trabajó en Expansión, Actualidad Económica, Europa Press y Deia.

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