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Álvaro Martínez-Echevarría | Director general del Instituto de Estudios Bursátiles

Martínez-Echevarría: “En España se considera que el que gana dinero delinque”

“Si en finanzas solo se enseñan cuestiones técnicas y no morales, es un auténtico drama”

David Fernández
Álvaro Martínez-Echevarría, durante la entrevista en su despacho en la sede del IEB en Madrid. 
Álvaro Martínez-Echevarría, durante la entrevista en su despacho en la sede del IEB en Madrid. Saúl Ruiz

El Instituto de Estudios Bursátiles (IEB) fue el primer centro especializado en mercados financieros que hubo en España. Se fundó en 1989 y por sus aulas han pasado 85.000 alumnos. Álvaro Martínez-Echevarría y García de Dueñas tomó el relevo de su padre y dirige el centro desde hace 22 años.

Pregunta. ¿Cómo ha evolucionado la formación financiera desde que se fundó el IEB en 1989?

Respuesta. El primer gran cambio tiene que ver con la legislación. Tras la entrada de la Ley del Mercado de Valores se abrió el mercado a todo el mundo, ya que antes solo podían tener acceso las personas que opositaban a Agentes de Cambio y Bolsa. Además, la formación se ha especializado. Empezamos con un máster y ahora tenemos 11. Otra novedad es que se busca una formación a medida.

P. ¿Cuál es la estrategia de crecimiento de la institución?

R. Tenemos alianzas con centros anglosajones como Wharton o LSE, aunque nuestro ámbito de crecimiento más importante está en Latinoamérica. La mayoría de los alumnos extranjeros provienen de allí, sobre todo de México y Colombia. El próximo mes de octubre vamos a empezar un programa de análisis de riesgo de crédito en colaboración con la Bolsa mexicana. Queremos hacer formación de manera permanente en esta región.

P. ¿Por qué siguen siendo una entidad sin ánimo de lucro?

R. El IEB no tiene ánimo de lucro, pero tampoco propósito de ruina. Ganamos dinero, ya que facturamos mucho.

P. ¿Cuánto?

R. Doce millones y medio. Lo que pasa es que somos un centro pequeño, con un número de admisiones de alumnos reducido.

P. Con esa facturación, ¿por qué mantienen ese estatus?

R. La meta de un centro universitario es dar formación. Si el objetivo es económico, se puede distorsionar la calidad o el régimen de concesión de títulos. Aquí ha venido gente ofreciéndonos una importante donación si aprobábamos a determinada persona y le hemos dicho que no. Por otra parte, todos esos beneficios económicos se reinvierten en becas. La forma actual nos da libertad para mantener el sistema de selección de alumnos que nos parece mejor.

P. En finanzas, los conocimientos técnicos se pueden enseñar, pero ¿qué me dice de las cuestiones éticas y morales?

R. Creo que también se deben enseñar. Si solo se imparten nociones técnicas, es un auténtico drama. Muchos de los causantes de la crisis de 2007 habían estudiado en las mejores escuelas de negocios del mundo. Está bien enseñar cómo se hace una due dilligence, insistir en la importancia de la responsabilidad social corporativa, de las murallas chinas… Pero si no hay una sólida base moral detrás, esos mecanismos de control serán más fáciles de burlar.

P. ¿Qué han hecho ustedes en este sentido?

R. En nuestro centro hemos aumentado las horas dedicadas a la deontología profesional, pero volviendo a los orígenes en los que se basó la civilización occidental. Estoy hablando de Aristóteles, Platón, Sócrates o santo Tomás de Aquino. Además, hemos suprimido ese sistema de formación que se basa en la campana de Gauss y que obliga a competir a los alumnos, porque si no estaríamos formando monstruitos. Hay que fomentar valores como el compañerismo.

P. ¿Cree que la industria financiera ha aprendido de los errores?

R. Hay más gente que tiene este mismo discurso, pero no sé si lo aplican en sus centros universitarios. Veo que se insiste en fomentar la competencia. Por otro lado, España no ha cambiado de modelo productivo y confía en gran medida su crecimiento al sector inmobiliario. También me preocupa el actual sistema de enseñanza. ¿Cómo es posible que con dos suspensos se pueda pasar de curso? Eso es un auténtico drama. En España no tenemos recursos naturales y nuestro futuro pasa por la formación de nuestros jóvenes. Si no insistimos en el valor del esfuerzo y la disciplina, ¿qué tipo de sociedad estamos creando?

P. ¿Por qué España tiene algunas de las mejores escuelas de negocios del mundo y en el ámbito de las universidades no figura ninguna en los primeros puestos del ranking?

R. La diferencia es que en las escuelas de negocios decidimos nosotros cómo las queremos gestionar. Es un error que los dirigentes de las universidades tengan que ser académicos. La universidad es un mundo de docencia, no de gestión. La democracia está bien para la política, pero trasladarlo al ámbito de la ciencia es absurdo. Yo no sé por qué los bedeles o las señoras de la limpieza tienen que votar para elegir a la persona que dirige una universidad. Otro tema chocante es la falta de competencia entre centros. ¿Por qué hay que pagar a todos los profesores por igual y no premiar a los mejores? El sistema funcionarial que tenemos en el sistema público impide que vengan profesores extranjeros.

P. Algunos partidos políticos como Podemos han situado al sector financiero y al Ibex 35 en el centro de la “trama”. ¿Qué opina?

R. No estoy de acuerdo con esa estigmatización. En España se considera que el que gana dinero comete un delito. En mi opinión, si alguien se enriquece lícitamente, es un motivo de orgullo. Ya que cita usted a ese partido, no me explico por qué critican tanto a Amancio Ortega. Este señor se ha hecho a sí mismo, ha creado puestos de trabajo. Que lo critiquen partidos cuya financiación es cuando menos sospechosa es paradójico.

P. Habla de la importancia de los valores y saca pecho de cómo se gestiona el IEB. Sin embargo, ni en el consejo rector ni en el equipo directivo hay presencia de mujeres. ¿Por qué?

R. Bueno, tenemos dos jefas de departamento.

P. Pero no hay presencia femenina en los órganos de dirección.

R. Bueno, tuvimos a Isabel Estapé y lo dejó.

P. ¿No le parece que esta política es contradictoria con su discurso, aparte de anacrónica?

R. Eso no es exactamente así, nuestra jefa de estudios es una mujer. Hay que actualizar la web. Y ojo, sí está ahí es por sus méritos.

P. Me imagino que ni más ni menos que el resto de hombres de la directiva, ¿no?

R. También, también. Lo que quiero decir es que no creo en las cuotas. Ahora hay un planteamiento político según el cual tiene que haber un cupo de mujeres, y yo no creo en eso. Deben estar por sus méritos.

P. Entonces, ¿quiere decir que si en la dirección del IEB no hay presencia de mujeres es porque no han encontrado candidatas con los méritos suficientes?

R. No, es simplemente por casualidad. Quizá se debe a que los que fundaron la institución son gente mayor que todavía siguen ahí. Yo no estaba cuando se fundó el centro.

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Sobre la firma

David Fernández
Es el jefe de sección de Negocios. Es licenciado en Ciencias de la Información y tiene un máster en periodismo por EL PAÍS-UAM. Inició su carrera en Cinco Días y desde 2006 trabaja en EL PAÍS, donde se ha especializado en temas financieros. Ha ganado los premios de periodismo económico de la CNMV, Citigroup, Aecoc y APD.

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