Publicidad ‘low cost’
Los anuncios hechos en casa con un rotulador o un portátil son un subgénero de la publicidad en sí mismo
Alrededor de la publicidad existe un subgénero que aglutina a toda esa gente que cree que dentro de ella o él hay un director creativo y que con tan solo tener una idea brillante (sic), un ordenador y un par de rotuladores su producto se va a vender solo. Personas que creen que el papel lo aguanta todo y que componer un mensaje atractivo es "facile e divertente".
Y como el movimiento se demuestra andando, algunos ejemplos de este desmadre publicitario de bajo coste. El mundo de los servicios es el más propenso a realizar este tipo de acciones. Podemos ver a un tal Ngolo que además de arreglarte el ordenador por telepatía, puede curarte la disfunción eréctil y todo tipo de dolencias.
También está el vocalista en busca del grupo perdido, que, además de su prodigiosa voz, aporta algún que otro valor añadido...
O aquellos, que para hacernos la vida más fácil ofrecen sus servicios a domicilio.
Por último, el mítico panfleto publicitando "costo del gueno" ya es todo un clásico. No hemos podido dar con el autor por encontrarse en paradero desconocido.
Las webs de compraventa entre particulares es el lugar ideal para ver los más variopintos anuncios. Sin filtros y sin censura previa te puedes encontrar con cualquier cosa. Como este aprendiz de Jason Statham que no hace preguntas, tan solo ejecuta.
También hay los que el concepto de vender las cualidades del producto para conseguir el mejor precio posible no lo tienen muy interiorizado.
Mención aparte merece el bonito mundo de los mercadillos. La lucha por captar clientes hace que los dueños de los puestos tengan que realizar las promociones de sus productos deprisa y corriendo. Así, maridan artículos que a simple vista no están en la misma planta de un gran almacén
Las marcas más glamurosas están presentes en estos tenderetes de plástico y aluminio, aunque tengo el presentimiento que los artículos no son del todo originales
Algunos, incluso se ponen al día y celebran de manera muy sui géneris el rito anglosajón del Black Friday.
Para terminar, no todo este mundo de anuncios de bajo coste va a ser cutre. Eugene Romanovsky se ha currado un bonito comercial para vender su Suzuki Vitara del 96. Impresiona. El resultado final es de lo más profesional.
Pero este anuncio tiene truco. Eugene trabaja como director creativo de efectos especiales en el estudio israelí de animación Gravity y así cualquiera...
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.